El mal de los Sargazos...
Desde el mar de los sargazos, que es la versión más socorrida y a la cual nos inclinamos, llegan a raudales los sargazos, implantando la soledad y el rechazo a nuestras playas, por doquier, Boca Chica, playas de Barahona, pedernales en sus distintas versiones playeras, como el Can, Juancho, la playita, Bocanye, mosquea, San Luis, Cabo Rojo, las Cuevas y las Bahías de las Águilas, ahora se informa, toma el Cayo de Barahona una vez más.
El mar de los Sargazos, de donde asumimos ( a pesar de que los tamaños de las que hemos visto y tomado en las costas de Barahona, son pequeñas de estatura) viene esa inmensa biomasa, es una región del océano Atlántico septentrional (norte), afamado en los siglos XVII y XVIII por convertirse en cementerio de barcos veleros, este abarca parte del triángulo de las Bermudas, ligado a innumerables tragedias aéreas y marítimas, y a interminables leyendas de aparición y desaparición de OSVNIS Y OVNIS (el primero, es objetos sumergibles voladores no identificados y el segundo es objetos voladores no identificados), leyendas muy socorridas y de tradición de miles de años.
Este mar de extensión de alrededor de 3, 500,000 kilómetros cuadrados, estas últimas forman enormes cantidades de las mismas, como bosques marinos superficiales, sostenidas con su capacidad de flotar en las aguas y pueden extenderse de horizonte a horizonte, estas se mantienen estáticas en el lugar, con rotación concéntrica en el sentido de las manecillas de reloj, gracias choques tangenciales de corrientes exteriores , a la escasa corriente marina y la aparente calma eólica.
Conclusión, los cambios en el ambiente global pudieran estar haciendo salir del circulo vicioso partes de estas enormes algas que llegan a alcanzar en su crecimientos metros de altura, diseminándolas por nuestras costas, con invaluable cantidad y tiempo ( repetimos, lo tamaños de las que hemos visto en las costas nuestras parecen màs de las que azotan a México que a las gigantes de el mar de los Sargazos, a menos que en su trayectoria lleguen compartidos en ramas)
POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.