ALIANZA PAIS: UN TRIUNFO DEL DERECHO A COMPETIR
El reconocimiento u otorgamiento de la personería jurídica dada por el pleno de la Junta Central Electoral (JCE) al partido Alianza País, que lidera el Dr. Guillermo Moreno, aunque tardío, debe de ser saludado y recibido como un triunfo de la persistencia de los aliancistas, que desde el 17 de mayo de 2012, salieron a recorrer el país y a tocar las puertas de millares de hogares dominicanos, recabando su firma como manifestación de sus simpatías y apoyo a su derecho a competir en las elecciones generales del 15 de mayo de 2016.
Las posibilidades acrecentadas con su reconocimiento por la JCE, de que Alianza País intervenga en las presidenciales, congresuales y municipales del 2016, con su propia casilla, candidatos y símbolos, en la boleta múltiple ha dado lugar a distintas opiniones y posicionamientos.
Rafael Chaljub Mejía, destacado dirigente del polo de izquierda y progresista, que conforman el Partido Comunista del Trabajo, el Movimiento Independencia, Unidad y Cambio (MIUCA) y el Frente Amplio, partidarios y propulsores entusiastas de, “una alianza única y una candidatura única”, de oposición, a través de la llamada “Convergencia por un Mejor País”, que lidera el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y su candidato presidencial, Luis Abinader, ha aprovechado la ocasión para hacer público lo que él espera de Guillermo Moreno y Alianza País, a partir de ahora.
Con saludos de un hombre nacido en un campo de Nagua y apelando a las luces y a las experiencias de los destinatarios de su mensaje, Rafael Chaljub Mejía, sentencia: “Al Dr. Moreno le corresponde decidir; si flexibilizar su actitud y escuchar el llamado a la unidad o negarse rotundamente a la indispensable alianza única de la oposición y contribuir a mantenerla dividida…”
El sentido común le permitiría al menos docto de los mortales y al más lerdo en materia de política, entender que ese mensaje entraña un anticipo del expediente acusatorio que serviría para calumniar y descalificar a Guillermo Moreno y Alianza País, en caso de que se rehusara a acoger y ejecutar la línea de actuación única que emana de la visión sobre alianza, concertación y convergencia, que guía el accionar político electoral presente del polo PCT-MIUCA-FRENTE AMPLIO.
En otras palabras, si el Partido Alianza País, que recién acaba de obtener el reconocimiento de sus derechos electorales para competir con sus propia identidad, solo o acompañado, en los próximos comicios nacionales de 2016, decidiera libre y voluntariamente optar por una línea de actuación que privilegie una participación independiente, sin alianzas o pactos con ninguno de los partidos tradicionales mayoritarios, está clarísimo que en la lógica de los partidarios de su incorporación e integración a “un frente único anticontinuista”, cometería un sacrilegio, que incluso para algunos tendría categoría de crimen político antiunitario y divisionista, y que de “ipso facto” lo transformaría en adversario o enemigo.
A raíz de las elecciones generales del 1994, que estuvieron signadas por una fuerte polarización entre el continuismo reeleccionista balaguerista versus la propuesta de Gobierno Compartido del PRD y el Acuerdo de Santo Domingo, el comportamiento de los actuales defensores de la alianza y la candidatura única de oposición, fue utilizar el registro electoral del Movimiento Independencia, Unidad y Cambio (MIUCA) para inscribir la candidatura presidencial del sacerdote católico, Antonio Reynoso y Reynoso (Padre Toño), en nombre de la coalición MIUCA-NUEVO PODER, de la que hicieron parte también, los desaparecidos, Movimiento Bienestar y Democracia (MBD), con Alejandro Abréu y Domingo Matías, al frente; la Onda Democrática, de Rhadamés García; el Movimiento Nueva Democracia, presidido por el ingeniero Leandro Guzmán; así como, un buen número de figuras paradigmáticas del Movimiento Sindical y Popular, entre los que cabe destacar a Francisco Antonio Santos.
Ni en el 1994, ni en el 2015, veintiún años después, al comprobar que los votos que la Junta Central Electoral, presidida por el Dr. Manuel García Lizardo, le adjudicara al Padre Toño eran ligeramente más que la ventaja atribuida al Dr. Balaguer, nos ha pasado por la mente a quienes acompañamos en esa jornada al Dr. José Francisco Peña Gómez y al Acuerdo de Santo Domingo, cuestionar y mucho menos condenar y descalificar su comportamiento, en el pasado o en el presente, por entender que es un atributo soberano y libre de cada quien.
La comprensión, el respeto y la tolerancia son cualidades propias a un buen ejercicio de la democracia electoral; así como, el conflicto, la confrontación, el disenso, el diálogo, la negociación y la concertación son inherentes a una competencia democrática para construir mayorías electorales para ganar y gobernar.
Desde mi óptica de ciudadano de Izquierda, condición a la que, por suerte, no se accede ni por decreto, ni por certificación de ninguna agencia o partido, y sin ocultar mi preferencia y compromiso con la repostulación y la victoria electoral del candidato Danilo Medina, opino y creo que, a partir de una mirada en la que el 2016 se asuma como un punto de partida y no como un puerto de llegada, lo más conveniente a los intereses y propósitos de Alianza País, es atreverse a dejar la piel y el alma en el empeño de hacer emerger un nuevo referente electoral nacional con presencia en los espacios institucionales del Congreso y los Ayuntamientos, con más fuerzas organizadas en los territorios y en los lugares de trabajo de la gente, y con más autonomía e independencia en su accionar político y social, en el “after day”.
Por lo demás, lo único que es aconsejable para las variopintas opciones electorales, que competirán el 15 de mayo de 2016, es el compromiso, con su conciencia y sus actos, de luchar desde el gobierno o la oposición por hacer de la República Dominicana, un país y una nación más soberana, más justa, más libre y más feliz.
Por José E. Oviedo L.
(el Gordo Oviedo)