85 AÑOS DEL CICLÓN DE SAN ZENÓN
El ciclón de San Zenón arrasó la ciudad capital en horas de la tarde del 3 de Septiembre del 1930. El tirano Trujillo tenía apenas 20 días en el poder, luego de “ganar” unas elecciones donde sus rivales se retiraron de los comicios, luego de una campaña represiva y criminal en todo el país impulsada por Trujillo y el ejército. Una Junta Central Electoral dócil, validó la trama.
El número de víctimas causadas por el huracán ascendió a 4, 000 muertos. La cantidad de heridos se estimó casi en 20 mil. Un número elevado de edificaciones de madera y concreto, también fueron arrasadas por el fenómeno.
El número de víctimas causadas por el huracán ascendió a 4, 000 muertos. La cantidad de heridos se estimó casi en 20 mil. Un número elevado de edificaciones de madera y concreto, también fueron arrasadas por el fenómeno.
Gran cantidad de las víctimas perecieron por residir en viejas casas de madera y vetustas edificaciones de mampostería. Se atribuye otra causa de muerte masiva de ciudadanos a que durante el paso del “ojo” del ciclón, mucha gente salió de sus improvisados refugios a rescatar heridos y a observar los daños experimentados.
Cuando retornó la calma, la capital de la República estaba sumida en el desastre. La población estaba en estado de shock ante la magnitud de la tragedia. Habían colapsado muchas construcciones, calles, redes eléctricas y telefónicas, el suministro de agua potable y el sistema de alcantarillado. Los hospitales y otros centros médicos estaban desbordados.
Captura de pantalla 2015-09-03 a las 13.47.54El elevado número de fallecidos superó ampliamente el proceso de identificación de víctimas, que a su vez entorpecía la tarea de rescatar los heridos sepultados bajo los escombros.
Se procedió entonces a acumular los cadáveres en la Plaza Colombina-hoy Parque Eugenio María de Hostos-donde por su elevado número las autoridades sanitarias recomendaron su incineración. En el lugar de la cremación, se levantó un monumento en recordación de las víctimas, el cual se convirtió en una especie de santuario donde todos los años se realizaban actos de recordación de la tragedia.
El temporal dejó miles de personas sin hogar, de los cuales una parte se ubicó en casuchas levantadas con la madera dispersa, mientras que otros fueron alojados en casas de campaña facilitadas por naciones amigas. El país recibió una amplia solidaridad del exterior, de la Cruz Roja internacional y de otros organismos de socorro. Por vía marítima y aérea llegó todo tipo de ayuda. Puerto Rico estuvo muy activo, pues el año anterior había recibido gran ayuda dominicana cuando Borinquen fue azotada por un terrible huracán. Cuba, Venezuela, Estados Unidos, España, Inglaterra y Holanda, también prestaron valiosa asistencia.
Al día siguiente de la tragedia, el primer aeroplano que llegó a Santo Domingo fue un anfibio marca Sikorsky de dos motores, propiedad de la Pan American Airways, procedente de San Juan de Puerto Rico. A esta nave le correspondió avisar al mundo mientras sobrevolaba la ciudad, la magnitud de la catástrofe, utilizando su potente radio. A los pocos días-conforme a una crónica del Listín Diario-unos 50 aviones de diferentes marcas y tamaño, habían arribado al país trayendo medicamentos, ropas y alimentos.
El terrible temporal asoló la estructura productiva de la capital y comunidades vecinas. El Listín Diario del 16 de Octubre informa de manera lacónica y un poco burlesca, la destrucción de numerosas embarcaciones. El reportaje detalla el hundimiento de 10 balandros, 7 goletas, 6 remolcadores, y la Draga Ozama. También se fueron a pique todas las lanchas medianas y pequeñas que se utilizaban para el trasbordo de mercancías y personas. Con este saldo destructivo, sigue la nota, “se perdieron los mejores buques de nuestra raquítica marina mercante”, lo que constituía una verdadera desgracia.
Esta terrible tragedia puso de manifiesto la gran solidaridad de Latinoamérica y el Caribe. Por todo el continente se formaron comités de ayuda al pueblo dominicano. De muchas naciones de otros continentes se recibieron valiosa colaboración. En nuestro país, hasta en los rincones más remotos se formaron grupos de auxilio.
El colosal ciclón fue filmado por el dominicano Tuto Báez. La película fue exhibida en el Cine Capitolio donde se observaron desgarradoras escenas durante y después del fenómeno. También se presentaron vistas de la ciudad meses antes del desastre, para fines de comparación. El producto de las taquillas dispuso Tuto que fuera para auxiliar los damnificados. Esta película fue distribuida a nivel internacional por la empresa Paramount. La cinta fue presentada a los pocos días en el Cine Unión de Barahona.
The New York Times en una información de fecha 11 de Septiembre de 1930 cita que el comandante de los Marines ubicados en Puerto Príncipe estimaba los muertos en 2,700, en 8,000 los heridos y los que padecían gangrena en unas mil personas. El Coronel Curtis estimaba las pérdidas a la propiedad, en 25 millones de dólares. Según la crónica el problema principal era retirar los escombros, restaurar el servicio de electricidad y ampliar la red del tendido eléctrico. La revista TIME en un reportaje de fecha 22 de Septiembre de ese año, presenta una información similar.
Pedro Albizu Campos el insigne patriota puertorriqueño, gran hermano de los dominicanos, tan pronto supo lo acontecido, inició una campaña de ayuda a favor de esta nación que amaba tanto como su patria y donde tenía tantos amigos. El Sr Colón Echavarría en una hermosa nota escrita en el Listín Diario de fecha 15 de Octubre, derrocha elogios al apóstol de la libertad puertorriqueña por tan bello gesto.
Una excelente descripción sobre la trayectoria del ciclón la realiza en su Portal, Antonio Cocco Quezada-Meteorólogo e investigador-a partir de su amplia experiencia en este campo. Cocco también cita un reporte elaborado por el Vapor COAMO, el cual estuvo en la misma trayectoria del meteoro.
En los días previos a la llegada del vendaval, se había realizado en el país una febril actividad, para montar el Primer Congreso de Estudiantes Normalistas, cuya sede sería la ciudad capital. Este evento se iniciaría precisamente en los primeros días del mes de septiembre de 1930. Por fortuna, debido a factores de organización, el evento que concentraría delegaciones juveniles de todo el país, fue pospuesto. Ese hecho fortuito, impidió que hubieran víctimas de todas nuestras provincias. El Coordinador General del cónclave era el joven Carlos Rafael Goico Morales.
En Barahona-al igual que en el resto de la nación-se crearon comisiones de ayuda a los damnificados. La Cruz Roja Local, varias sociedades culturales, las iglesias, autoridades gubernamentales, el Ayuntamiento y la población en general, conformaron mecanismos para recolectar y transportar hacia la capital alimentos, ropas, medicamentos, carbón vegetal y dinero. También se envió un camión con carpinteros, plomeros y obreros de la construcción, quienes recogieron escombros y repararon viviendas. En varias ocasiones productores agropecuarios y el Cabildo realizaron embarques donando plátanos, habichuela, leche y otros productos.
El impacto del fenómeno perduró en la mente de varias generaciones, pues por décadas se mantuvo como el fenómeno natural más mortífero, hasta que fue “destronado” por el dúo “DAVID&FEDERICO”. Por muchos años el 3 de Septiembre fue un día de recogimiento y emotividad, en memoria de los fallecidos por el temporal.
Al año siguiente del siniestro se elaboró un sencillo pero significativo programa de actos que incluyó la presencia de centenares de personas en la Plaza Colombina, lugar donde fueron sepultadas la mayoría de las víctimas. Luego la multitud se dirigió a la Catedral donde se ofició un solemne funeral por los fallecidos y un Te-Deum de Acción de Gracias. Finalizados los actos religiosos, nuevamente la muchedumbre-bajo una pertinaz lluvia-marchó nuevamente hacia el Mausoleo levantado en la Plaza Colombina en memoria de los muertos del 3 de Septiembre del año anterior. El cortejo estaba encabezado por un grupo de Boys Scouts, quienes portaban una corona donada por la Presidencia de la República a ser depositada en dicho monumento. Luego de los Scouts venían los bomberos civiles que también portaban una corona. Les seguía detrás el pueblo en general. Al momento de colocarse las flores, un toque lastimero de corneta, invitaba a la meditación. (ver Magazine CUNA DE AMÉRICA No. 1459, del 6 de Septiembre de 1931).
Paradógicamente en esos mismos días de Septiembre de 1931, un temporal afectó la ciudad capital derribando viviendas y estructuras que habían sido debilitadas por el ciclón de San Zenón.
Varios reportes, informes, ensayos y libros recogen la tragedia de San Zenón. Ramón Lugo Lovatón en 1955 publica su obra ESCOMBROS sobre el ciclón de San Zenón. Creo que el último libro sobre este conmovedor suceso, es del año 2007, de la autoría del afamado historiador FranK Moya Pons.
POR VIRGILIO GAUTREAUX P.