OPINIÓN: El ejercito dominicano y la frontera.‏


Nuestro país cuenta con un ejército nacional cuya matrícula es ascendente a 30 mil hombres y mujeres, cifra similar por coincidencia, a la  sumatoria de las tres columnas de a 10 mil con que lanzó  su ofensiva ocupacional del presidente Haitiano Charles Herard Ainè   para reprimir la recién establecida República Dominicana en el año 1844 en su mes de febrero.

 La comparación o referencia decimos de nuevo, no tiene caso más que recordar las cifras, cuyos volúmenes son muchos para aquella época,  y más que suficiente los de ahora, nuestros en este caso, para preservar la nacionalidad, afectada únicamente por el desorden migratorio y el pisoteo de la nación y sus recursos naturales. No existen  los peligros anteriores, son otros los  tiempos y los vecinos del oeste con otros mecanismos que consiste más en mente que en los músculos, pero si muy necesario nuestro ejército, al que hay que sacarles otros beneficios.

 Uno de los beneficios de lo inmediato que se le debe sacar a nuestro ejército, es la vuelta a la frontera, y el momento es adecuado, dado el remanso que da todo el proceso diplomático y emocional causado por la reciente culminación del plazo dado por el gobierno en la regularización, el tranque ocasionado con los camioneros, quienes  no resisten  la inseguridad personal y las recurrentes pérdidas de mercancías y equipos,  junto al proceso eleccionario del próximo domingo en Haití. Con la llegada de unos mil soldados y sus relevos permanentes se debe empezar a controlar la frontera, deteniendo con ello la hemorragia de nacionales  que pasan y pasarán si no se toman las medidas,  como ´Pedro por su  casa‘¨.

El país tendrá que seguir lidiando con la regularización de los ciudadanos, que con derecho ò no están pendientes y que ya están, somos de los que entienden que debe cumplirse el cometido de regularizar con todo el espíritu de justeza que demanda la humanidad pero con apego irrestricto a nuestras leyes y la constitución, aunque en casos especiales se le otorgue al afectado el beneficio de la duda, eso se puede hacer y se debe hacer, sin que se descuide el trasiego permanente, lo cual lo convertiría en el cuento de nunca acabar.


La presencia militar en la frontera debe cimentarse con el fomento de las actividades agrícolas de los militares en la parte fronteriza nuestra, lo cual permitiría un cuido de la cobertura boscosa de nuestra república, que mientras en aquel país no llega a más del 2% en el nuestro ronda el 30%, todavía,  recomendamos también el uso de militares en retiro, con amplio amor patrio y formación militar y agrícola, verdaderos guardianes de la frontera….!así se haría patria, dominicanos!

POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.

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