OPÍNIÓN: Defendamos nuestra patria, o que se repita la historia
Nuevamente la República Dominicana, está siendo víctima de una campaña sucia, difamatoria y calumniosa por parte de las autoridades haitianas y organismos internacionales que dicen ser mediadores de conflictos entre naciones.
El recién proceso de legalización y naturalización de extranjeros que llegó a su fín, donde cientos de miles de nacionales haitianos y de otras nacionalidades, lograron regularizar su estatus migratorio, ha sido una salida salomónica que ha buscado el gobierno dominicano para resolver el problema de la migración ilegal en nuestro país, especialmente la migración haitiana, que ha sido un problema desde hace décadas que hemos venido arrastrando sin que ninguno los gobiernos anteriores, tomaran acciones para controlar o contrarrestar esta difícil situación que se ha vuelto la comidilla de organizaciones que defienden a los indocumentados haitianos en nuestro país.
La República es una nación libre, soberana e independiente, nadie puede trazarnos pautas como y que debemos hacer para fijar posición en cuanto a nuestra soberanía.
La Organización de Estados Americanos y sus siglas (OEA), una institución simuladora y oportunista, ha querido presionar con su presencia nuestras políticas migratorias, como si ellos fueran los dueños del mundo, como si nosotros tenemos que rendirles cuenta, eso es una injerencia, una intromisión y una falta de respeto al pueblo dominicano, a su historia llena de episodios hermosos, donde en cada lucha por conquistar nuestra independencia y soberanía, ha sido una expresión digan de libertad y amor por nuestra patria.
Esa OEA, que tuvieron el tupé y la maldad de querer justificar la intervención militar de abril de 1965, camuflajeada bajo el manto de Fuerzas Interamericanas de Paz, que humillaron al pueblo dominicano, hoy tienen el descaro de querer imponer sus nefasta política migratoria en detrimento de la soberanía del pueblo dominicano.
Otras veces hemos salido victoriosos de los ataques, de invasiones y vejaciones contra la patria de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y Caamaño, esta vez no será la excepción, ya que esta campaña rastrera y repugnante contra nuestra soberanía, ha henchido de patriotismo y gloria, los corazones de hombres y mujeres que son capaces de escarpar nuevamente las gloriosas montañas de Quiesqueya, como dijera ese patriota Manuel Aurelio Tavares Justo en uno de sus discursos históricos.
Termino estas expresiones, con un fragmento de un discurso cargado de amor y patriotismo, pronunciado el 3 de septiembre de 1965, en la Fortaleza Ozama, cuando el insigne patriota, hombre de gloria y figura cimera de la Revolución de Abril, el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, al entregar su mando presidencial, el cual reza:
¡Que viva la República Dominicana! ¡DIOS, PATRIA Y LIBERTAD!
“La humillación que el gobierno de los Estados Unidos de América del Norte hacía sufrir a la República Dominicana, militarmente invadida, significa también una dolorosa humillación para toda América. ¿Qué normas, qué principios pueden servir a las naciones americanas para hacer valer su vocación y su derecho a la independencia, cuando los gobernantes norteamericanos decidan, con vanas excusas y apoyados en la fuerza de sus cañones, imponerles su destino político? ¿A dónde ir a reclamar para que reconozca el derecho de un pueblo a ser independiente y dueño de su propia vida? ¿Qué organismos, qué instituciones serán capaces de defender esos derechos y de alentar a los pueblos a ejercerlos, sin temor a la intrusión de los que se han erigido en árbitros de la determinación ajena?
Francisco Alberto Caamaño Deñó
3 de Septiembre del 1965
Por Leonardo Plata