Las Ruinas de San Francisco de Asís -Borrando la historia-”
Las ruinas del Monasterio San Francisco de Asís, están a punto de ser desaparecidas de nuestras memorias y con ella se irá gran parte de la historia que dio inicio a la ciudad de Santo Domingo y al mundo nuevo.
El primer monasterio al oeste del mundo viejo, que por orden de Frey Nicolás de Ovando fue construido estratégicamente sobre la colina capitalina más cercana a la desembocadura del río Ozama para albergar a los primeros franciscanos del continente y que además de monasterio, sirvió de iglesia, hospital, cementerio y hasta de acueducto, está a punto de desaparecer.
El primer monasterio al oeste del mundo viejo, que por orden de Frey Nicolás de Ovando fue construido estratégicamente sobre la colina capitalina más cercana a la desembocadura del río Ozama para albergar a los primeros franciscanos del continente y que además de monasterio, sirvió de iglesia, hospital, cementerio y hasta de acueducto, está a punto de desaparecer.
En los ladrillos de esa monumental obra están incrustados gratos e ingratos momentos históricos. En ella los franciscanos oficiaban misas y atendían enfermos; ahí fue sepultado Bartolomé Colón; en la puerta principal fue enterrado Alonso de Ojeda; en el patio estuvo la primera noria y la tina que reabasteció de agua a la ciudad colonial y en la historia reciente, durante el Gobierno de
Horacio Vásquez, se convirtió en el primer acueducto de Santo Domingo. En épocas de Trujillo fue convertida en el manicomio Padre Billini. Esa obra maravillosa, que guarda grandes secretos a Nicolás de Ovando, la familia Colón, los Reyes Católicos y al Vaticano, sobrevivió terremotos, ciclones y las envestidas de Francis Drake, está a punto de sucumbir a intereses interpuestos a nuestras memorias y a nuestra cultura. Simplemente no podemos dejar que se esfume ante nuestras narices.
Debemos tener en cuenta que “quienes no conocen su historia están sujetos a repetirla” por lo tanto, en caso de permitir ese atropello a dicha infraestructura, estaríamos contribuyendo a borrar nuestros valores históricos y nuestra identidad cultural, como consecuencia, poco a poco nos encontraremos en un callejón sin salida, cometiendo los errores de antaño y sujetos a manipulaciones internas y externas, gracias a nuestra ingrata conciencia e ignorante memoria.
Es vergonzoso que en pleno siglo XXI sigamos sumisos, sin elevar los valores culturales que están plasmados en obras arquitectónicas como las ruinas de San Francisco. Esas ruinas, que son de patrimonio nacional y universal pueden ser remozadas o reestructuradas sin que se cambie o se borre su arquitectura, porque en ellas está plasmada lo que nuestras futuras generaciones deben conocer y mantener para que no vivan en ignominia.
POR LUIS TERRERO MELO