Una vieja tradición en manos jóvenes‏


EN EL PINAL: El Pinar es un distrito municipal escondido en las montañas de San José de Ocoa. Tiene vida propia. Es dueño de una hermosa vegetación y de un agradable clima. Pero estos atributos no son sus únicos atractivos. Las manifestaciones culturales son su mayor potencial.

Aunque su cultura y costumbres son diversas, hay una actividad que la distingue de otras. Se trata de ‘Las Máscaras’, una tradición que tiene cabida el Sábado Santo de cada año.

Según su realidad económica, los participantes de esta tradición preparan algo creativo. Se visten de trajes hechos de harapos y máscaras, construidas con diversos materiales como el calabazo, el higüero y el cartón, entre otras. 

Una tradición artístico-religiosa

La esencia del carnaval consiste en disfrazarse de coloridos trajes, representando comunidades, épocas, personajes, hechos
históricos y demás, con un toque de realismo y creatividad.  De esta forma, se realiza esta expresión cultural desde el año 1928, informa el profesor Ramón Custodio.

El educador explica que “esta pequeña manifestación cultural de Las Máscaras viene desarrollándose desde 1928, pues en esa época había personas con esa costumbre. En los inicios, según versiones de los antepasados, algunos hacían este acto cultural con diferentes motivos, como mejorar la sequía y purificar el alma”. Hoy,son los jóvenes e infantes quienes tienen en sus manos la continuidad de esta tradición.

El experto cuenta que según las versiones de doña Emilia Custodio, los primeros en disfrazarse en esta comunidad fueron Helmeregildo Casado y Arturo Sánchez, a partir del año 1928. “Doña Emilia tiene 94 años y es quien nos cuenta sobre la permanencia de esta tradición”.

Desde sus inicios, la fabricación de estas caretas se ha hecho de diversos materiales, como es el caso del calabazo,  el higüero y el cartón, entre otros elementos extraídos de la naturaleza. “Utilizaban líquidos de limpiar zapatos para teñir, además recortaban la crin de los caballos para colocarle la pelería, el carbón de baterías o pilas secas y una especie de cáctus que en nuestra comunidad se llama tuna. Con todos estos elementos, fabricaban las singulares caretas”, explica Custodio.

A esta incursión de Helmeregildo Casado fueron dándole continuidad generaciones posteriores, como Ramón Melo (Mon), Luis Casado (Luis Calina), Monga Vale Pepe, Darío Casado, Héctor Casado, Juan Sánchez (Juan Benigno), Poles Pujols, Danilo Pujols (La Norsa) y Nicolás Jiménez (El Jimo), entre otros.

Los primeros en fabricar las caretas utilizando moldes de lodo fueron Luis Guarionex Casado, Inocencio Casado y Carlos Manuel Casado, informa el maestro.

 Creencias

“El vestirse con “máscaras” cada Sábado Santo es una costumbre que se empieza a realizar desde la infancia. A ese niño o niña que lo visten con máscaras, tiene que ser disfrazado por siete años consecutivos. Luego de este tiempo, según la creencia, sus pecados se purifican”, narra el profesor.

Custodio sostiene que una vez comienzan a vestirse de máscaras no pueden dejar la práctica antes de los siete años.

Realidades

Con el pasar del tiempo, esta tradición ha ido disminuyendo. Entre las razones que exponen quienes tratan de mantenerla viva, está el hecho de que sus precursores han ido muriendo, y los jóvenes han ido abandonando el pueblo.

Sin embargo, admite que muchos de los muchachos y las muchachas de El Pinar se encargan de mantener viva la tradición, y todos los Sábados Santos, con careta  y disfraz a cuestas, se lanzan a las calles a entretener a los moradores del lugar.

Danilo Pujols, mejor conocido como La Norsa es uno de los pocos de la vieja guardia que, pese a tener 60 años, aún se disfraza. “Yo me disfrazaba desde los 14 años, éramos una cantidad de jóvenes en esa época que nos poníamos nuestras máscaras y salíamos con los adultos”, afirma La Norsa.

Al hablar con los nuevos exponentes de esta manifestación cultural, fue triste conocer la realidad que atenta contra la existencia de esta costumbre. El joven César Anthony dice al respecto que este año estaban a punto de no realizar la esperada tradición, pues no reciben apoyo alguno de las autoridades comunitarias, salvo la Fundación Eudoro Pujols y algunas personas interesadas. Entiende que no obstante ser una tradición casi centenaria, realizar las respectivas caretas les toma tiempo y recursos. 

Eddy Pujols es uno de los líderes que mantiene viva esta tradición. Espera que esta se siga desarrollando hasta formar un carnaval comunitario. “Queremos organizarnos a un nivel que podamos representar la comunidad, no solo en los municipios, sino fuera de nuestra provincia, pero para eso necesitamos apoyo”. “En El Pinar necesitamos que se invierta en obras que aporten a nuestra juventud, y así contrarrestar la falta de empleo y exceso de ocio”.

Pujols señala que las autoridades han descuidado la cultura, los deportes y demás actividades recreativas que pueden ayudar a los jóvenes a desarrollarse sanamente.

Tradiciones de ayer y hoy

En El Pinar, de San José de Ocoa, existía la interesante tradición del convite, según relata la profesora Margarita Custodio. Esta costumbre consistía en una ayuda de los comunitarios en las labores de la tierra. “Se juntaba un grupo de personas para ayudar a cada propietario que tenía su siembra y luego se iban rotando hacia los demás”.

Además, los comunitarios celebraban la noche de vela, que todavía se conserva. Es la fiesta en que se cantan salves a ritmo de palos, güiras y panderos, al tiempo que la comunidad baila, toma café, chocolate con jengibre y bebe ron, entre otras prácticas, durante 24 horas, en que se les canta a determinados santos.

 “Otra costumbre que tiene El Pinar es que cada 3 de mayo los comunitarios salen a cantar a una ermita ubicada en El Alto de los Pinos de la localidad”.

Un hábito antiguo, ya medio olvidado, eran los bailes de sociedad.  La comunidad, según expresa la profesora Custodio, estaba dividida socialmente: del lado arriba del cementerio y del lado abajo. Los que Vivian de un lado no participaban en los bailes del otro lado.

“En esta actividad se bailaba el carabiné. Ahí, el señor Heriberto Custodio, ya fallecido, se encargaba de recoger a todas  las muchachas pinareras para llevarlas al baile. En esta velada había un bastonero, el señor también fallecido Benigno Sánchez se encargaba de que todas las muchachas bailasen. Antes de él dar la orden, ninguna joven podía pararse a bailar. Era en esencia un baile de mucho respeto”, narra Custodio.

COMPARSA BATEY-MAGUANA

Batey-Maguana es una comparsa indigenista, que recrea las costumbres, areítos y todas las manifestaciones de nuestros primeros pobladores, los taínos.

Esta comparsa, creada en 2005 por los pinareros Eduardo Díaz y César Pujols, Margarita Custodio, Ramón Custodio, y Romeo Casado, ha sido merecedora de múltiples premios en los carnavales de diferentes provincias del país.

“Participamos en el Carnaval Nacional del año 2005 y logramos el primer lugar en el renglón histórico; luego de eso participamos en los carnavales de Bonao, Baní, Barahona, Azua y La Vega”, explica Ramón Custodio.

Señala que en el carnaval banilejo han sido ganadores por cuatro años consecutivos, y en una oportunidad el carnaval de Ocoa fue dedicado a esta comparsa, por lo que entiende que todos los que forman Las Máscaras deben organizarse para poner en alto el nombre de El Pinar. LISTÍN DIARIO/.

Por Daniela Pujols
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