Ángel, el bebé hispano que nació 54 días después de la muerte de su madre
EN NEBRASKA: Tenía 22 años y estaba embarazada. El pasado 8 de febrero, después de llegar a su casa in Waterloo (Nebraska), comenzó a tener un dolor de cabeza. Como no se aliviaba, la familia decidió llamar a los paramédicos y acabó en el hospital. No se pudo hacer nada.
Karla Pérez, latina y nacida en Estados Unidos, sufrió un derrame cerebral y no pudo sobrevivir para ver nacer a su hijo Ángel. El recién nacido fue dado de alta este martes del Methodist Women´s Hospital.
Desde el primer momento, la familia pidió a los doctores que hicieran todo lo posible para poder salvar al bebé que llevaba dentro. Tenía sólo 22 semanas y era imposible que pudiera vivir en una incubadora. Las estadísticas estaban en su contra: según indicaron fuentes hospitalarias, en Estados Unidos se han producido aproximadamente 30 casos similares desde 1982, pero en el 50% los fetos murieron. Además, este sistema no se había aplicado desde 1999 en el país.
Pero el caso de Ángel ha sido un éxito y además se ha convertido en el bebé que más tiempo ha logrado sobrevivir en esta situación: más de 54 días, mientras que el resto han estado entre 30 y 35 días desde que la madre entra en estado de coma.
(Berta Jiménez, abuela materna del niño)
El 4 de abril, el equipo de cerca de 100 médicos y personal sanitario que atendían a Karla, decidió inducir el parto ante el deterioro de las condiciones vitales de la joven. Poco después, fue declarada muerta.
“Ella siempre va a vivir. Ella no está muerta. Ella solo está de viaje y me dejó aquí a sus dos tesoros para que se los cuidara”. Son las palabras de Berta Jiménez, la abuela de Ángel, a Vilma Tarazona, periodista de Univision Noticias. Berta ahora cuida de Ángel y de su hermana, Génesis, que precisamente este jueves cumple tres años.
Su mirada se posa sobre su nieto, y pese al dolor que la embarga, puede sentir a la hija de la que tuvo que despedirse tan tempranamente. Sobrevivir a un hijo es uno de los mayores dolores que se puede padecer en esta vida, pero Berta tiene el consuelo de sus dos nietos y de saber que la muerte de su hija sirvió al menos para salvar tres vidas más.
“El corazón de mi hija está latiendo en el cuerpo de otra persona y quiero conocerla en algún momento”, dice con esperanza Berta. Gracias al riñón, el hígado y el corazón de Karla, tres personas hoy continúan con vida.
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