Y si me arriesgo?‏


Cómo decirle al corazón que no? Que esa persona no es adecuada para ti? Que ya alguien más cuida de ella, la ama y le hace feliz? Que vive muy lejos y no funcionaría? No es sencillo explicarle eso y que lo entienda. Es que en ocasiones posamos los ojos sobre la persona menos indicada.

Son las relaciones amorosas tan difíciles a menudo. Cualquier cosa puede complicarte la existencia y amargarte. Como el hecho de que esa persona viva lejos o ya tenga alguien más. Lo peor de todo es que andas por ahí todo vulnerable ante los posibles ataques del amor. Podrías ir caminando en la calle, estar en el supermercado, en tu casa, en una fiesta o hasta en tu trabajo.
Y de repente ves una cara que entre la multitud te llamó la atención. Ves esos ojos brillantes mirándote y sientes una posible conexión con esa persona y todo se confirma cuando te sonríe o bien podría ser diferente la historia, podrías conocer esa persona un día, empiezan a tener un roce diario por una actividad o situación que los une, y entre esas conversaciones, ese compartir, esa persona se va haciendo importante para ti y ya te hace falta cuando no está cerca. Se vuelve una necesidad hablar con esa persona, verlo/a todos los días si te es posible, claro, porque si vive lejos es aún más complicado. Su única comunicación es a través del celular o la computadora y te pasas el día deseando ver un mensaje o llamada suya; te gustaría quedarte hablándole el día completo pero sabes que no es posible y cuelgas el teléfono sólo con la esperanza de que se volverán a comunicar y tu corazón volverá a latir.

Aveces nos ilusionamos con alguien que ni se entera y te haces un mundo en tu cabeza. Es casi mágico como con una sonrisa basta para que todo tu mundo cambie. De negro y blanco pase a ser rosa con flores y corazones.

Y ahí te encuentras tu que siempre fuiste tan fuerte y no pensaste que te sucedería, indecisa/o entre lo que debes hacer y lo que te gustaría. Y te preguntas si funcionará, si debes intentarlo, si debes alejarte. Pero hay que ser realistas y adultos. Por encima de lo que sientas está tu propio bienestar. Lo ideal es analizar la situación y sopesar los pro y los contra de modo que al final tomes la decisión más conveniente. No tengas miedo de expresar tus sentimientos, puede que esa persona se alegre de escucharlos. Arriésgate. Si te dicen que si, ganaste, pero si te dicen que no, no perdiste nada. Quedaste como en el principio. No te aferres a nada y no hagas lo que no te gustaría que te hicieran ya que en esta vida todo se revierte. Tanto el bien como el mal.

Por más que te guste esa persona piensa en el bien de la misma. Aunque, ni se te ocurra dejar de intentar por difícil que parezca. Sin forzar, desde luego. Recuerda que las cosas difíciles son las que verdaderamente valen la pena. No importa cuántas veces falles en el amor. Sigue intentando. Enamorarse es rico! Todas esas emociones en tu cuerpo son maravillosas. La adrenalina. Es vivir con un propósito. Con una ilusión. Y, créeme, no hay algo tan delicioso como eso. Soñar con ese encuentro en el que puedan liberarse de todo disimulo. Que no necesiten esconderse porque son libres. Que puedan, con un beso, unir dos almas que se anhelan.

Por: Doris Adriana Cuello #SomosJOBAL
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