EN POLÍTICA: Un partido con dos líderes‏



Con lo que ha ocurrido en el PLD hasta el momento, independientemente de cuál sea el desenlace, se evidencia el peligro que puede representar para un partido el hecho de contar con dos grandes líderes. Se podrá argumentar que no, que esto es un “plus” en vez de una desventaja, pero lo cierto es que cuando hay dos dirigentes con liderazgos fuertes en una misma organización política, la competencia se puede producir en cualquier momento, por buenas que sean las relaciones.

 Los intereses en algún punto chocarán. Las aspiraciones de uno pueden ser las mismas que el otro, y si se trata de la candidatura presidencial, el asunto se complica, ya que solo hay una, y en este país no existe la llamada “Ley de Lemas”, aunque no debe sorprender que alguien, en algún momento, retome esa propuesta para solucionar algún conflicto partidario…

De un solo líder a organismos

El PLD tenía antes un esquema de liderazgo unipersonal, con el que sobrevivía, y luego una dirección colegiada. Con este segundo modelo no solo se ha desempeñado adecuadamente, sino que ha sido exitoso, ya que llegó al poder, cosa que no había logrado con Juan Bosch. Ahí los morados han dado cátedras, ya que ni los blancos ni los rojos han logrado hacer la transición del liderazgo centrado en una figura, al de mandato colectivo.

 Sin embargo, parecería que este sistema entra en crisis en el caso del PLD, pues los acuerdos anunciados ayer surgen porque el Comité Político no pudo ejercer la autoridad acostumbrada. La realidad es que el conflicto surge, y volvemos a lo mismo, por la rivalidad entre Danilo Medina y Leonel Fernández. El liderazgo compartido es, sin dudas, el sistema más complejo y peligroso. Si no, que le pregunten al PRD, cuyas crisis han sido protagonizadas casi siempre por dos figuras. La última división se produjo porque Hipólito Mejía y Miguel Vargas no cabían en la misma casa...

POR HÉCTOR MARTE PÉREZ
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