EDITORIAL DE EL CARIBE: Partida y retorno
Desde hoy miércoles comienza el éxodo masivo de miles de personas que aprovecharán el largo asueto de Semana Santa para viajar a playas, montañas y campos.
El gran flujo de viajeros se origina en el Gran Santo Domingo, con destino a todas las regiones.
Como es tradicional para la ocasión, el Estado monta una numerosa y hasta costosa maquinaria de prevención, tratando de reducir a su mínima expresión las posibilidades de accidentes.
Prohibiciones a circulación de vehículos pesados no autorizados, suspensión de venta de bebidas alcohólicas durante el Viernes Santo, exhortación colectiva a que si manejas no bebas y si bebes no manejes junto a un contingente de voluntarios colocados a ciertas distancias en las principales autopistas y carreteras, son parte del paquete de medidas preventivas destinadas a evitar accidentes automovilísticos.
En playas y balnearios se adoptan medidas acordes a esos lugares.
Hay todo un esquema diseñado para aplicarlo en una época que debería ser para el descanso y la paz espirituales. Pero para una gran parte de la población, la práctica ha convertido el feriado de Semana Santa en una época, la más larga del año, de fiestas, a veces con ribetes de desenfreno.
La gente sale por lo regular con cierta gradualidad, pero siempre regresa, o quiere hacerlo, masivamente, y no por un sentido de peregrinación ni de procesión.
En un escenario de esa naturaleza, y si de por medio hay mezcla de bebidas y velocidad, las labores preventivas no resultan suficientes para garantizar la seguridad de las personas.
El éxito de las medidas preventivas dependerá esencialmente de la actitud, del comedimiento, la prudencia de la gente, de que todos entendamos que después del Domingo de Resurrección, la vida debe continuar. Si no se entiende eso, loable esfuerzo. Nada más.
1 de Abril, de 2015.-