¿Valió la pena el martirologio de Minerva?
“Para comprender el martirologio de Minerva Mirabal solo hace falta amar al país”, escribe la combatiente antitrujillista Violeta Martínez sobre la heroína (*), que el pasado 13 de marzo cumpliría 89 años de edad, y de cuyo natalicio los medios de comunicación no hicieron mención en esta fecha. Nacida en 1926, Minerva Mirabal fue una de las primeras mujeres dominicanas en obtener el título de Dra. en Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en 1957.
Ideóloga e integrante prominente del movimiento clandestino 14 de junio, DominicanosHoy reproduce este texto, en virtud de que nunca se guarde silencio ni se omitan fechas que rememoren y traigan una y otra vez a la realidad dominicana, la obra y el pensamiento de quien con certeza afirmó: “Seguiré luchando aun después de muerta, porque nada termina hasta que no llega al final”:
Ideóloga e integrante prominente del movimiento clandestino 14 de junio, DominicanosHoy reproduce este texto, en virtud de que nunca se guarde silencio ni se omitan fechas que rememoren y traigan una y otra vez a la realidad dominicana, la obra y el pensamiento de quien con certeza afirmó: “Seguiré luchando aun después de muerta, porque nada termina hasta que no llega al final”:
Alcanzar el gobierno es la expresión máxima de los intereses de ciertos individuos que se cortejan en el revés de los partidos políticos. El papel de los partidos políticos ha sido cómodamente asumido por una nueva clase, que lejos de suplir y resolver las limitaciones y las necesidades perentorias en las llamadas “democracias representativas”, las han agravado hasta la caricatura. De la auténtica libertad no queda hoy sino el nombre irónicamente adosado de un gobierno, donde no hay ningún tipo de representación genuina.
Aspiramos a una sociedad unida entre gobernantes y gobernados, a una sociedad donde el poder no trascienda al saber y a la capacidad moral e intelectual de cada individuo.
Podemos admitir perfectamente, en los cargos gubernamentales elegidos por el voto popular , la intrínseca autoridad del médico en lo que se refiere a la enfermedad y a la salud pública en general; al intelectual sus conocimientos escolásticos, o del agrónomo lo que toca al cultivo del campo, o aun al hombre común; pero, no podemos aceptar en cambio, que el médico, el intelectual, el agrónomo o el hombre tradicional, por el mero hecho de haber sido elegido por el sufragio popular o impuesto por la fuerza del dinero o las armas, decidan permanentemente sobre cualquier cosa, sustituyan la voluntad de cada uno y determinen el destino y la vida de todos.
Nuestro pueblo ha luchado por un Estado de una realidad sana, natural, tan natural como el agua de nuestros arroyos, somos en la actualidad el fruto de pactos y de contratos entre dirigentes de los partidos políticos que piensan y determinan, con una sapiencia acomodaticia a sus intereses, dividiendo permanente y rígidamente entre gobernantes y gobernados.
Vemos que el gobierno o poder político enriquecido corruptamente, es un resultado o consecuencia del poder económico, el cual representa en el Estado la máxima concentración del poder.
El pueblo está dividido esencialmente por obra de los partidos políticos, los hombres comunes se encuentra alineados y no pueden vivir una vida plenamente humana y libre debido, ante todo, a tal consecuencia del poder.
La existencia del poder es algo natural en la sociedad, cada individuo y cada grupo natural disponen de un poder más o menos dependiente de sus capacidades, pero está manejado y es obediente por sus necesidades urgentes, al poder político que sin ningún pudor lo manipula a su conveniencia y antojo.
Así está organizado nuestro Gobierno, que lejos de ser una entidad universal, imparcial, anónima al Estado, es la expresión máxima de los intereses de ciertos y algunos individuos y grupos politizados. Lejos de ser la más perfecta encarnación del Espíritu, es la negación misma de toda libertad, pues nace de la ambición y la cobardía, nutriéndose de los más mezquinos intereses. De ese gobierno nace la Burocracia y se desarrolla con él.
No hay Estado sin Burocracia y esta crece expandiéndose en sus funciones, pues a medida que el Gobierno se hace más fuerte, se centraliza y es más autoritario.
Su estructura es irracional, su naturaleza es mecánicamente opresiva; en fin, tiene un carácter antisocial, antieconómico, corrosivo, donde se albergan las semillas de la pobreza y la injusticia.
Las secretarías o ministerios son las oficinas o departamentos de transacciones comerciales. El gobierno, por su parte, genera una Burocracia de miles de funcionarios, divide antojadizamente el territorio nacional en las llamadas provincias que son, mejor dicho parcelas y gasta en pagarles miles de millones de pesos, sin importarle la excesiva carga de los miles y tantos empleados públicos, creados para satisfacer los tantos y tantos compromisos y ambiciones de los políticos, quienes para alcanzar el poder del Gobierno, se convierten en demagogos profesionales.
Los discursos de los políticos se basan en cosas imposibles de cumplir. Antes, son meras promesas que después de llegar al poder se convierten en trámites morosos multiplicados años tras años, con la ineficacia parasitaria. Podemos afirmar que la burocracia y casi todos los gobiernos que hemos tenido han sido la plaga más dañina de nuestro Estado moderno, vociferando el estandarte de la Democracia.
Aunque todos se han fundamentado en la “democracia Representativa” o “Parlamentaria”, han sido inoperantes y manipuladores de la voluntad del pueblo. Esa gran Democracia quiere decir: Gobierno de los menos aptos y decisión de los que no saben.
¿Puede acaso un Diputado, un Senador, un Secretario,(llamado hoy Ministro) o un Presidente, aún cuando fueran sabios en un campo particular (que es difícil que lo sea), opinar y decidir con competencia sobre todos los problemas, tanto educativos, como de salud, financieros, jurídicos, criminológicos, culturales, o agrícolas. Por otra parte, si pudieran, ¿quién asegura que su voto traduce la opinión y la voluntad de sus electores? Y si lo expresara alguna vez, ¿cómo podría saberse que la seguirá expresando? ¿Cómo un hombre puede hacer representar su opinión por un lapso de cuatro, seis, ocho o más años, cuando no sabe siquiera que opinará la semana próxima porque se le olvidó lo que dijo ayer?
Estamos viviendo una ficción más o menos tramada muy hábilmente por esos Señores, que fundamentan sus logros personales en detentar el poder con el apoyo del pueblo empobrecido y necesitado.
Socavan y condenan adulterando la institucionalidad del Ejército y la Policía antimilitarista. Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional son Instituciones de los más sólidos soportes del Estado basadas en la obediencia absoluta a una jerarquía estructurada verticalmente.
En general el político no es quien realmente es: crea su imagen. Es una máscara social que controla y se sostiene con su poder porque vive del miedo y de la incertidumbre, la primera de sus ambiciones es hacerse poderosamente fuerte de un poder económico y crear la concepción del poder militar para la conformidad de sus propósitos. Pero, ese poder basado en sí mismo es un poder falso.
“El verdadero sujeto de la historia y de la moralidad es la persona humana y la sociedad libremente constituida. Y por ello no puede existir nada más inmoral que la privación de la libertad y la igualdad para las personas ante las leyes, “ni nada más criminal que su subordinación a las instituciones y estatutos creados por los gobernantes de turno para satisfacción de sus propios intereses”.
“El hombre puede y debe sacrificarse por los altos valores que lo hacen libre”.
“Morir y aún matar por la libertad y la justicia tiene su valía; pero defender y apoyar a quienes son los naturales negadores de tales valores, es aborrecible”. Minerva Mirabal
Por eso las pobladas, las manifestaciones populares, movilizaciones sociales son los derechos y obligaciones innatos para conservar y defender la libertad.
Los políticos han hecho al pueblo más débil no solo robándole el derecho que tiene sobre sus propias fuerzas, sino, sobre todo, haciéndolos insuficiente y dependiente de las dadivas del gobierno hasta convertirlo en limosnero.
El pueblo no está pidiendo satisfacciones a sus deseos o caprichos a la clase gobernante, sino a sus necesidades básicas: educación, salud, alimentación, seguridad ciudadana…La mayor parte del país vive en una miseria sórdida, mientras que la nueva clase mandataria surgida de las profundidades empobrecidas del pueblo, disfrutan de una superabundancia en sus vidas,… ¡Qué pronto olvidaron el pesado yugo de la necesidad!
“Es más fácil olvidar la parvedad y procedencia, que aceptarla”.Minerva Mirabal.
En la actualidad es vergonzoso reconocer que a las 7pm. como si estuviéramos en “toque de queda” a lo largo y ancho del país, el pueblo este recogido en sus hogares, llenos de miedo, de terror, de incertidumbre por la inseguridad existente .Temen por los asaltos y asesinatos por las calles, en los negocios y aun en sus propias casas.
Con una saturación de propagandas mentirosas, las veinte y cuatro horas por todos los medios noticiosos o de comunicación, con una inundación falaz de discursos bonitos, dádivas peripatéticas para el apaciguamiento de la pobreza y el hambre, propagandas irónicamente pagadas en impuestos por el mismo pueblo. Esta no es la solución.
Estamos viviendo la vida de un pueblo que se rige sin autoridad, sin gobierno. El gobierno en vez de representar el interés general, por el contrario representa el interés particular de grupos de los partidos políticos. Sus funciones han crecido con el tiempo. Su esencia, haciendo uso de la ficticia intelectualidad y la sapiencia, más adelante del enriquecimiento ilícito ha pretendido estar por encima de su procedencia.
Histórica y actualmente la mayoría de los gobiernos los Gobiernos surgen de un hecho de fuerza, o de la imposición por parte de un grupo social, o partido de clases. En el primer caso se trata de una simple usurpación, en el segundo del predominio de la minoría sobre la mayoría, lo cual es también una usurpación.
Aun cuando el gobierno surja del sufragio universal, (elecciones o matadero electoral) no representa jamás el interés de toda la sociedad, ya que el sufragio suele ser directa o indirectamente manipulado por las clases dominantes e, inclusive, si no lo fuera, el mero hecho de haber sido elegido por una mayoría -aunque fuere aplastante-, no garantiza en absoluto que el gobierno sea justo y actúe a favor de los intereses comunes o de todos.
Casi siempre tratan de aglutinar a todos los partidos y a los distintos grupos sociales para que les sean obedientes a su propia determinación partidista.
Alerta! La creación de un partido único tiene el sabor amargo a una tendencia elitista de poder y fuerza para abrir el camino a una dictadura.
El pueblo no come con arengas ni mucho menos con discursos de progresos que son quejidos trasnochados de la pobreza y de las injusticias sociales cuales hoy por hoy ha sido creado por la clase de los nuevos mandatarios.
Estamos perdiendo los valores intrínsecos, nuestras tradiciones, costumbres, hábitos morales están carcomidos. La salud, la educación están en bancarrota, se aplaude y se ensalzan a los que corren más, al vencedor o al matador en una pista, a los que vociferan y saltan delante de un micrófono, a los que sacan o alcanzan una pelota del círculo recomendado, son los héroes nacionales impuestos al pueblo por los medios comunicativos hablados, oídos o vistos y apoyados por los seudos intelectuales.
“….Porque estamos viviendo el error de muchos miles y no la verdad de unos cuantos”.
“…Para los enfermos los factores más importantes son la voluntad y la esperanza”. Minerva Mirabal.
Se necesitara muchos años para apaciguar el desastre feroz económico y moral que están dejando los Gobiernos actuales. El país entero está estremecido por el tratamiento suave que le ha dado el Gobierno a la corrupción y a la injerencia directa del narcotráfico.
La situación se torna tensa, no como en años anteriores, porque esta vez ya no se esta contra el gobierno, una población ingenua y cándida, sino un pueblo con una juventud resuelta a luchar para la conservación de sus recursos naturales y las conquistas libertarias de sus antepasados.
Un partido tan fanáticamente aceptable, como combatido, sin que en realidad mediara un conocimiento cabal de las cosas, en virtud de la propaganda y de la contra propaganda igualmente -una y otra- rabiosas, virulentas ambas, porque todavía nadie sabe a ciencia cierta lo que hoy acontece. Pero, si se sabe que se está ensayando algo totalmente nuevo, algo que por bien o por mal podrá resultar predecible. Por bien para los hacedores del experimento, por mal, catastrófico para el país.
Determinante para la estructura venidera de nuestro pueblo, que no aceptara la jerarquía de un nuevo Trujillo, o de una nueva clase podrida harto con discursos llenos de remiendos de promesas engañosas, jugueteando burlonamente con los estómagos vacíos y de las exigüidades de todo un pueblo.
La existencia de la nación ha alcanzado las cimas supremas de la suerte y la profundidad máxima de la desgracia. Es una maravillosa comedia humana, una suma de capítulos y cada uno representa su época.
El pueblo no desea comprar baratijas de comida en almacenes especializados, sino comida sana y provechosa al alcance de sus maltrechos bolsillos. Se siente humillado con las regalías de funditas y cajitas de alimentos en la época electiva.
El trujillismo aplastó a los más nobles, a los más valerosos, a los más animosos del país, pero hoy, todavía nuestros campos se riegan y se empapan con su sangre fresca, aun palpitante, esperando al nuevo sembrador de la semilla de una nueva patria libre y trabajadora, llena de amor y comprensión para el pueblo, no para satisfacer las apetencias personales de una clase podrida, de grupos politiqueros llena de perjuicios, y ya enriquecida con el pudor de su hipocresía y el sudor del pueblo.
Haciendo hincapié en estos recuerdos profundos, pasando a saltos vertiginosos hasta llegar a hoy, a la triste realidad, es como si fuera el éxtasis fanático se desmorona y se convierte repentinamente en agotamiento sin sentido, un fuego que quema a millones, se apaga y solo deja ceniza y escoria. Estamos viviendo una repentina desvalorización de todos los valores.
El entusiasmo pierde su sentido, la muerte su objetivo, los hechos que ayer todavía eran considerados heroicos resultan entonces un desatino, la confianza se torna desengaño, la fe en cinismo, una pobre ilusión sucumbe toda la fuerza de la comunidad, cada cual se encuentra aislado, se libra de responsabilidad a los culpables y la carga al prójimo no piensa sino en ganancia, en provecho y ventajas y un cansancio infinito releva la máxima elevación de los buenos ideales.
El pueblo clama a gritos, justicia a los corruptos, a los pordioseros políticos, ya convertidos en Señores honorables, ya son Don Dios del dinero, que han escamoteados de las entrañas limpias y confianzudas del pueblo. Es como si estuviéramos viviendo este presente como si fuera el espejo fiel de tanta bajeza e ignominia de aquel pasado tenebroso.
Para nuestra generación los atropellos y los desmanes importaban uno de los sucesos fundamentales, era el problema más grave de la existencia y más peligrosa de su habilidad. Pues sentíamos que nada existía realmente si no llegábamos apoyar a ese pueblo que sangraba con el costado destrozado de la lucha y si no llegaba a cumplir la misión consistente en devolver una nueva fe a ese pueblo temeroso, desconfiado y resignado.
Minerva, su sentimiento puro, veía con ello un deber y su pasión un objetivo. No es casualidad que sea justamente en los pueblos oprimidos donde un nuevo idealismo se abre camino entre los mejores y que sea su juventud la que reconozca más que un fin, consolar, luchar por la nación y elevarla sobre la ignominia de una futura salvaje y sangrienta tiranía, o de una democracia representativa catastrófica. En el primer caso que sirva de ejemplo, el final de Trujillo acribillado a balazos y tirado despectivamente en el baúl de un carro. En el segundo el ajusticiamiento legal, la burla y la deshonra a los corruptos Presidentes de nuestros países hermanos.
El pensamiento vivo, creativo, puro de Minerva, fue amar a su país y aunque no pudo ver sus sueños realizados, significó encender la confianza, la llama con aquella mística familiarizada enardecida que surge indestructible de cada nueva juventud, de cada generación naciente.
Recordando a nuestra inolvidable Minerva Mirabal, todos sin un Adiós, solo con hasta siempre y sus palabras, estaremos con nuestro pueblo unidos siempre combatiendo por la realización de sus nobles ideales.
“Seguiré luchando aun después de muerta, porque nada termina hasta que no llega al final”. Minerva Mirabal. /Fuente_ Dominicanos HOY.
(*)Tomado del libro en producción de Violeta Martínez titulado: "Minerva Mirabal, su vida y obra en mis recuerdos"