Los hijos son una bendición
La poliquitosis ovárica que padecía hacía poco probable un embarazo para ella. Pero llegó en un momento inesperado, para algunos de sus familiares y amistades en un tiempo “inoportuno”.
Vanessa Paredes Jorge, ahora con 29 años, cursaba el sexto cuatrimestre de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Dominicana O&M y se esforzaba por conseguir un trabajo.
Con apenas 22 años no quería interrumpir sus estudios, pero pudo más su convicción de que una vida está por encima de cualquier realidad y circunstancia.
Sus padecimientos con un eventual embarazo comenzaron a los 13 años cuando tuvo su primera menstruación, pero debió esperar un año para ver otra vez “la regla”. Luego comenzó a tener períodos menstruales dolorosos e irregulares, a tal punto que ocurrían hasta cada cuatro días.
Su madre la llevó al médico y el diagnóstico fue micro poliquitosis ovárica, una condición que en el futuro podía trastornar sus sueños de ser madre, algo que en ese momento no le preocupaba porque era una adolescente que sólo soñaba con ser periodista.
Con 22 años y luego de un tratamiento con píldoras anticonceptivas para controlar sus menstruaciones irregulares, a Vanessa le llegó un embarazo inesperado y con él los consejos de que abortara la criatura, porque obstruía sus planes de lograr un trabajo y de completar su sueño de ser comunicadora. Amigos, algunos familiares y compañeros de la universidad le sugerían el aborto.
“Mucha gente, mucha gente, me decía que me lo sacara, que no era tiempo, mira el papá que no está trabajando ni tú tampoco... que la universidad”, recuerda Vanessa sobre la realidad que vivía en ese instante.
Sin embargo, ella pensó, no sólo en la vida que llevaba dentro, sino que esta podía ser la única oportunidad que Dios le brindaba de tener un hijo.
“Pero yo siempre tenía en mi mente que tendría mi hijo como sea, porque si dos médicos diferentes me dijeron que yo no podía tener hijos y después sucede el milagro, cómo podría yo sacarme ese muchacho”, añadió.
La joven estudiante afi rma que decidió tener a la criatura pese a todas las opiniones que tenía en contra y que tuvo un embarazo difícil con constantes visitas el ginecólogo, debido a la condición que tenía y a una anemia que padeció durante los nueve meses.
Vanessa fi nalmente perdió su trabajo y estuvo tres años fuera de la universidad, pero asegura que no se arrepiente porque su hijo ahora con siete años es todo para ella. “Él es mi luz. Me hace compañía, porque ya su papá y yo nos dejamos. Un niño super cariñoso que hasta me da masajes en los pies cuando llego cansada del trabajo”, añadió.
Orgullosa
Su hijo Fahián cursa el segundo curso del nivel inicial y sueña con ser veterinario o chef.
“Ninguna persona, ni mujer por la condición en que haya concebido a su hijo tiene derecho a quitarle la vida a una criatura inocente. Yo me siento super orgullosa de que a pesar de todas las difi - cultades que enfrenté en ese momento, pude decir no, yo no voy a abortar a mi hijo”, expresa Vanessa, cuando se le pregunta sobre el debate que ha generado el tema del aborto a propósito de la reciente promulgación del nuevo Código Penal.
Considera insostenible el argumento de que las mujeres no deberían preservar un embarazo si no están preparadas, pues asegura que los “hijos son una bendición sin importar el momento en que lleguen”.
A Vanessa no le preocupa que la tachen de “chapada a la antigua” por su posición contraria a la de grupos femininistas que defi enden la despenalización del aborto.
“No me importa que me digan atrasada por defender la vida de un bebé que no pidió venir al mundo, incluso en casos de violación sexual.
El único que tiene derecho a quitar la vida es Dios, más nadie”, precisó.
Lamentó que muchas mujeres “emprendedoras” planifi - can cuándo tendrán un hijo, pero si llega en un momento inesperado, como el suyo, recurren al aborto.
Vanessa tuvo que aplazar algunas metas. Sin embargo, ya consiguió otro trabajo y está a la espera de inscribir el monográfi co para concluir su carrera de Comunicación Social.
“Cuando mis compañeros de estudios se graduaron sentí nostalgia porque pensé que yo pude estar en ese grupo. Pero cuando miro a mi hijo estoy convencida de que esa ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida”.
A las mujeres que están pasando por una situación difícil y quizás han pasado por su mente el aborto, ella les dice que se fi jen en la realidad que vivió.
Vanesssa sigue lidiando con su problema de poliquitosis ovárica y no pudo salir embarazada nuevamente en el tiempo que estuvo con su compañero. “Es probable que no pueda lograrlo más. Quizás esa fue la única oportunidad que Dios me regaló”, manifestó con satisfacción.
EL SÍNDROME DEL OVARIO POLIQUÍSTICO
Es una enfermedad en la cual una mujer tiene un desequilibrio de las hormonas sexuales femeninas. Esto puede provocar cambios en el ciclo menstrual, quistes en los ovarios, dificultad para quedar en embarazo y otros cambios en la salud.
El síndrome del ovario poliquístico está ligado a cambios en los niveles hormonales que le dificultan a los ovarios la liberación de óvulos completamente desarrollados. Las razones para estos cambios no son claras. Las hormonas afectadas son los estrógenos y la progesterona, las hormonas femeninas que le ayudan a los ovarios de una mujer a liberar óvulos.
Los andrógenos, una hormona masculina que se encuentra en pequeñas cantidades en las mujeres.
Normalmente, se liberan uno o más óvulos durante el ciclo menstrual de una mujer, lo cual se conoce como ovulación. En la mayoría de los casos, la liberación de los óvulos ocurre aproximadamente dos semanas después de la iniciación del ciclo menstrual.
En el síndrome del ovario poliquístico, los óvulos maduros no se liberan. En lugar de esto, permanecen en los ovarios circundados por una pequeña cantidad de líquido. Puede haber muchos de ellos. Sin embargo, no todas las mujeres que padecen esta afección tendrán ovarios con este aspecto. Estos problemas con la liberación de los óvulos pueden contribuir a la esterilidad. Los otros síntomas de este trastorno se deben a los desequilibrios hormonales.
La mayoría de las veces, el síndrome del ovario poliquístico se diagnostica en mujeres a los 20 o 30 años; sin embargo, también puede afectar a las niñas adolescentes. Los síntomas a menudo empiezan cuando se inician los periodos de una niña. Las mujeres con este trastorno con frecuencia tienen una madre o hermana con síntomas similares.
Los síntomas del síndrome del ovario poliquístico incluyen cambios en el ciclo menstrual, tales como ausencia del periodo menstrual después de haber tenido uno o más periodos menstruales normales durante la pubertad. Periodos menstruales irregulares, que pueden ser intermitentes y pueden ser desde muy ligeros hasta muy abundantes. /Fuente. Listín
Diario/.