Dominicanos conservan la tradición de la Nochebuena pese a dificultades económicas‏


EN SANTO DOMINGO:   A las 5:00 de la tarde de este miércoles, 24 de diciembre,  y con la mirada puesta en su máquina de coser de mesa, Eusebia María Almánzar cuenta que su esposo, postrado en una silla tras una trombosis, le había hecho señas este día preguntando por la cena de Nochebuena.


Hace año y medio que Dima de los Santos Durán, de 75 años, enfermó; consecuencia que veía venir Eusebia cuando su marido empezó a trabajar como vigilante nocturno.

Ahora, la señora y su hija Alexandra Durán, madre soltera de tres hijos y empleada en una banca, son quienes sostienen la casa, pequeña y de blocks sin empañete, ubicada en el barrio Los Praditos.

En la cocina su hija tenía dos pollos en el horno y las papas de la ensalada hervidas para mantener la "costumbre vieja" de la Nochebuena. Hoy -dice Eusebia- cenarán en familia después de las ocho porque "hay que darle tiempo a que el pollo se ponga bueno".

Eusebia, de 68 años, espera que esta noche también los acompañen otro hijo suyo, una amiga de su hija y un vecino. Cuando su marido le preguntó -con señas- por la cena de hoy, ella lo tranquilizó asegurándole que la costumbre no se perdería.

Ahora la doña deja la máquina de coser un momento y posa -delante de un cuadro de la Virgen de la Altagracia- junto a su esposo, la hija y un nieto, todos sonrientes.
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