De pobres a opulentos
Un tanto silente, con el perfil bajo y la ordenanza de un discurso de no tirar piedra hacia atrás, el presidente Medina trata en un titánico esfuerzo de hacer un gobierno que refresque un poco el rechazo y la impopularidad que gozan los principales dirigentes del PLD, señalados hoy por el dedo acusador por el fracaso y la desgracia dejada por quienes le antecedieron.
Quienes conocimos al PLD desde sus inicios hasta el 1996 aun no salimos del asombro de pensar que una entidad que predicó desde su fundación “servirle al partido para servirle al pueblo”, que pedía en jarrito en las esquinas y en las puertas de las parroquias y que de cuando en vez realizaba una rifa de un carro marca Lada, de fabricación soviética, hoy no puedan justificar sus millonarias entradas.
Quienes conocimos al PLD desde sus inicios hasta el 1996 aun no salimos del asombro de pensar que una entidad que predicó desde su fundación “servirle al partido para servirle al pueblo”, que pedía en jarrito en las esquinas y en las puertas de las parroquias y que de cuando en vez realizaba una rifa de un carro marca Lada, de fabricación soviética, hoy no puedan justificar sus millonarias entradas.
Con el fin de mitigar eternas miserias, en actos que a muchos llena de vergüenza, observamos de manera personal y con el peor descaro, a la principal figura del peledeismo entregando a familias campesinas, cajitas navideñas, conteniendo comida por un día.
Expertos en el mundo han manifestado que con el avance de la sociedad de la información, la hipocresía ha venido a ser un conjunto de reglas que permite al individuo moverse en cualquier ambiente, ya sea este social, político, económico o cultural.
Desde la esfera política la práctica clientelar en la República no tiene límites y nadie se imagina el alcance de sus tentáculos. ¡Cuánto han crecido los peledeistas en este sentido!
Con espanto y escalofrío es recibida la información de un alto dirigente del comité central peledeistas quien revela que las reuniones de su comité político son de multimillonarios, donde causa envidia las exquisitas bebidas que allí se ingieren y que solo el dos de sus miembros no son tutumpotes.
El hipócrita finge ser lo que no es y con simulación muestra al mundo lo que le conviene y los peledeistas han dado cátedra en esta materia, porque son maestros interpretando la realidad y prueba de ello es que, por un lado nos quieren hacer creer que disfrutamos de un vigoroso estado de desarrollo, mientras que por el otro, observamos a la gran mayoría del pueblo mordiendo la estopa de la marginalidad, la indigencia y el atraso.
Por: Nélsido Herasme