Monte grande y promesa por cumplir…‏


El pasado 13 de febrero, el presidente Danilo Medina Sánchez, poseedor en esos momentos de la aprobación de más de un 75% de la población, aumentó importantemente su simpatía, sobretodo en el sur, al arribar al lugar conocido como Monte Grande, de la provincia de Azua de Compostela, junto a prácticamente todo el poder que con él ejecutan la cosa pública, y el sector agropecuario en pleno. Junto al mismo llegó la más alta gama de productores y actores sociales de la región sur, principalmente la región Enriquillo, que alberga en su seno una población que supera los 400 mil habitantes.

Las palabras certeras de un presidente que hace un ejercicio de demostración de que es de carne y huesos, y que la población lo valora al sellar diferencia entre él y su antecesor, cambiando inclusive los hábitos al dar el primer palazo, en vez de los dos o tres picazos que dio a la misma obra el expresidente Leonel Fernández y poniendo fecha además, para su inauguración, establecida en el mes de julio 2016, específicamente el día 30.


Fuimos entusiastas  y  crédulos de la promesa y justificamos la posibilidad de hacerla en ese tiempo record, aduciendo que en la construcción de la misma no veíamos obstáculos de importancia habidas cuentas de que en la zona prima el terreno areno-arcilloso y que su construcción se basaría básicamente en movimientos de tierras, excavaciones y vaciado de concreto, todo, si se proveía de recursos económicos, porque lo demás lo tenemos aquí, que es técnica, equipo y personal.

Sabemos que la política y la vida se nutren de posibilidades y realidades, pero en este caso se permite la máxima Maquiavélica que establece “el fin justifica el medio”, por tanto, hasta prestados que sean esos “cuartos”, como dice el pueblo, tienen que aparecer.

Cualquier recorte en otras inversiones es más que justificadas, ya que en la cosa pública hay obras que tiene mayor alcance en todos los niveles de la población que otras y esta es de las que más, la palabra del señor presidente no se caería si en un esfuerzo ingente, aprovisiona económicamente el proyecto, a fin de que  aunque no lo termine en lo que queda del tiempo, lo deje en niveles que quien asuma las riendas del poder a partir del término de este mandato, se vea compelido a concluirlo, recordemos las inversiones en el metro y la construcción del nuevo en esta administración, con lo que se demuestra que se puede, no importan la vicisitudes económicas.

Los Enriquillences, así como los suroestanos que soñábamos con la Carretera San Juan-Santiago y esta presa, aceptamos a regañadientes las excusas esgrimidas para la no construcción de la misma, pero jamás perdonaríamos el desvanecimiento  de monte grande, oportunidad única de su construcción, la cual es fundamental para que en la región Enriquillo, con ella, la desviación del las aguas excedentes del río Yaque del Sur, el San Juan, sus afluentes, además de las obras colaterales, como el Dique de MENA, entre otras no nos sigan bañando de lodo y aguas en las venideras crecidas… ¡auxilio para el sur, señor presidente!

POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA
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