Idioma cuatriboliao No. 6: "la camiona"
Ha llovido tanto desde el tratado fronterizo domínico-haitiano de 1929 del presidente Vásquez y el presidente Bornó, y la sentencia de 2014 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que ordenó a República Dominicana modificar su Constitución para conceder la nacionalidad incondicional a los extranjeros nacidos en territorio dominicano; tanto ha llovido que pocos dominicanos le han apagado la vela al cuarto de Tula para que no coja candela junto con nuestra nacionalidad y soberanía, por la costumbre de Tula de dejar la vela prendida cuando duerme.
El idioma cuatriboliao penetra esa “alegoría y metáfora” poniendo en práctica el “relato cuatriboliao de carácter alegórico” que sigue a continuación. Un viejo diccionario revela las siguientes definiciones: 1) Peregrinidad: calidad de peregrino, raro, extraño o insólito. 2) Peregrino: que anda por tierras extrañas. 3) Perejil: planta umbelífera de flores blancas o verdosas que se cultiva en las huertas y cuyas hojas se usan como condimento. // Títulos que, juntos con uno más principal, condecora a un sujeto (Perejil de monte, Perejil de perro, Perejil macedonio, etc.). Y 4) Perengano/na: voces con que se alude a persona cuyo nombre no se expresa, después de haber aludido a otras con palabras de igual oficio, como fulano, mengano, zutano.
Según la gente, en 1937 se combinó el titulo "Perejil perengano" en alusión a persona cuyo nombre no se expresa, no para llamarle fulano, mengano o zutano sino para llamarle “haitiano”, por la pronunciación deformada de la palabra "perejil" por causa del patois. En ese caso “perejil” parecería contribuir con el idioma cuatriboliao como palabra que no expresa el nombre de la persona en particular, ni es tampoco palabra prejuiciada, sino que al pronunciarla evidencia el origen haitiano o dominicano de una persona, independientemente del tono de la epidermis o del tipo de raza que parece diferenciar los habitantes de Haití y República Dominicana.
Igual que “perejil” le sigue el “congó", también como mote o modismo originario del gentilicio “congolés” que alude a personas nacidas en el Congo, una región de Africa. Lo único que el congolés o congoleño es oriundo del Congo, y el "congó", según algunos dominicanos y extranjeros, es oriundo de Haití y al parecer de República Dominicana, por el hábito del "congó" de emigrar a Quisqueya sin documento alguno por ser Quisqueya “la madre de todas las tierras” que permite la entrada de extranjeros sin documentos y además con el deber de entregarles a ellos y sus descendientes la nacionalidad dominicana.
Viéndolo así a las palabras "perejil" y "congó" le sigue "la camiona”. Hay dos tipos de “camiona”. La lenta de ida y vuelta en épocas de cosecha o zafra azucarera, entre 1930 y 1961, en las provincias donde existían ingenios azucareros, donde habían mini consulados o autoridades haitianas que junto con autoridades dominicanas coordinaban el retorno de los trabajadores temporales al lar de origen, es decir, Haití. Todo iba bien hasta que Jean Bertrand Aristí, no como presidente haitiano que fue después sino como novel político en aquel entonces, acusó a las autoridades dominicanas (1986-1996) de maltratar o explotar trabajadores haitianos en territorio dominicano.
Eso originó la otra "camiona”, es decir, la rápida de una sola vía, desde República Dominicana hacia Haití en guaguas “banderitas” cargadas de haitianos en respuesta a las declaraciones de Aristí, quien al ver la firme actitud de la parte dominicana no dijo "ni pio", aún luego de convertirse en presidente de Haití. A estas alturas el lector habrá sospechado quien o quienes “maniyaban” ambos tipos de “camionas” en gran parte de las mitades que dividen el siglo XX, lo que era apreciado por el pueblo en general. Puede decirse que “la camiona” fue una forma práctica de defender nuestra nacionalidad y soberanía.
De la “camiona” se llega a la “invasiona” (inmigración ilegal masiva haitiana hacia República Dominicana), la que después de muchos años tuvo su primer y serio bloqueo con la defensa teórica de nuestra nacionalidad y soberanía que interpreta la sentencia 168 del año 2013 del Tribunal Constitucional, sentencia que desde sus inicios fue defendida públicamente, de manera firme y tenaz, por uno de los partidos políticos reconocidos por la Junta Central Electoral (JCE): la Fuerza Nacional Progresista (FNP), cuyo presidente es el Lic. Marino Vinicio Castillo (Vincho).
Pero no solo eso. La FNP también fue el partido político que dio el primer paso para apagar la vela en el cuarto de Tula para que nuestra nacionalidad y soberanía no cojan candela, al someter un proyecto de resolución ante el Senado de la República que declara de interés nacional la construcción de un muro en la frontera con Haití y la reconstrucción de la carretera internacional que lo bordea. Se trata del primer intento moderno de defensa práctica de nuestra soberanía y nacionalidad, preferible a la defensa teórica que se observa desde 1929…”la de nunca acabar”, totalmente diferente a la camiona…”que algo acaba”.
Hasta la fecha la sentencia 168-13 no ha sido capaz de impedir y detener la “invasiona” de manera radical pues al parecer le rodea el “carácter social” o la “inclusión social” que se asocia o se usa para interpretar un bienestar nacional que adorne cualquier tipo de planteamiento socio-económico, en vez de un planteamiento de carácter “nacionalista y patriótico” que reviva la “camiona” y resuelva la “invasiona”, como se practicaba en el siglo XX; o el muro que detenga la “invasiona” para que la República Dominicana recupere su dignidad como nación soberana.
Pero parece que, gracias a la defensa teórica de nuestra nacionalidad y soberanía, sea a nivel local o internacional, la “invasiona” seguirá por muchos años, y mientras arrecia convierte poco a poco la República Dominicana en “naciona”, comenzando con documentos oficiales y/o cédulas de identidad que justifiquen la “elecciona” que cada cuatro años se celebra. Cuanto ha viajado el perejil!...tanto que no habría dificultad en pronunciarlo.
Po Luis Eduardo Díaz Franjul
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