Hace falta mayor control para reducir tala de zonas boscosas‏


EN BARAHONA, (República Dominicana): El decomiso de setenta piezas  de la especie caoba en el marco de un allanamiento realizado en una residencia del distrito municipal de El Cachón, confirma las denuncias sobre constantes derribamiento de árboles de madera preciosa  que personas realizan en diferentes zonas de la región Enriquillo con fines comerciales.

Conservacionistas y ecologistas  que siguen de cerca la delicada situación  expresan que la madera preciosa que  derribada en la zona es escondida en residencias, ubicadas en diferentes sectores de los pueblos de Barahona, Bahoruco, Pedernales e Independencia, siendo alguna parte de ella introducida hacia Haití por la zona fronteriza.


Explican que de seguro las setenta piezas  encontradas durante el allanamiento practicado por autoridades de la Dirección Provincial de Medio Ambiente y el Servicio Nacional de Protección Ambiental (SENPA), forman parte de la gran cantidad de los árboles de caoba, roble y otras maderas preciosas  derribadas por personas, algunas de las cuales quizás,  no actúen por cuenta propia.

"La tala de estos árboles cuya madera es comercializaba, asi como   de otros que son utilizados para la fabricación de carbón vegetal, motiva que con frecuencia  efectivos de la Quinta Brigada del Ejército de la República Dominicana (ERD) con sede en esta ciudad,  realicen operativos en los que destruyen hornos, incautan sacos conteniendo este producto,  maders y en ocasiones detenien algunos de los infractores", comentaron los que velan por la conservación y preservación de los recursos naturales..

Las autoridades de la direcciones provinciales de Medio Ambiente siempre alegan que hacen lo que pueden porque no cuentan con personal ni vehículos suficientes para mantener una efectiva vigilancia en las zonas boscosas del Suroeste, en especial las áreas protegidas, excusa que siempre ha sido puesta en dudas por los comunitarios.

En esto hay un desorden y un descontrol tan excesivo que en ocasiones las autoridades de estos organismos conceden permisos para la limpieza de algunas áreas aptas la el pasto del ganado vacuno y otros fines, pero aprovechando los beneficiarios la falta de un control efectivo, se extralimitan y van más allá de lás areas que les fueron asignadas para tales fines.

Dos de estos casos se resgistraron en meses pasados en el lugar denominado La Cueva del municipio de Polo y una zona del distrito municipal de La Guázara, donde las personas a las que se otorgaron permisos para la limpieza de algunos metros de terrenos, derribaron cantidades de árboles de diferentes especies.

En el caso  de Polo, estos señores no sólo derribaron parte de una área boscosa, sino que procedieron a prenderle fuego, acción que fue un escándalo a nivel de los medios digitales de esta ciudad y de la capital.

En esta zona, en especial Barahona,  la protección de la zona boscosa siempre ha sido muy débil, y cuando se designa un funcionario que si quiere controlar esta situación, de inmediato algunos políticos y autoridades de los gobiernos de turno comienzan a maquinar para que lo cancelen

Esto siempre ha movido a sospechas de que los  políticos y autoridades que se dedican a esta práctica, podrían estar involucrados en el comercio y tráfico ilegal de madera preciosa en la región Enriquillo.

Recientemente el director provincial de Medio Ambiente y Recursos Naturales en Bahoruco,  ingeniero Luis Piña, fue trasladado a Barahona, en sustitución del también ingeniero, César Ferreras, quien a la vez, fue enviado a Bahoruco.

Para muchos comunitarios este cambio no solucionará absolutamente nada, porque a su juicio en las administraciones de ambos funcionarios en  Bahoruco y Barahona se han hecho muchas  denuncias sobre tala indiscrinada de árboles de madera preciosa que es comercializada, así como de otras especies que se utilizan en la fabricación de carbón vegetal.   También campesinos haitianos y dominicanos destruyen áreas boscosas para la preparación del conuquismo.

/Foto: Tamada de Ecos del Sur/.

POR JUAN FRANCISCO MATOS
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