DATOS QUE SORPRENDEN
Con frecuencia las autoridades dominicanas ofrecen datos que sorprenden al más distraído. En ocasiones se revela desde alguna instancia que tiene que ver con la lucha contra el narcotráfico, que hay con exactitud en el territorio cierta cantidad de puntos de drogas. Eso es lugares para el expendio de una actividad ilícita, pero sin que hagamos nada para erradicarlos.
Ahora resulta que también hemos identificado a dos personajes como los jefes de los carteles más importantes de las drogas en el país. Uno de ellos está detenido luego de decirse que era el narcotraficante más buscado, pese a que vivía jugando gallos en las galleras públicas expuestas a los ojos de todo el mundo. Su detención al final pareció más una novelita mal montada, que una acción de un Estado convencido de que tiene que erradicar tal práctica.
Ahora resulta que también hemos identificado a dos personajes como los jefes de los carteles más importantes de las drogas en el país. Uno de ellos está detenido luego de decirse que era el narcotraficante más buscado, pese a que vivía jugando gallos en las galleras públicas expuestas a los ojos de todo el mundo. Su detención al final pareció más una novelita mal montada, que una acción de un Estado convencido de que tiene que erradicar tal práctica.
El otro personaje se dice que se fue al exterior un día después de haberse atrapado al supuestamente más buscado de los narcotraficantes. Y, lógicamente, aquí tenemos que volver a preguntarnos cómo es posible que tengamos tantas informaciones exactas de las cosas malas y que no hagamos nada para detenerlas. Incluso, otro dato que se aporta es que la lucha entre esos dos carteles ha costado unas 100 vidas humanas, eso es matándose unos con otros en conflicto de territorio, tumbes y otros asuntos de bandos.
Si eso es tan así, la primera conclusión está más clara que el agua cristalina. Hay sectores oficiales que protegen desde sus funciones o roles a esos personajes en el desarrollo de esos carteles en el país y en las operaciones que eso conlleva. Y la otra, todavía más relevante es que falta voluntad para enfrentar esas actividades criminales.
Igual pasa con la corrupción y la impunidad.
Editorial El Nuevo Diario, 6/11/2014