Al cumplir 35 años de mi llegada al Hospital Regional Jaime Mota (VI)‏


Justamente lo que este domingo he visto casi en frente de mi hogar me ha hecho reflexionar en los principios enarbolados por el insigne maestro, nunca bien reconocido en su máxima dimen


En el desarrollo de nuestras labores de médico anestesiólogo en el sector público y privado, introducimos por primera vez en la Región el uso de la anestesia y analgesia epidural, el uso de la morfina intratecal combinada con anestésico de uso raquídeo para producir analgesia hasta por 24 horas del postquirúrgico y el uso del sello hemático peridural con sangre autóloga como tratamiento de respuesta inmediata al terrible dolor de cabeza por punción lumbar, entre otras innovaciones.

 A la par  realizábamos intensas actividades gremiales y políticas. También ejercíamos como docente universitario en la época de oro de la Universidad Mundial Dominicana, extensión Barahona. Tuvimos participación destacada en la consecución del terreno, construcción, equipamiento y en las actividades científicas y sociales del club de los médicos en Barahona. El incentivo médico por distancia de labores fue también una importante conquista en la que nos involucramos de manera protagónica.

 En el Hospital Regional Jaime Mota ejecutamos varios trabajos de investigación que fueron presentados y/o publicados en la revista oficial de la entonces Asociación Médica Dominicana, en reuniones científico-gremiales y congresos médicos.

En estos trabajos siempre incluimos a médicos generales como forma de elevar su currículo, facilitándole así sus ingresos a residencias médicas para la formación especializada de su preferencia. Es así como el Hospital Jaime Mota fue el centro sanitario donde por primera vez en el país revertimos los efectos de una sobredosis suicida de diazepam hecha por un joven depresivo, al cual aplicamos exitosamente aminofilina  endovenosa a razón de un miligramo por cada kilo de peso.

 Otro trabajo científico que también por primera vez se hizo en el país, fue el que realizamos usando la combinación de midazolam y ketamina en legrados uterinos con excelentes resultados hemodinámicos y mentales.

 Otro aspecto que resultó controversial fue la formación de técnicos en anestesia que iniciamos en el año 1988, como una manera de aminorar la enorme carga que para solo dos anestesiólogos y un técnico representaba enfrentar todos los casos de las cuatro provincias de la Región que requerían el servicio de anestesia. La oposición de la Sociedad Dominicana de Anestesiología no se hizo esperar.

Consciente  y convencido de nuestra penosa realidad seguimos adelante formando 18 técnicos de anestesia en tres períodos, entre médicos y enfermeros, con un riguroso programa de docencia teórica y práctica. Fue muy importante la colaboración de mis compañeros de labores tanto anestesiólogos como cirujanos. Hicimos para este entrenamiento la selección de un miembro de cada hospital provincial y municipal de la Región, algunos de los cuales brindan y/o brindaron sus servicios en Neyba, Cabral, Polo, Vicente Noble, Tamayo, Duvergé, Enriquillo, y en el Hospital Regional Jaime Mota de Barahona.

POR VINICIO LÓPEZ
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