La UASD y el Eco de dignidad (1de 2)
Hace 24 años bajo la asesoría del Dr. Jacobo Moquete de la Rosa y Diómedes Robles Cid, se presentó una tesis como requisito para optar por el título de maestría, un estudio investigación (87-90), cuyo presupuesto investigativo tenía como tema, “La Universidad Privada Dominicana: Análisis de sus fines en Comparación con la Estatal; sustentada por el Ing. Rafael Matos Feliz, Dionis Maribel González y el autor de Esta Columna.
Después de presentar esta reflexión hace más de dos décadas de la educación superior dominicana, y hacer una mirada retrospectiva, el tiempo parece detenerse y el problema central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo sigue siendo el mismo: falta de recursos económicos y un mejor y justo trato por parte del Estado y los gobiernos de turnos, en otras palabras, el respeto que le corresponde por ley.
Después de presentar esta reflexión hace más de dos décadas de la educación superior dominicana, y hacer una mirada retrospectiva, el tiempo parece detenerse y el problema central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo sigue siendo el mismo: falta de recursos económicos y un mejor y justo trato por parte del Estado y los gobiernos de turnos, en otras palabras, el respeto que le corresponde por ley.
Los argumentos, juicios y razonamientos de este estudio, que como eco del tiempo, los reitero de forma integra al publicar un fragmento de la introducción del mismo: “La Educación Dominicana, ha presentado en los últimos tiempos, cambios estructurales, metodológicos y filosóficos, que la han convertido en una institución de mayor horizonte y de un gran arraigo en la sociedad de hoy.
Esos cambios a que hacemos referencia, se han dado tanto en los órdenes cualitativo y cuantitativo. En el aspecto cuantitativo, observamos que el crecimiento de la población estudiantil universitaria, así como del número de instituciones académicas de esta índole, se ha disparado hasta tal punto que hoy día resulta difícil distinguir entre una universidad propiamente dicha, y un centro de educación superior cualquiera.
En lo cualitativo, es posible ver que la misma masificación de la enseñanza universitaria, ha ocasionado un deterioro de la calidad académica; La capacitación profesoral es generalmente un planteamiento, la instalación de bibliotecas y laboratorios no ha seguido el mismo avance que el crecimiento estudiantil, la contratación profesoral se ha convertido en un mecanismo institucional sin requisitos, entre otros problemas.
En el orden filosófico, la educación superior también ha sufrido cambios. Hay universidades cuyo fin principal es la ganancia económica. Sin embargo, las hay también con fines y objetivos ideológicos hacia metas humanas que dignifican al hombre.”
Si no advierto que la lectura que acaba de hacerse, corresponde a un documento reflexión elaborado en marzo del año 1990, fecha en que presentamos nuestro examen de tesis; parecería, una posición puntual a la actual realidad de la educación superior dominicana.
Los fines de la educación superior privada y la pública, siguen marcados en sus diferencias, por naturalezas y fines diametralmente opuestos; mientras la educación privada constituye una opción más del mercado, impulsada fundamentalmente por el interés mercurial; la pública, en cambio, es una puerta de acceso a la cultura y la ciencia basada en el justo derecho de oportunidad.
Además de constituir hoy, un derecho constitucional, es una obligación del Estado de orden imperativo, garantizar el financiamiento pertinente y digno de la educación superior pública. En la próxima entrega de Pentagrama, desnudaremos los mitos y chantajes, que de forma paradójica se han constituido en una cadena de sofismas, con la que se pretende hacer creer una hipotética derogación de la ley 5778, frente a la ley 139-01, lo que ha llevado a que algunos hagan el papel de tontos útiles, al enarbolar, esta última, como el marco jurídico institucional de la UASD.
POR JUAN TOMÁS OLIVERO