Enigmas del incendio de Barahona en 1864 (Tercera parte)
Antes de los levantamientos de 1963, hubos varios intentos que terminaron en fracasos, entre ellos, cabe destacar la del 2 de mayo del general José Contreras, aplastado a sangre y fuego por Santana, la expedición del patricio Francisco del Rosario Sánchez y el general José María Cabral, que culminó con el fusilamiento del primero y parte de sus compañeros; también la primera rebelión originada en el Sur el 3 febrero de 1863.
Para esa fecha, un grupo de 50 hombres, liderado por el general Cayetano Velásquez, asaltó la comandancia de arma de en Neiba, tomando prisionero al coronel Tomás Bobadilla hijo y los demás miembros de la comandancia. El amotinamiento fue rápidamente sofocado y aparentemente no tuvo mayores consecuencias. “Esos movimientos fracasaron porque España reaccionó con rapidez y mano dura” (Ver Emilio Cordero Michel "Características de la GuerraRestauradora, 1863-1865" revista Clío No 164).
En 1963, cuando se inciaron las campañas militares en el Cibao y la Linea Noroeste contra la anexión española y varios pueblos fueron atacados y tomados por los Restauradores, en la región Sur la situación permaneció tranquila por mucho tiempo, practicamente al margen debido al celo historico que existía entre los generales de Norte y el Sur, pero todo camenzó a cambiar cuando el general Luperón envía al general José Durán con tropas a ocupar San Juan de la Maguana, también con la orden precisa de reclutar a Pedro Florentino como jefe de operaciones del Sur, donde tenía “propiedades, residencia y un prestigio casi avasallador”.Cabe destacar que el general Florentino,como baecista, fue uno de los firmantes anexionístas del documento del 20 de marzo de 1861.
Ya convertido en líder conspirador restaurador del Sur, Florentino atrae para la causa a los generales Aniceto Martínez y los coroneles Francisco Moreno, Angel Felix (Liberata), entre otros. Inmediatamente logran sublevar El Cercado, Sabanamula, y San Juan, días después, como reguero de pólvora, sublevan y ocupan los poblados Las Damas (Duvergé), Barahona, Cabral y Neiba.Las victorias del general Florentino, quien hasta entonces lucía impecable, imbatible y omnipotente, fueron sumandose una tras otras; a los pocos meses sus tropas ya ocupaban Baní, San Cristobal y rodeaban en Azua a las tropas del general Eusebio Puello.
La ocupación de San Cristobal por los restauradores "alarmó a la corona española”. El ejército español, que se había refugiado o protegido en la ciudad amurallada de Santo Domingo y que Florentino creía en desmoralización, recibió refuerzos de Cuba y de Puerto Rico que le devolvieron su moral” (Ver Sócrates Nolásco “Pedro Florentino y un momento de la restauración”), entre los recien llegados se encontraba el general José de la Gándara, sustituyendo al coronel Salvador Arizó, muerto en Puerto Plata.
La Gándara inicia el 16 de noviembre de 1863 “la gran campaña de revancha contra el Sur” dando su fruto en el combate del Guanal de Paya donde derrotó a las tropas restauradoras de Florentino que, desorientado y desmoralizado, le prende fuego a Baní, llevándose en su retirada gran cantidad de rehenes a los que fué ejecutando uno por uno en su escapada hacia San Juan de la Maguana.
A partir de esa derrota, la estrella del general Pedro Florentino y su Estado Mayor, comenzó apagarse. Las tropas del general la Gándara avanzaban victoriosas por el Sur encontrando en su camino poca resistencia.
Diezmados los restos del ejército del Sur, en fuga pánica, los pocos que logran escapar con vida, huyen hacia Neiba. Cabral y Barahona, procurando el amparo de su jefe regional, el coronel Angel Félix (Liberata), que se había mantenido hasta entonce victorioso en los combates. Ocupado ya Azua, La Gándara dirigue sus tropas hacia Neiba siendo acosado ocasionalmente en el camino por tiradores de Felix, ocupando ese poblado el 2 de febrero de 1864 sin que los patriotas restauradores presentaran batalla.
Luego de conversar con los pocos habitantes que no se habían refugiado en los montes cercanos, La Gándara emprende la marcha a Rincón y luego a Barahona, plaza defendida por el mismo Angel Felix (Liberata) y cuando llega, el 7 de febrero al poblado, ya los restauradores habían escapado ( después de haber disparado un cañonazo contra el buque Isabel la Católica) encontrandose con el incendio de algunas casa y escribiendo en su diario “como si la indefensa Barahona tuviese la culpa de que ellos no pudieran hacer frente una sola vez a nuestras bayoneta, soltaron contra ella a sus feroces incendiarios” (Ver José de la Gándara “Anexión y Guerra de Santo Domingo”). Teniendo, según el general español, sus soldados “el consuelo de salvar a las mujeres y niños que había en el pueblo, y la satisfacción de evitar que éste ardiera por completo”.
De noviembre de 1863 a febrero de 1864, San Cristóbal, Baní, Azua, Neiba, Barahona, San José de Ocoa, y San Juan de la Maguana fueron quedando, una a una, bajo el mando español. La caida de Barahona, marcó el fin de Pedro Florentino como jefe de operaciones del Sur, la junta revolucionaria perdió la paciencia con sus pillajes, crimenes y destrucción, lo destituyó y luego lo “aparcó” en la frontera con Haití en posición de “reposo”, junto con su Estado mayor, entre ellos, Angelito Liberata, hasta la llegada del general Juan de Jesús Salcedo, que como su sustituto, tampoco hizo gran cosa. La situación militar se estancó.
La guerra revolucionaria en el Sur al final se había convertido en un desastre militar en manos de Pedro Florentino, Aniceto Martínez y Angel Félix (Liberata), el descredito, la indisciplina y la desmoralización era muy grande en la fila restauradora, peor aún cuando se corrió la noticia que a Florentino, luego de una borrachera, su asistente, el coronel Juan Rondón, lo había asesinado mientras se encontraba durmiendo, inconforme con el reparto del botín que lograron saquear de Azua y San Juan de la Maguana.
Cuando se creía que lucha patriotica en la región Sur era una batalla perdida, en seguida el General Ramón Matías Mella, enfermo y casi agonizando, pasó al Sur e impuso interinamente al General Manuel María Castillo, quien le dio un giro positivo a la causa hasta la llegada de José María Cabral desde Haití en junio de 1864.Cabral, un general sancristobalense,con dotes de guerrero en el campo de batalla y decente con sus enemigos, en un par de batallas derrotó y desalmó a los españoles juntos con sus aliados criollos, determinando el curso de la guerra restauradora.
POR DAVID RAMÍREZ