¿Guido o Miguel?‏


La crisis política del país es muy seria. La democracia peligra. Los partidos, manejados con criterios mercantiles, son destruidos por los poderosos bajo la mirada de las altas cortes. ¿Qué pasa? Parecería que están a disposición del mejor postor, que no piensan en el bien común. El escenario general es lamentable.


En el caso específico del PRD, su situación es compleja. Sabemos que se caracteriza porque sus militantes tienen espíritus independientes, diversidad de ideas. Estamos acostumbrados a sus encontronazos, pero en la mayoría de los casos, terminan entendiéndose. Sin embargo, hoy están prácticamente divididos. Se habla del grupo de Miguel, de Hipólito, Abinader, de la convergencia, del PRD Mayoritario. Unos actúan dentro de la organización, otros fuera de ella.

El presidente del PRD, Miguel Vargas, asegura que sus acciones buscan “institucionalizarlo, disciplinarlo, modernizarlo”. Está suspendiendo o expulsando a los que no se ajusten a sus normas. Miles quedaron fuera del padrón electoral para la Convención que realizarán el 20 de julio y donde elegirán el próximo presidente.

Miguel aspira a la reelección. Otro candidato es Guido Gómez Mazara. ¿Recibirá apoyo de los que actúan desde afuera? No lo sé. Los perredeístas saben que es momento de definiciones. No procede perder tiempo con estrategias ni tácticas dilatorias con fines posteriores. Como ciudadana amante de la democracia, estoy muy atenta a este evento. ¿Quién será presidente, Guido o Miguel?

Las personalidades, principios, objetivos, inquietudes y métodos de acción de estos dos candidatos se perciben radicalmente diferentes. La decisión de la mayoría, definirá el partido y retratará la sociedad.

Miguel, ingeniero y empresario, con las riendas, siglas y símbolos del partido en las manos, busca cambiar la esencia del mismo y el comportamiento de sus gentes. Sobrio, frío, lacónico, calculador, inspira un respeto que raya el miedo. En su afán de disciplinar sus actitudes y acciones, se perciben con aires dictatoriales, chocan con la idiosincrasia de los perredeístas. Ellas recuerdan que tiene el poder en el partido y también económico, es millonario. Si lo deseara, pudiera usar esos recursos, desde la base hasta las cúspides, para alcanzar sus fines.

Vende la idea de disciplinar aunque miles queden fuera, incluyendo líderes históricos. Actúa como los gerentes empresariales que, con la mayor tranquilidad, manda al zafacón, desechan, los productos que no encajan con el molde e impiden la negociación.

Guido, por su lado, abogado y político, parece disponer solo del verbo, ideas, sueños, férrea voluntad. Insiste en preservar la esencia del partido, defender la democracia. Extrovertido, espontáneo, emotivo, se expresa con coraje y firmeza, buscando que el mensaje cale. Afirma que persigue unir la familia perredeísta, abrir las puertas a todos y todas para que, juntos, puedan pensar en los pobres, combatir la corrupción, acabar con la impunidad, defender los bienes del pueblo y cerrar los capítulos de odios y rencores.

Considera que el Gobierno que preside Danilo Medina tiene aspectos positivos, pero debe desmontar la corrupción. Asegura que como presidente del PRD no habrá pacto de la corbata azul como el que hizo Miguel con Leonel. Que no va a aliarse a los depredadores de la nación, a los que dejaron un hoyo fiscal, a los que no pueden explicar sus millones, mientras los hospitales carecen de todo y los pobres se mueren de hambre. Es cuestión de vergüenza contra dinero. “Demostraré que 'primero la gente', como decía Peña Gómez, no los intereses de grupos”.

Dice tener fe en Dios, de que saldrá airoso. “La gran mayoría del PRD votará por mí porque me parezco a ellos. También los que están en el padrón de Miguel, porque saben que ayudaré al partido a volver al poder en el 2016. Los necesitos a todos. Vamos a reconstruir al PRD. Trabajaremos como un gran equipo, fortaleceremos la democracia, ayudaremos al Gobierno, señalándole lo que anda mal y contribuiremos a tener una mejor RD. Ya lo verán”, dice con vehemencia.

Bueno, el día de la Convención, la nación espera que vayan a votar revestidos de civismo, solo escuchen su conciencia y piensen en la democracia ¿En quién confiarán para unir las partes? ¿En Guido o Miguel? Veremos. /Z101/.

Por

Venecia Joaquín
Con tecnología de Blogger.