Maquiavelo a la dominicana
Voy a comenzar por el final y no por el principio del artículo de Rafael Núñez, titulado “Subestimar: la derrota de los estrategas", publicado en Diario Libre de fecha 16/6/2014 y luego reproducido en el Listín Diario de fecha 18/6/2014. Al final cita a Nicolás Maquiavelo (Niccoló di Bernardo dei Machiavelli) de la siguiente manera: "Hay que ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos". Para interpretar “Maquiavelo a la dominicana” yo invertiría la citada frase de la siguiente manera: "Hay que ser león para conocer las trampas y zorro para espantar a los lobos".
Para interpretar y entender la invertida frase consulté el Diccionario del Español Dominicano, de la Academia Dominicana de la Lengua, en interés de saber más de leones, zorros y lobos además de su condición de mamíferos carniceros. Veamos. León: "Personas que se benefician de las circunstancias sin escrúpulos". "Yo me las arreglaré". "Yo no soy una leona?".- Lobo: "Referido a un animal, cerril, que no ha sido domado". (Bosch: Cuentos más completos-95: “Esa condenada se metió por la quebrada. Entonces estaba lobita”).
Consulté otros diccionarios buscando más definiciones. Veamos. Zorro: “Hombre refinado y astuto“. “Persona astuta y solapada”.- León: “Hombre audaz, imperioso y valiente”.- Lobo: “Mamífero carnicero que abunda en España, enemigo terrible del ganado”. Por lo tanto parecería que el león y el zorro son superiores al lobo, pero no hay forma de que el lobo caiga en trampas. Eso se evidencia en la frase de Maquiavelo o invirtiendo la misma como al lector le parezca.
Siguiendo con la invertida frase, en República Dominicana hay que ser león para conocer todas las trampas; convertirse en “conocedor de trampas" para no caer en ellas. De ser el caso fabricarlas para que otros caigan (dirían algunos o muchos), no tanto para causar daños materiales o físicos sino para que el dominicano caiga de pendejo. Es la antesala de hombres leones y zorros (o leones-zorros, peor aún) que maniobran para que cada vez sea mayor el número de dominicanos pendejos que caen en sus trampas. Pero el hombre lobo no cae en ellas.
Como sabemos, la palabra "león" es de uso frecuente en República Dominicana. Cuando decimos "Miguelón es un león", es por algo o alguien que dista mucho de ser pendejo; o de alguien que se beneficia de las circunstancias sin ningún tipo de escrúpulos, según la definición. Se trata de un "hombre león" que supuestamente no cae en trampas. Entre sus destrezas una de ellas es poner trampas cuando lo considere de lugar para que los dominicanos pendejos caigan en ellas y así conseguir lo que quiere. Y el pendejo ni cuenta se da, se hace el chivo loco o luego habla pendejadas. Mientras tanto el hombre león se ríe.
Dominicanamente hablando, el león y el zorro son hombres distintos. Pero hay una cosa que los identifica: ninguno de los dos son pendejos, y además astutos. De ser el caso, "león-zorro" es un hombre que por su inteligencia, habilidad y astucia supuestamente no cae en trampas. Pero todo depende donde se ubique o el riesgo de caer en su propia trampa. Aún así, la interpretación final de la invertida frase de Maquiavelo sería como sigue: “no son los hombres leones sino los hombres zorros los que espantan los hombres para que, como pendejos caigan en la trampa que preparan los hombres leones”. Repito, el hombre lobo no cae en trampas.
Es verdad que los lobos emiten un aullido a distancia que advierte peligro y miedo y el que se encuentra en medio de la guarida no vive para contarlo. Pero qué sucede, oh la vida!...el hombre lobo de pendejo no tiene nada! Tampoco le tiene miedo al espanto de los zorros y la trampa de los leones. Esta es la razón por la que muchos hombres leones y zorros no enfrentan al hombre lobo sino al pueblo en general para espantarlo y hacerle caer en la trampa para convertirlo en un pueblo de pendejos.
En República Dominicana muchas veces el pueblo se comporta como lobo solitario y por tanto propenso a caer en la trampa que le tienden los leones con la ayuda de los zorros, o los hombres leones y zorros. Eso no quiere decir que el pueblo dominicano sea pendejo ya hay momentos en que ese pueblo se convierte en jauría de lobos que se traga a cualquiera. Basta preguntarle a Delio Gómez Ochoa y Mayobanex Vargas, sobrevivientes de la Raza Inmortal que enfrentó la tiranía de Trujillo el 14 de junio de 1959. O al propio Antonio I. Barreras, único sobreviviente de los valientes hombres que eliminaron a Trujillo el 30 de Mayo de 1961.
Y ni decir del verdadero Mártir de la Patria, Manolo Tavárez Justo, quien también enfrentó a Trujillo y luego perdió la vida en las montañas (1963) defendiendo la soberanía ultrajada por un golpe de Estado. Pero sobre todo los Padres de la Patria: Duarte, Sánchez y Mella. Lamentablemente, hombres como esos, “hombres con alma de lobo”, no caen en la trampa de los hombres leones y zorros. Estos últimos le ponen trampas a la Patria porque son hombres con alma de “Maquiavelo a la dominicana”.
Los héroes y mártires hicieron su trabajo y algunos ya son mayorcitos. Tarde o temprano podrían aparecer hombres con alma de lobo, al igual que ellos, para evitar que la Patria siga cayendo en trampas, por un lado, y para defender nuestra soberanía contra la masiva inmigración ilegal haitiana (a pesar de las excusas), por el otro. Basta recurrir al pasado para no excusarnos y hacer lo que hay que hacer. Como el hombre león y zorro no tiene alma de lobo fácilmente cae en su propia trampa, en la trampa de la historia o ambas.
Queda demostrado que el hombre lobo es tan hábil, inteligente y astuto como el hombre león y zorro, especialmente cuando su alma palpita junto al alma de la Patria. La diferencia entre “hombres con alma de lobo” y “hombres leones y zorros” estriba en que los primeros, sabiendo que hay trampas en las que la Patria puede caer (aún sabiendo que desde 1961 hasta la fecha existen trampas muy sofisticadas), transmiten el crisol transparentes de sus almas y el ejemplo de sus actos para que otros descifren las trampas y hagan cambiar el rumbo.
Los “hombres con alma de lobo” tienen la Patria como norte, contrario a los hombres leones y zorros, razón por la cual, tarde o temprano, caen en su propia trampa. Por lo tanto, son leones y zorros para algunas cosas y para otras no. Hay que ver que pasaría cuando el pueblo dominicano se convierta en jauría de lobos que de al traste con las trampas sofisticadas que los hombres leones y zorros le han tendido desde 1961. Contra eso hay que saber luchar para evitar que al pueblo dominicano lo cojan de pendejo, como sentenció Trujillo pocos meses antes de su muerte. En ese sentido, parecería que el Perínclito de San Cristóbal tenía razón.
POR Luis Eduardo Díaz FranjUL