Los huertos familiares impactan San Juan
EN SAN JUAN DE LA MAGUANA: En las zonas rurales de la región suroeste de República Dominicana se respiran nuevos aires. Junto a las calles polvorientas y las típicas casas de guano y canas, surge un pequeño espacio de esperanza de mejoría. Rodeados de una sencilla malla metálica, florecen verduras y frutos que ayudarán no solo a mejorar la dieta y la nutrición de las familias de la región, sino a incrementar sus ingresos, que les permitirán elevar su calidad de vida.
En ese entorno van surgiendo frutos sanos y orgánicos que están sirviendo para generar nuevos conocimientos entre los pobladores de las pequeñas comunidades rurales de El Cercado, en la provincia San Juan. Se trata de los huertos familiares que promueve el Programa de Usaid y Reddom de Seguridad Alimentaria y Saneamiento en la Región El Valle (Suroeste, provincias San Juan y Elías Piña).
En ese entorno van surgiendo frutos sanos y orgánicos que están sirviendo para generar nuevos conocimientos entre los pobladores de las pequeñas comunidades rurales de El Cercado, en la provincia San Juan. Se trata de los huertos familiares que promueve el Programa de Usaid y Reddom de Seguridad Alimentaria y Saneamiento en la Región El Valle (Suroeste, provincias San Juan y Elías Piña).
“El que come vegetales tiene más vida”, nos cuenta con sabiduría Única Sánchez, propietaria del pequeño huerto de 35 metros cuadrados que tiene a un lado de su humilde vivienda, en la calle principal de Batista, la comunidad donde vive.
“Yo cuido mi huerto con mucho cariño porque el que tiene un huerto en su casa tiene alimentos para sus hijos”. Ella sembró ajíes, zanahoria, tomate, remolacha, cebolla, repollo y brócoli.
“Estoy disfrutando y comiendo de las matitas”, dice.
Única es una de las 161 mujeres y hombres que se están beneficiando de la instalación de igual número de huertos familiares en tres comunidades pobres de El Cercado, provincia San Juan, a través del Programa de Usaid y Reddom de Seguridad Alimentaria y Saneamiento en la Región El Valle.
Ada Ramírez considera que los huertos le han cambiado la vida a la gente de La Guázara, otra comunidad de El Cercado.
“Nos estamos nutriendo, noto que la gente está roja, porque cuando comemos algo nutriente, se siente el ánimo y se le ve por encima de la ropa”.
Martha Sánchez se siente a gusto con su huerto a un lado de su casa en Batista. Mientras antes no consumía hortalizas, ahora lo hace dos veces a la semana.
“Este huerto ha sido muy importante para mí porque lo que siembro es muy alimenticio, porque tiene más vitaminas”.
UN SUSTENTO PARA VIVIR MEJOR
Los comunitarios de Batista y La Guázara consideran que estos huertos son “una bendición de Dios”. Y no es para menos. Han aprendido a cosechar muchos frutos más sanos y nutritivos en poco terreno. Cuentan los técnicos de la Pastoral Social de la Parroquia San Pedro que la motivación de la gente viene dada por los frutos de su trabajo que son visibles y que le garantizan el sustento necesario para vivir mejor.