La fundación de Barahona: ¿En qué fecha del año debemos celebrar? (Primera parte)
El emblemático periodista, predicador de la igualdad racial y religiosa Marcus Garvey, dijo una vez que un pueblo sin el conocimiento de su historia pasada, el origen y la cultura es como un árbol sin raíces. Es una frase que encierra una gran verdad, porque probablemente para muchos barahoneros como yo le resulte confuso, extraño y hasta frustrante el saber que, siendo Santa Cruz de Barahona una de las ciudades más jóvenes de la República Dominicana (en comparación con Puerto Plata o Azua), no existen documentos veraz y científicamente comprobable de la fecha precisa de su fundación.
Es una situación bastante engorrosa, porque deja a instituciones locales, como el Ayuntamiento Municipal o la Gobernación, sin una fecha trascendental para celebrarlo anualmente con los habitantes.
Si aplicamos correctamente el concepto o metodología para investigar la evolución histórico-social de nuestra ciudad, descubrimos muy desilusionado que, a pesar de contar en nuestra biblioteca personal con 5 libros que abordan el tema de manera directa, el cuándo, cómo, dónde, y porque de su fundación sigue siendo una interrogante.
A excepción del libro “Historia de Barahona 1801-1900”, escrito por el abogado Welnel Darío Feliz (que no se conforma con lo que le contaron, sino que escudriña los documentos depositados en los archivos nacionales y locales), cuatro de estos libros prácticamente no fundamentan sus investigaciones sobre el origen de nuestra ciudad en bases científicas, sino en las tradiciones orales, muchas veces transmitidas familiarmente.
Esos libros son fuente que todo investigador debe consultar al momento de abordar el tema, sin dejar de reconocer que sus autores hicieron un gran esfuerzo por dilucidar nuestra historia. Lamentablemente no aportan datos precisos porque las documentaciones sobre los primeros pobladores de lo que llegó a conocerse como común o villa Barahona, se perdieron con el tiempo. Partiendo de ese criterio no debe resultar extraño para cualquier investigador encontrar hipótesis deterministas y hasta casualistas sobre la fundación de Barahona.
El caso más llamativo de todos es el que plantea el cuentista y poeta oral Matías Ramírez Suero en su obra “Fundación de Barahona”.
Ramírez Suero establece, sin precisar fecha, el germen que dio origen a nuestra ciudad gracias a una casualidad del destino en la que estuvo implicado un pariente lejano. Ese familiar, procedente de nadie sabe dónde, salió a buscar unos toros, pero que en su lugar encontró una zona boscosa, posiblemente sin dueño, con un río caudaloso que desembocaba en una costa cercana, asentándose poco después en el lugar con su familia, bienes y propiedades.
El planteamiento de Matías Ramírez, que es casualista, está basado en las tradiciones orales de la familia Suero Ramírez sobre la fundación de Barahona. Es cierto que tiene cierto parecido con las bellas historias al mejor estilo de Hollywood y en ocasiones no la aceptemos como una verdad sino como una ucronía histórica, tal vez prejuiciado porque dicho planteamiento parten de un relato oral dictado por una persona (y escrito con la ayuda de otro), que nunca en su vida se le conoció madera de escritor, mucho menos de historiador serio y riguroso.
Pero eso no quita, de ningún modo, que la obra de Matías deje de ser interesante para los acuciosos o investigadores de la historia. La narrativa de Matías Ramírez sobre la fundación de Barahona podría calificarse de “posible” si la comparamos con la Historia de la Humanidad, donde el ser humano históricamente se ha relacionado con la naturaleza y la ha transformado por medio del trabajo, extrayendo lo necesario para subsistir o disfrutar de ella.
Otros, en cambio, abordan la fundación de Barahona desde una perspectiva muy determinista (“todo efecto viene de una causa y toda causa tiene su efecto”), como es el caso de José A. Robert que en su obra “La evolución histórica de Barahona”, plantea como debidamente cierto e irrefutable que la fundación de la villa Barahona, al igual que su crecimiento poblacional y florecimiento económico, estuvo asociado al corte y comercio de la madera preciosa (principalmente caoba y roble) en el 1795, en los terrenos de familias residentes de otras poblaciones cercanas.
Cuando Robert trata de profundizar sobre el origen de la villa, con sus habitantes y modo de vida, entonces sus planteamientos se sustentan en imprecisiones o suposiciones históricas. A pesar de que su libro fue el primero en abordar este tema, termina centrándose en relatos o en las tradiciones orales de la época. Robert no aporta documentaciones que sustenten que esa fecha, 1795, fue el germen real o la génesis los hoy se conoce como la ciudad de Barahona.
Luego tenemos la obra del periodista Oscar López Reyes “Historia del desarrollo de Barahona”, también investigamos la obra del sociólogo Joaquín Peláez titulado “Barahona: un enfoque sociológico”. El primero aborda el tema del origen y desarrollo de la ciudad desde el punto de vista social, económico e histórico. El segundo realiza una investigación genealógica familiar que acaba convirtiéndose en un estudio sociológico sobre aspectos muy importantes de nuestra historia.
Lamentablemente ambos escritores no establecen una fecha precisa sobre la fundación de Barahona y, al igual que Welnel Darío Feliz, terminan asumiendo (uno más que otro), directa e indirectamente los mismos planteamientos deterministas que José A. Robert sobre las causas y efectos que dieron su origen.
Resulta que al final nos quedamos como “en el aire”, reconociendo que ningunas de las obras escritas hasta el momento pueden establecer con absoluta claridad o precisión científica la fecha exacta de la fundación de Barahona.
Volvemos entonces a la parte inicial de nuestro artículo ¿Existe una fecha precisa que podamos tomar como válida para celebrar anualmente la fundación de la ciudad de Santa Cruz de Barahona? Claro que si, existe y lo vamos abordar en nuestra segunda y ultima parte.
POR DAVID RAMÍREZ