DOMINGO ESPECIAL: ¡Quién como una madre!
EN SANTO DOMINGO: Este 25 d mayo se celebra en República Dominicana el Día de las Madres, fecha en que la familia se reúne para demostrar su agradecimiento infinito y admiración al único ser en la tierra que es capaz de entregar sin reserva todo su amor y vida solo por el bienestar de sus hijos.
El Día de las Madres es una festividad que realizan diferentes países y en días distintos. Las primeras celebraciones se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.
Los católicos transformaron estas celebraciones para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús. En Inglaterra hacia el siglo XVII, tenía lugar un acontecimiento similar, también relacionado con la Virgen, que se denominaba Domingo de las Madres. Los niños concurrían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus progenitoras. Además, como muchas personas trabajaban y no tenían la oportunidad de estar en sus hogares, ese domingo se le daba el día libre para visitar a sus madres.
En el siglo XX, muchas naciones latinoamericanas festejaban este día el último domingo de mayo, lo que influyó en el caso dominicano. En el país es más reciente y se inició después de la desocupación norteamericana, durante el gobierno del General Horacio Vásquez, en 1926. Se tiene a Doña Trina de Moya, su esposa y a Ercilia Pepín, educadora de Santiago, como las primeras en propiciar la festividad.
En 1926 se constituyó en Santiago de los Caballeros el primer Comité Pro-Día de las Madres y se estableció como símbolos el clavel rojo para la madre viva y una azucena o nardo para la madre fallecida; todos se propusieron vestir de rojo o blanco según el caso.
Aquel día quedó establecido por ley, de manera oficial, con número 370 de 1926; que el homenaje a las madres debía celebrarse el último domingo del mes de mayo, como todavía sucede. La primera fiesta a las madres fue el 30 de mayo y para ello se organizaron actos públicos y escolares, veladas, visitas colectivas al cementerio y se publicaron opúsculos motivando las razones del homenaje.
Desde ese entonces las cosas han cambiando; Ahora todo se ha comercializado y se resuelve gastando algún dinero en las tiendas y es raro escuchar la canción que marcó la primera celebración, escrita por Doña Trina de Moya, que todos cantaban en las escuelas y que se entonaba a coro en todos los hogares:
Himno de Las Madres
!Venid los moradores /del campo y la ciudad,
y entonemos un himno/ de intenso amor filial:
Cantemos de las madres la ternura, el afán
y su noble atributo de abnegación sin par.
Celebremos todos la fiesta más bella,
la que más conmueve nuestro corazón;
fiesta meritoria, que honramos con ella
a todas las madres de la creación.
¡Quien, como una madre, con su dulce encanto,
nos disipa el miedo, nos calma el dolor,
con solo brindarnos su regazo santo,
con sólo cantarnos baladas de amor!
De ella aprende el niño la sonrisa tierna,
el joven la noble, benéfica acción;
recuerda el anciano la oración materna
y en su alma florece la resignación.
CORO: Venid los moradores...
Celebremos con flores la tumba sencilla
de madres que moran en la eternidad,
y ornémos con flores la frente en que aun brilla,
en que aun brilla y fulge la maternidad.
Para ello escojamos frescas azucenas
-simbólicas flores de aroma ideal-,
blancas como el alma de las madres buenas
y con algo místico y sentimental.
Albas estrellitas, nítidas hermanas
de las que circundan la divina sien
de la que es modelo de madres cristianas,
madre del Dios-Hombre nacido en belén.