En Semana Santa y siempre, prudencia al conducir vehículos
El incumplimiento a las reglas y leyes establecidas para una conducción vehicular decente se agudiza cada vez más, pues ya no son solo los del sexo masculino los violadores a los principios elementales, sino que es cada vez mayor el número de mujeres que olímpicamente se saltan los semáforos en sus pasolas y motocicletas, a veces sobrecargadas de niños.
Tampoco son únicos los motociclistas y pasolistas que doblan cualquier esquina sin colocar las luces direccionales, o señalar con la mano que dirección van a tomar en las intersecciones de las calles. Esta violación también la cometen en demasía automovilistas y conductores de carísimas jeepetas. Los excesos de velocidad son otras de las modalidades de conducción características, sin importar el tipo de vehículo que se conduce.
Tampoco son únicos los motociclistas y pasolistas que doblan cualquier esquina sin colocar las luces direccionales, o señalar con la mano que dirección van a tomar en las intersecciones de las calles. Esta violación también la cometen en demasía automovilistas y conductores de carísimas jeepetas. Los excesos de velocidad son otras de las modalidades de conducción características, sin importar el tipo de vehículo que se conduce.
Por las noches es un verdadero infierno conducir por cualquier vía de nuestro país con los conductores que mantienen altas las luces, aunque el conductor de enfrente se caiga muerto pidiéndole bajar la luz por la molestia y la falta de visibilidad que provocan.
Son tan despiadados al conducir que no les importa ni siquiera nublar la vista al conductor de enfrente cuando están cruzando un puente, un muro o una de las peligrosas zanjas de las que tanto abundan en nuestras vías. Esta situación se agrava más por la gran cantidad de motocicletas que circulan sin luces.
Si con la educación no pueden corregirse estas desviaciones, la aplicación de las leyes puede hacer el milagro. Es un buen tema de reflexión para esta Semana Mayor y siempre.
Por: Vinicio López