EDITORIAL DE EL NUEVO DIARIO, 14/3/2014: Contraste entre riqueza y la pobreza
Conseguir un mundo con equidad ha sido imposible hasta ahora. Ni siquiera en el mayor esplendor del socialismo se ha podido lograr, pues más que una sociedad igualitaria, el modelo conocido como comunista construyó un capitalismo de Estado altamente represivo e ineficaz.
Y la sociedad plenamente capitalista tampoco ha logrado construir esa sociedad de sueños, en que las personas no padezcan de pobreza. Y mucho menos de pobreza extrema como aún persiste en el mundo moderno. Es en verdad un lastre que continúa atentando contra la dignidad humana, pese al crecimiento de la economía y a su enorme capacidad de generar riquezas. Esos bienes, sin embargo, como tendencia universal, se han venido quedando en muy pocas manos, en que pequeños grupos acaban acumulando fortunas extraordinarias de manera particular.
Hay sociedades que han logrado tener un sentido de mayor equidad, en que la concentración de riquezas no priva a tantas personas de tener acceso a las cosas básicas para vivir dignamente. Al menos una gran parte de las personas no andan afectadas en la marginalidad social.
Lo cierto es que esa tendencia perniciosa le es aplicable a las relaciones de las naciones grandes con las pequeñas, lo mismo que sucede en la participación de las personas de forma individual. Y los efectos son múltiples, pues existe una gran parte de la humanidad que padece en medio de la abundancia.
En el caso de la República Dominicana ha llamado la atención de los organismos internacionales y de los medios de comunicación, el que pese al crecimiento económico consistente la pobreza aún siga martillando a unas cuatro millones de personas, quienes bordean la pobreza extrema. Eso es mucho y el reto es enorme.