La ganadora de "The X Factor Israel" y el efecto Susan Boyle‏


Rose Fostanes, una enfermera inmigrante de Filipinas y lesbiana confesa, triunfó en el reality que busca talentos. Como la británica, conmueve por su voz,  pero también por su historia


Nacida en Taguig, Filipinas, en 1967, Fostanes abandonó su país a los 23 años para recorrer el mundo trabajando como cuidadora de ancianos. En 2008 llegó a Israel, donde empezó a cuidar a una mujer muy enferma.

El 26 de octubre de 2013, con 46 años -uno menos que Susan Boyle cuando entró a Britain's Got Talent-, se presentó a una audición para participar de la primera edición de The X Factor Israel. Con una impactante versión de This Is My Life, la canción de Shirley Bassey, convenció de inmediato a todos los miembros del jurado.

Con temas de Tina Turner y Christina Aguilera, y brillantes interpretaciones de "Bohemian Rhapsody", de Queen, y "Because of You", de Kelly Clarkson, Rose Fostanes fue avanzando de forma arrolladora hasta llegar a la final. Entonces, con una memorable versión de "My Way", la canción que inmortalizó Frank Sinatra, terminó imponiéndose como la indiscutida vencedora de la competencia.

"Gracias a todos los israelíes por apoyarme, muchas gracias. Les agradezco por darme la oportunidad de participar de un concurso como éste", dijo, emocionada, tras conocerse el veredicto del jurado.

La historia de Fostanes guarda muchos parecidos con la de Boyle. En ambos casos, se trata de mujeres relativamente grandes para empezar una carrera musical, que vienen de entornos decididamente humildes y que cargan con el estigma de no tener la apariencia física que suelen promover la industria de la música y de la televisión.

Pero en ambos casos, lo que aparentemente eran debilidades se convirtieron en fortalezas. No sólo por la convicción que les dieron para cantar cada canción, sino porque fueron elementos esenciales para conquistar al público.

"Me sorprendió mucho que me aceptaran en X Factor, porque no soy israelí y ni siquiera tengo la residencia", contó. Precisamente por ello, a pesar de ser en este momento la cantante más convocante del país, no tiene autorización para obtener lucro de conciertos o de la venta de discos.

Muchos inmigrantes, incluida la propia Fostanes, sostienen que son víctimas de discriminación en Israel. Por eso, más allá de si pueda convertirse o no en una cantante profesional, el sólo hecho de recibir semejante reconocimiento es trascendental para ella.
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