DOMINGO ESPECIAL: PALABRAS DEL SENADOR JOSE RAFAEL VARGAS EN LA CLAUSURA AÑO BICENTENARIO‏


En 169 años de vida republicana y a los 200 años del nacimiento del Patricio, hemos pasado como país por todos los desafíos y adversidades.


El próximo 27 de febrero, el país se dispone a celebrar el 170 aniversario de la Independencia. Pienso que hoy, los desafíos que tenemos como país son aún mayores.

Hoy sentimos el acoso a la nación de fuerzas extrañas, las mismas que ayer conspiraron para evitar que nos constituyéramos en Estado libre e independiente. Hoy nos acosan bajo el manto de los derechos humanos, y agitan la campana de la discordia, pero en el fondo todos sabemos que lo que se procura es menguar nuestra soberanía, lo que no permitiremos, porque nacionales son lo que la constitución dispone, no lo que nos impone ningún poder extranjero.

Ante el acoso que recibe la república, debemos ir al manantial más puro y transparente con que contamos: la persona misma de Duarte. El es el referente obligado de nuestros días, el espejo en que todos debemos vernos para construir la patria de nuestros grandes sueños.

Imitar a Duarte, pensar como él, asumirlo en su conducta personal y en su inquebrantable lucha por tener nuestra propia identidad como dominicanos, es una tarea de todos los días. Duarte es el modelo a seguir. Es, en el más amplio sentido de la palabra, el verdadero rostro de la patria.

Su martirio, su sacrificio, su pensamiento y su obra nos seguirán iluminando por siempre.

Este año del bicentenario ha sido clave para asegurarnos, en virtud de una histórica sentencia del Tribunal Constitucional, el afianzamiento de nuestra identidad como nación. Ahora nos toca resistir todos los embates para regular a los extranjeros y afianzarnos como nación que ejerce a plenitud sus derechos, resistiendo todas las amenazas y estableciendo un estricto control migratorio que se corresponda con los designios de una nación organizada.

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Ha de imponerse en el país un nuevo orden moral y social para entendernos con nuestros vecinos occidentales, que no puede ser el acoso y la denuncia internacional, con la única finalidad de imponer la cultura de sus caprichos, que no es otro que seguir permitiendo que miles de ciudadanos indocumentados se sigan estableciendo en nuestro territorio e imponiendo sus reglas, las que veníamos acogiendo con indiferencia, hasta el nuevo bautizo de la sentencia 168-13.

Porque ciertamente, es hora de poner en orden la patria, y que sigamos actuando con sentido humanitario, aceptando a los seres humanos que deseen vivir legalmente en nuestro territorio. Aquí lo hemos aceptado sin remedos, con sus enfermedades y miserias a cuesta, y les garantizamos la salud, la educación y el trabajo. Pero la recompensa que hemos recibido de su gobierno, es la acusación de racista que pisotea sus ciudadanos, mientras una avalancha de críticas nos acosa desde el exterior, impulsadas, claro está, por los mismos países que impiden a esos ilegales llegar a sus territorios y los devuelven en alta mar. Entonces, ha llegado el momento de trazar reglas claras. Que no es otra que hacer cumplir la sentencia y establecer controles definitivos en la

frontera. Cada país es dueño de su destino, y aquí no recibimos órdenes de nadie.

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Hoy más que nunca es menester la devoción duartiana, para asumir con gallardía todas las adversidades que procuran mediatizar nuestra soberanía con sutiles mecanismos de dominación. Cada día, con la fe puesta en nuestros héroes fundadores, os invito a levantar la bandera que nos legó Duarte, y repetir con Gregorio Luperón que "la grandeza de una nación no depende de la extensión de su territorio ni del número de sus moradores, sino de su carácter nacional".

Quiero agradecer la deferencia que ha tenido el Instituto Duartiano de venir a sesionar a Moca, junto a la mayoría de los centros duartianos del país, para concluir en nuestra provincia el Año Bicentenario de Duarte. Lo que concluye es el Año Bicentenario de Duarte, pero no concluye Duarte, pues todo el esfuerzo que ha realizado la nación en este año tan especial debe ser como una brisa suave que penetra hasta el fondo del alma nacional, para dejar grabada como impronta en la mente y la conciencia colectiva del pueblo dominicano esta significativa afirmación: DUARTE POR SIEMPRE.

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Hoy agradecemos a Dios por regalarnos a un hombre que es sin duda alguna, el corazón de la Patria.

El Profesor José Joaquín Pérez Saviñón juramentó en el día de hoy en el Parque Duarte de esta ciudad, a 300 jóvenes que ingresan a las BRIGADAS DUARTIANAS. Con ellos sumamos 971 los jóvenes pertenecientes a la misma y el próximo 27 de febrero se juramentarán 300 jóvenes más.

Duarte desafía a los jóvenes de cada generación a ser aguerridos, soñadores, luchadores y entregados a una causa que trascienda nuestros límites particulares, para abordar un proyecto de Patria, de Nación, de república libre, soberana e independiente. De soñar con aquella “independencia pura y simple” que él supo inculcar a aquel puñado de jóvenes que compartieron sus mismos sueños y esperanzas.

Ese hombre, en cuya alma se acrisoló la identidad nacional, nos desafía a través del tiempo a los políticos a convertir nuestra labor en una obra de servicio y solidaridad con el pueblo.

El desafía a los que tienen bienes y riquezas, aún bien ganadas, a ser generosos con la Patria y no escatimar bien alguno cuando se trata del interés nacional.

El desafía junto a sus hermanas y hermanos a todas nuestras familias, a poner el empeño nacional por encima de los desafíos particulares y familiares.

El desafía al servidor público a vivir plenamente el camino hermoso de la honradez y del deber cumplido. Ahora que hablamos tanto de transparencia y rendición de cuentas, Duarte fue el primero en rendir cuentas ante la Junta Central Gubernativa de los fondos que le habían sido entregados para operativizar acciones a favor de la causa nacional.

El desafía a cada ciudadano a servir a la Patria sin pasarle factura, sin exigirle a ella “que le resuelva su vida por los servicios prestados”.

Hoy, la Provincia Espaillat se siente regocijada de celebrar durante todo este año la memoria de ese hombre-camino, de ese hombre-señal, de ese hombre-misión.

Duarte es para los dominicanos MEMORIA, IDENTIDAD Y PROYECTO. Siempre hay que estar al asecho para levantar a Duarte cada vez que se vea distorsionada nuestra memoria histórica, cada vez que se vea en peligro nuestra identidad nacional o la integridad del territorio dominicano y cada vez que nos decidamos a emprender proyectos de desarrollo social, con justicia y libertad.

En apenas una semana, concluiremos el Año Bicentenario, el próximo 26 de enero. Ese día comienza el Mes de la Patria, que este año rememora de manera especial el 170 aniversario de la Independencia, el próximo 27 de febrero; pero otra celebración trascendente vamos a recordar el próximo 26 de enero. Se trata de que vamos a celebrar el CINCUENTENARIO de fundación del Instituto Duartiano, el cual surge el 26 de enero de 1964, por iniciativa de un ilustre mocano que siempre pensó alto: don Julio Jaime Julia.

Quiero aprovechar la ocasión para rememorar un mensaje que escribiera para radiotelevidentes como tributo a Duarte, el Dr. Julio Jaime Julia.

Dice: “Duarte es la más alta personificación de nuestra tierra, el más luminoso y completo de los

varones que dignifican el acervo histórico de nuestro suelo, el primero de nuestros Libertadores y uno de los grandes entre los grandes del mundo”.

Y más adelante, don Julio, citando a Emiliano Tejera apunta: “Duarte no ha sido el héroe de los combates, ni el representante de la fuerza, en ninguna de sus representaciones. Fue un apóstol del derecho; fue de la escuela de Sócrates, de Bruto, de Catón, de Las Casas, de Washington, de Lincoln, de Juárez…de todos los adalides antiguos y modernos de la justicia y la libertad. Su ideal fue el derecho; y se esforzó en inculcárselo a sus conciudadanos, y en dárselo como espíritu vivificador a la patria que contribuyó a fundar. Ese espíritu vive aún en el corazón de los dominicanos, a despecho de pasajeros eclipses, y será el que un día lleve a la Patria al puesto que debe ocupar en el mundo colombino”. Y termina: ¨”El dominicano de gloria más pura, así como es también el más grande entre los fundadores de la Patria por la alteza de su concepción, la fecundidad de su labor y su desinterés y abnegación imponderables”.

(Entrego al Profesor Pérez Saviñón un ejemplar de estar obra PENSAR ALTO, sobre los escritos inéditos de Julio Jaime Julia).

No ha sido casual que nuestra provincia haya sido la de mayor distinción en este Año Bicentenario. Llevamos el nombre como provincia del dominicano que más se ha parecido a Duarte, tanto por sus virtudes cívicas, su vocación política de servicio como por la concepción democrática de ejercer el poder. Me refiero a Ulises Francisco Espaillat.

El insigne maestro Eugenio María de Hostos consideraba a Espaillat como “el hombre más digno del ejercicio del Poder que ha tenido la República.

Quiero agradecer la distinción que me ha hecho el Instituto Duartiano, integrándome a esa institución como Miembro Correspondiente.

Finalmente quiero expresar que la motivación principal que nos ha impulsado a celebrar en grande este bicentenario ha sido el influir en que Duarte deje de ser “el menos conocido de los libertadores americanos” y pase a ser por su estatura única “un absoluto en el imaginario nacional”.


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