DOMINGO ESPECIAL: PIDEN NO PERSEGUIR A INOCENTES HAITIANOS
Archivo--(foto: fuente externa)
Faustino Reyes Díaz
EN DOS BRAZOS , Neyba.: En el marco de la celebración de los últimos rezos de José Isaías Méndez Díaz y Luja Bocio Encarnación, en la comunidad rural de Dos Brazos de aquí, familiares de las victimas manifestaron su oposición a que sean maltratados nacionales haitianos inocentes de la muerte de la pareja de ancianos.
Los abuelitos fueron asesinados la semana pasada presuntamente por los haitianos Andrés Pie y Papo Sani y posteriormente por represalia dominicanos mataron a un nacional del vecino identificado como Codito, en comunidad La Petaca de Panzo de este municipio cabecera de la Provincia Bahoruco.
“Nosotros lo que queremos es que nos entreguen a los malhechores porque los otros haitianos no tienen culpa de eso. No tenemos problemas con los otros haitianos”, dijo el hijo de José Méndez, Víctor Méndez Díaz, en presencia de cientos de personas que acompañaron en el rezado.
Expresó que los matadores de su padre residen en la comunidad haitiana llamada Bulosa y que un Pastor haitiano en esta ciudad se ha ofrecido colaborar con su apresamiento si les garantizan una pareja de policías para trasladarse al lugar donde están ubicados.
Víctor Méndez, reconoció que muchos de los trabajadores que abandonaron el municipio de Neyba con destino hacia Haití son personas inocentes, serias y trabajadoras que nada tienen que ver con la desaparición de sus progenitores.
¿Esos que tienen familia, usted cree que ellos están de acuerdo con eso?, se preguntó el caficultor para luego expresar “nosotros no tenemos ningún problema con ellos porque hay muchos inocentes que trabajan”.
Resaltó las cualidades humanas por sus consejos de un nacional haitiano que llevaba veinte años residiendo con su padre y decidió abandonar el país por la situación que se presentó luego de la muerte de su patrón para robarle algunos quintales de café.
José Méndez, tenía sembrada en sociedad unas habichuelas con dos extranjeros del vecino país que residían en la comunidad de Apolinar Perdomo y se marcharon llorando lo que le causó preocupación, dijo.