DOMINGO ESPECIAL; Cuento: El Rey y el Plebeyo
Por Luis Borondi Sadel, Desde Venezuela:
Érase una vez en un puebleto, por no decir un paisito muy pequeñito, había un bondadoso rey y un plebeyo que se llevaban a las mil maravillas. En los actos donde la alta sociedad invitada al rey siempre este era interceptado por el plebeyo. Apretones de manos, risas, carcajadas, secreteos, abrazos, entre otras cosas, eran los resultados de estas intercepciones.
El rey le concedía todo al plebeyo, plata, monedas de oro, entre otras cosas valiosas, que le pedía su amigo, por ser este último de su entera confianza.
Pero como nada dura para toda la vida, un día el plebeyo le solicitó al rey una cuantas monedas de oro para, supuestamente terminar de construir una vivienda de su propiedad, contestándole el rey: “Mi querido plebeyo, en esta oportunidad siento no poder complacerlo”.
El plebeyo se puso como el diablo y comenzó a hablar de todo contra el rey, de quien se declaró enemigo número uno. Tras este abrupto cambio del plebeyo, varios curiosos fueron a ver al rey, a quién la preguntaron: “¿Señor que ha pasado que el plebeyo anda por las cuatro esquinas del pueblo hablando mal de usted”?.
A esto el rey contestó: “Amigos, esta pregunta solo puede ser contestada por el propio plebeyo, que es la persona indicada para dar la respuesta correcta”. “Pero sobre esto, lo único que le puedo decir es que lamentablemente el plebeyo se ha quedado sin rey y sin monedas, por lo que es natural que transite por las calles del pueblo lanzando zarpazos al aire como un león herido”.