El crimen de la hacienda María y su maldición
(Foto: Los asesinados por Ranfis Trujillo en la Hacienda María)
Lipe Collado / Periodista y escritor
El lunes 18 de noviembre último se cumplieron 52 años del “Crimen de la Hacienda María”, cuando Ramfis Trujillo (El Pato), su cuñado coronel José Luis León Estévez (Pechito) y el coronel Gilberto Sánchez Rubirosa (Pirulo) eliminaron a tiros uno por uno a seis héroes del magnicidio de la noche del martes 30 de mayo del 1961 en que cayó abatido el tirano Trujillo.
Poco después de las 7 de la noche de aquel sábado, aproximadamente una hora antes de abandonar el país, Ramfis Trujillo, que era Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, la Marina de Guerra y el Ejército Nacional, y los dos citados, asistidos por el coronel Alfonso León Estévez, hermano de Luis José, asesinaron a Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Huáscar Tejeda Pimentel, Luis Manuel Cáceres Michel, Roberto Pastoriza y Modesto Díaz.
Ramfis, Luís José y Sánchez Rubirosa estaban próximos a una piscina, parados en una elevada plataforma de cemento, bajo un chorro grueso de luz de una potente bombilla.
Al primero que Alfonso llevó ante ellos fue a Cedeño y le dispararon, “primero Ramfis, después el marido de Angelita y luego Sánchez Rubirosa” (…) “Después, el mismo que fue a buscar a Livio Cedeño, siguió buscando a los demás, llevándolos uno por uno, y así también los iban matando de la misma forma”, narraría a un fiscal el mayor Américo Dante Minervino, quien por órdenes del entonces jefe de la policía, coronel Marcos Jorge Moreno -“también estaba presenciando el asesinato”- dirigió parte de los preparativos de ese crimen.
"..esa inoculación venenosa asaltó mi mente cuando en 2012 un médico personal de Balaguer reveló que en vida éste le había pedido que cuando muriera “le sacara el corazón”. ¿Y acaso le habrá encontrado corazón al padre de la Demoniocracia?"
Cual cobro reverso justiciero los tres ejecutores materiales y su asistente morirían en circunstancias lastimosas. Los hermanos Alfonso y José Luis León Estévez se suicidarían en fechas distantes de sendos balazos a la cabeza, Ramfis moriría al día siguiente de un curioso accidente al salirse del carril de una autopista su vehículo en las afueras de Madrid, entrar a un carril de otra carretera y chocar de frente con otro vehículo, y Sánchez Rubirosa quedaría postrado en una silla de rueda hasta el último de sus días luego de un accidente automovilístico también en Madrid.
A media tarde del sábado de los seis homicidios dramáticos tres policías fueron asesinados por Minervino y un asistente, y al poco del crimen séxtuple llevaron sus cadáveres en una guagua policial que abandonaron a 5 kilómetros del penal de la Victoria luego de ametrallarla para simular la fuga a tiros limpios de los héroes ya asesinados en la Hacienda María.
“Quiero informar, además, en relación con el asesinato de los tres policías, que estos, –dijo Minervino al fiscal- una vez muertos fueron llevados a la “Hacienda María” por Jorge Moreno y por mí para que Ramfis los viera; luego Jorge Moreno dio las instrucciones de cómo debía aparecer la guagua y los policías muertos para hacer creer que se había tratado de un atentado contra la guagua, que los presos se habían fugado después de matar a tres policías”.
Los nueve asesinatos fueron el estertor de despedida sanguinolenta de la Era de la Tiranía de Trujillo, por cuanto desde aquel 18 de noviembre se inició la estampida al exilio de los Trujillo, sus remanentes y elementos más comprometidos y se aceleró el proceso de transición política que iniciado con el magnicidio del tirano habría de culminar con la ascensión al gobierno del profesor Juan Bosch el 27 de febrero de 1963.
Los pormenores de aquellos asesinatos están contenidos con lujos de detalles en la obra El Crimen de la Hacienda María, que contiene el expediente de extradición de Ramfis Trujillo y compartes, con una introducción luminosa del ahora difunto Franklin Franco, y que fuera publicado en 2012 por el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana y la Federación de Fundaciones Patrióticas.
A pesar de que días antes Ramfis Trujillo le había presentado al presidente Joaquín Balaguer su renuncia y comunicado su inminente partida del país, actuó a sus anchas con el citado beneplácito del entonces Jefe de la Policía, coronel Jorge Moreno. Curiosamente -¿curiosamente?- días después el presidente Balaguer designaría ya como General a Jorge Moreno en la Jefatura del Ejército Nacional en momentos en que el país reclamaba el esclarecimiento de esos hechos dramáticos.
Una versión puesta a rodar años atrás por allegados al criminal Ramfis y que Angelita Trujillo repetiría en un programa de televisión de aquí como que él se la habría confiado, indicaba que cuando le entregó al presidente Balaguer su renuncia y le confió su inminente partida, hablaron sobre los magnicidas que guardaban prisión. De repente Balaguer le formuló una pregunta incisiva y malévola:
-¿Y usted me va a dejar ese problema a mí?
Precisamente esa inoculación venenosa asaltó mi mente cuando en 2012 un médico personal de Balaguer reveló que en vida éste le había pedido que cuando muriera “le sacara el corazón”.
¿Y acaso le habrá encontrado corazón al padre de la Demoniocracia?