EDITORIAL DE EL CARIBE, 21/08/2013
TAMPOCOO SE PUEDE
Ayer veíamos los factores que nos obligan a concluir en que el país sigue siendo riesgoso para las personas sencillas, que no se sienten seguras ni siquiera en sus propias casas.
Pero habrá que seguir así, con todo lo que ello entraña. Sin embargo, hay otros problemas que hacen mucho más difícil la vida para la gente que quiere trabajar, que es incluso apoyada por el gobierno dominicano, como los pequeños productores o prestadores de servicios, a quienes les pueden auspiciar o facilitar los créditos, pero no encontrarán forma de cumplir sus propósitos por el precario servicio eléctrico.
Imaginen las pequeñas empresas prestadoras de servicio, que usualmente reciben altas facturaciones, las cuales no serían tan devastadoras para su desenvolvimiento, si al menos les llegara la energía durante una jornada laboral, o durante diez horas en las noches.
¿Qué está pasando?
Aunque todo el mundo está contento con el presidente Medina, por su forma sencilla como entra en contacto con la gente simple, o por la imagen de austeridad que proyecta, es una realidad que los pequeños negocios, sea servicio y/o pequeños productores, no están en capacidad de sobrevivir en estas condiciones.
Imagínese los negocios que dependen del servicio eléctrico y que deben encender sus plantas hasta ocho o más horas.
Este problema no es particular de esos sectores. También impacta la calidad de vida de las personas sencillas, cada vez más irritadas por la situación.
Con razón, hay quienes piensan que la paz social suele alterarse por la misma causa. Muchas protestas sociales están vinculadas a los apagones. Y no pensemos en la seguridad ciudadana, también bajo su influjo.
El gobierno de Danilo Medina tiene que valorar que si no se supera el grave déficit eléctrico, tampoco se podrá progresar.
