DOMINGO ESPECIAL: Relatos de Negro y Rigoberto en los Ríos.‏


Sentados en un círculo de sillas plásticas de hoy, conversábamos cuatro amigos la noche de anoche, en el hogar de don Rigoberto cuevas, de cosas de la actualidad, cuando surge con la mayor naturalidad  el relato de este último, dirigiéndose a su amigo inseparable, don Negro (Apolinar Pérez Batista), con la siguiente expresión, ¡Negro!, la verdad que cuando teníamos conuco en la boca del río, los plátanos nos ayudaban, dice negro uh!, en cantidad, yo recuerdo, dice Rigoberto, cuando, vendía los plátanos que tenía en mi propiedad,  vendía cada 21 días, y.. Mejor, mensual que era como me gustaba conservarlos, recuerdo que cuando yo cortaba, iban las mujeres y amigos a la propiedad y llenaban sacos de plátanos maduros, decía, yo vendía hasta 28 y 30 mil pesos por corte.


 Dice don Negro, así era la mía, yo con más de 140 tareas, que de ellas tenía unas 40  sembradas de plátanos y las otras de hiervas para vacas, me desenvolvía bien, cortaba 20 y 22  cargas de plátanos cada 21 días a lo más, manejaba mucho dinero, tenía leche y vendía mi becerro casi siempre, el vívere en mi conuco se perdía, yo daba,  vendía y cargaba en el camión que tenía, los cargaba para el pueblo, si, le dice Rigoberto, yo también cargaba en tu camión de los míos  para el pueblo.

Intervengo yo y les  pregunto, y que pasó con todos esos conucos y propiedades, contestan ambos, OH… se los tragó el lago, mis tierras, dice Negro, tan a kilómetros de aquí, bajo el agua salá, yo recuerdo que el último corte lo di con el agua por el pecho, recogiendo los racimos casi al nado… Así recogí los últimos, porque cuando volví a buscar el otro corte, ¡hay mi madre!, ya no se veían ni las hojas.

Me puse a luchar con las vaquitas, pero comenzaron a meterse en los conucos vecinos, a cojérmelas presas y un  día le metí un camión y las vendí. Interviene Rigoberto aseverando que tenía diez vacas, las tubo que vender, recuerda que una de ellas, comprada en

Cristóbal,  cuatro galones de leche y un poco más.

 Le pregunto yo, y… ¿Cuántas vacas tenía usted Negro?, yo tenía unas ocho o doce vaquitas, se las vendí a un camionero y me quedé sin nada, ahora brego con el conuquito de este lado, por la carretera y los ladrones no me dejan comer una sola auyama, se las llevan nuevecitos y los plátanos tengo que andar al brinco con ellos, que son pocos y lo estoy sembrando de mango.

 Recuerdo que también don Rigoberto tiene su pequeño conuco en esa misma zona, y con las mismas expectativas, luchando contra viento y marea, a pesar de ser mayores de los 70 años, sin compensación y sin ayuda de ningún género. Recuerdo que don Negro me había relatado con anterioridad su experiencia en la pesca, que fue a raíz de la perdida de los terrenos, se dedicó a pescar, lograba hacer 500 y 600 pesos dominicanos por pesca, hasta que un buen día, llegó al lugar y se habían llevado la yola y los instrumentos de pesca.

Así de cruel es la vida en los derredores del lago Enriquillo, con la intromisión en sus aguas, de aguas del Yaque del Sur y Río San Juan, entre otros afluentes, que en vez de ir a la Bahía de Neiba, están ahí, responsables de esto, que consiste básicamente, en una subida de nivel, de más de 22 metros vertical, ocupando un espejo de aguas nuevo de 200 kilómetros cuadrados, el gobierno pasado responsable fundamental de esta devastación, similar a la de Osorio, aquella con arma y fuego y esta con aguas. Y… el gobierno actual, va muy lento…

NEIBA PROVINCIA BAHORUCO, REPUBLICA DOMNICANA.

18 DE AGOSTO 2013.
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