CULTURA PATRIÓTICA
Por Luis Eduardo Franjul
Los recursos de la Ley 5909 del 19/5/1962, provenientes del patrimonio empresarial de la Era de Trujillo, dieron paso a la creación y capitalización de la Corporación de Fomento Industrial (CFI). Este proceso tuvo la asistencia técnica del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas (ONU).
La Ley 288 del 30/6/1966 traspasó el patrimonio a la nueva Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE). La Ley No.7 del 19/8/1966 creó el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), o antigua Azucarera Haina de Trujillo; y la Ley 141-97 del 10/6/1997 (Ley de Reforma de la Empresa Pública) alcanzó al CEA, Corpohotels, la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) y los aeropuertos.
Los recursos de la Ley 5909 del 19/5/1962, provenientes del patrimonio empresarial de la Era de Trujillo, dieron paso a la creación y capitalización de la Corporación de Fomento Industrial (CFI). Este proceso tuvo la asistencia técnica del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas (ONU).
La Ley 288 del 30/6/1966 traspasó el patrimonio a la nueva Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE). La Ley No.7 del 19/8/1966 creó el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), o antigua Azucarera Haina de Trujillo; y la Ley 141-97 del 10/6/1997 (Ley de Reforma de la Empresa Pública) alcanzó al CEA, Corpohotels, la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) y los aeropuertos.
En el artículo "Empresarios públicos y privados" señalamos que los componentes de la productividad práctica eran: 1) Obras de infraestructura o físicas, es decir, Construcciones; y 2) Empresas de Bienes y Servicios (empresa pública y privada). Estos dos componentes que denominamos "Binomio Obras-Empresas", son el factor determinante de la productividad que genera riqueza y empleo con incidencia directa en el bienestar nacional.
Este binomio conforma el "Patrimonio Productivo del Sector Público y Privado" conjuntamente con obras de infraestructuras construidas desde 1492 hasta la fecha. Entonces denominamos "Patrimonio Productivo Nacional" todo lo relativo al "Binomio Obras-Empresas", incluyendo las Construcciones; algo distinto al "Patrimonio Nacional", el que además de lo anterior contempla factores institucionales en muchos casos desligados de la productividad, asunto que aclararemos al final.
Me pregunto cómo se mediría el bienestar partiendo de otros criterios que no sean las herramientas de las ciencias económicas y sociales. Para tal cosa partiremos del “Binomio Obras-Empresas”, dejando fuera por el momento las Construcciones y factores institucionales. Para este ejercicio tomaremos en cuenta dos patrimonios de distintas épocas: (a) Patrimonio Empresarial de la Era de Trujillo (1930-1961), y (b) Patrimonio Productivo del Sector Público y Privado (1961-2012). Esto así porque esos patrimonios, vistos como Bienes y Servicios, no generan gastos sino bienestar directo.
Este capítulo da inicio a la Cultura Patriótica, esta vez partiendo del Patrimonio Empresarial de la Era de Trujillo y su incidencia en el bienestar nacional si se administra debidamente. Al patrimonio de Trujillo le llamaremos "Patrimonio Empresarial del Pueblo Dominicano" para que sea administrado por su verdadero dueño: El Pueblo Dominicano, no los Empresarios de la política.
En ocasiones anteriores hemos dicho que los Empresarios de la política son los 26 partidos reconocidos por la Junta Central Electoral (JCE), los sindicatos del Estado, los gremios y/o sindicatos que generan ingresos (empresarios) y los que no, al igual que otros gremios y/o asociaciones incrustados en el estamento social-institucional del país. En el caso de los partidos políticos, la JCE distribuiría unos RD$4,025 millones de pesos entre ellos en el período 2013-2016, de acuerdo con la Ley Electoral. Este solo ejemplo (para no mencionar otros casos típicos o de otra naturaleza) indica que República Dominicana se ha convertido en un país que institucionaliza el gasto y no la productividad, lo que conduce a desequilibrios presupuestarios, reformas fiscales, inflación e inestabilidad cambiaria.
Vistas las cosas de esta manera sería una contradicción no institucionalizar el "Patrimonio Empresarial del Pueblo Dominicano", es decir, la productividad. Tomando esto como hecho comienza el cálculo del bienestar nacional partiendo de: (1) Patrimonio Empresarial del Pueblo Dominicano, (2) Empresas del sector privado, y (3) Empresas del Sector Público Post Trujillo (empresas de Bienes y Servicios creadas por el Estado después de la muerte de Trujillo en 1961). Este sería el verdadero Patrimonio Productivo Nacional que indicamos al principio. (Recordar que para fines de cálculos hasta ahora hemos dejado fuera las obras de infraestructura y/o Construcciones que completan este patrimonio, y el factor institucional que completa el Patrimonio Nacional).
Continuamos, si es que el Defensor del Pueblo nada tiene que decir. Para contribuir con la Cultura Patriótica habría que ver cuál es la interpretación del Patrimonio Empresarial de la Era de Trujillo, según criterio de los "Empresarios de la política" que se han identificado con el Estado en los últimos 50 años. Eso sería lo ideal frente a un pueblo que les confió el manejo de las empresas de Bienes y Servicios que dejó Trujillo. Las empresas que se salvaron del vendaval, de manera especial el Banco de Reservas y el Banco Agrícola, deben estar sujetas al mismo cuestionamiento, incluyendo las que se encuentran dentro de la Ley 141-97 de Reforma de la Empresa Pública, entre
otras.
Aclarado o no ese capítulo, el Estado, a requerimiento del pueblo, debe solicitar la asistencia técnica del BID, OEA, ONU o FMI para abordar los temas de productividad y competitividad empresarial en la República Dominicana y la incidencia de esos patrimonios en el bienestar nacional. El próximo paso es oficializar el Patrimonio Empresarial del Pueblo Dominicano, con una autonomía que tenga como norte a Juan Pablo Duarte. De esta manea queda establecida una Cultura Patriótica comprometida con los mejores intereses de la nación.
Definidas las empresas de Bienes y Servicios del Patrimonio Empresarial del Pueblo Dominicano, las del Sector Privado y las Empresas del Sector Público Post Trujillo, no le queda otra alternativa al Estado que no sea determinar el total de millones de pesos gastados en obras de infraestructura y/o Construcciones en el período 1961-2012, al igual que otras partidas del gasto público relacionadas con el factor institucional, para ver cuál ha sido la contribución del Estado al bienestar nacional en ese período.
Pero como sabemos eso no sucederá, el Estado puede medir la contribución del bienestar desde 2012 en adelante partiendo de las Construcciones, las Empresas del Sector Público Post Trujillo y el gasto público relacionado con el factor institucional que pueda ser clasificado de social o productivo. Tampoco hay que olvidar que tanto el Estado como el sector privado invierten en construcciones y tecnología, lo que merece un capítulo aparte.
Vistas las cosas de esta manera estamos en los linderos del Estado nación, tan lejos de los Empresarios de la política y tan cerca del pueblo dominicano. También de la puesta en práctica de la Historia Económica como parte de una nueva Cultura Patriótica que tanta falta le hace a la República Dominicana. La Cultura Patriótica es una forma de hacer historia para darnos cuenta que una cosa es el “bienestar indirecto” que produce el efecto multiplicador de las Construcciones a nivel nacional, y otra cosa el “bienestar directo” como consecuencia del factor institucional y/o gasto público (social o productivo).
Esos tipos de “bienestar de origen estatal” hay que diferenciarlos para compararlos con el “bienestar directo” de la productividad del sector privado, el Patrimonio Empresarial del Pueblo Dominicano y las Empresas del Sector Público Post Trujillo, como verdaderos creadores de riqueza y empleo, en vista de lo caro que le resulta al pueblo dominicano el costo del desarrollo económico y social que motiva al Estado, si comparamos ese motivo con los niveles de pobreza y desempleo.
Poniendo en práctica la Cultura Patriótica tendríamos una mejor visión de los demás sectores productivos de la nación, partiendo del Patrimonio Productivo del Pueblo Dominicano, el sector privado y el sector público, reducido este último a Construcciones, Empresas del Sector Público Post Trujillo y el factor institucional o gasto que se identifique con el bienestar nacional. Para lograr eso hay que derogar la Ley 141-97 para que las empresas dentro de ella y fuera de ella (i.e., Banco de Reservas, Banco Agrícola, etc.), pasen a formar parte del Patrimonio Productivo del Pueblo Dominicano.
De esta forma se completa el Patrimonio Nacional que incluye todo lo anterior, para determinar un bienestar nacional más justo y equilibrado, que fusione la productividad con la Cultura Patriótica. A mi entender, es la mejor manera de honrar las gestas patrióticas escenificadas a partir de 1844, de manera especial la del 14 de Junio de 1959, gracias a una Cultura Patriótica que no se circunscriba a la mera celebración de Efemérides Patrias y a los vaivenes de un Producto Bruto Interno (PIB), el que al parecer a nadie le importa.
Luis Eduardo Díaz Franjul - eduardofranjul@yahoo.com
luiseduardo.diazfranjul@facebook.com - @LuisEDazFranjul