Antártica: donde viven los "zombis" y se conservan los barcos hundidos‏


Jonathan Amos

BBC

El bergantín Endurance del famoso explorador Ernest Shackleton, que tuvo que ser abandonado en 1915 durante su desgraciada expedición antártica, probablemente aun esté en buenas condiciones en el fondo marino.

Esta es una de las conclusiones de un estudio que observó cómo se degrada la madera hundida en las aguas polares del sur.


Para ello se sumergieron tablas durante más de un año, y los científicos observaron que después de ese tiempo volvieron a la superficie prácticamente intactas.

La razón, señalan los investigadores, es la ausencia en la región de una especie de moluscos que se alimentan de madera.

En cualquier otra parte del mundo estos moluscos habrían devorado rápidamente las tablas sumergidas.

Pero Adrian Glover, del Museo de Historia Natural en Londres, dice que las corrientes que circulan en el océano Antártico probablemente impiden que estos organismos se acerquen al continente.

Eso significa que los restos de antiguos barcos de madera –como el Endurace, hecho de pino y roble, que fue perforado por el hielo– podrían estar notablemente bien conservados en sus tumbas acuáticas del fondo del mar.
Gusanos zombis y moluscos perforadores

Barco Endurance

El barco de Shakleton fue perforado por el hielo y los exploradores tuvieron que abandonarlo.
"Creo que sugerir que el Endurance está en buen estado es una hipótesis razonable, con base en nuestros experimentos y en lo que sabemos sobre los bajos niveles de degradación en la fría capa profunda del Antártico", explicó Glover a la BBC.

"Creo que sugerir que el Endurance está en buen estado es una hipótesis razonable, con base en nuestros experimentos y en lo que sabemos sobre los bajos niveles de degradación en la fría capa profunda del Antártico",  Adrian Glover, Museo del Historia Natural de Londres

"Arqueólogos marinos e historiadores han soñado durante años con encontrar los restos del barco y recobrar artefactos de la expedición de Shackleton. Pero a mí me interesa cómo funcionan los ecosistemas de la capa marina profunda y cómo reciclan el material orgánico de gran tamaño. Esa cantidad de pino y roble ahí debajo es un experimento increíble en sí mismo, y sería fascinante poder verlo".

El equipo internacional que trabaja con Glover ha difundido su más reciente investigación antártica en la publicación británica Proceedings B de la Royal Society.

Los científicos cuentan en su informe que colocaron muestras de madera y de hueso de ballena en unas plataformas que luego bajaron hasta el lecho marino.

El objetivo era estudiar la actividad de algunas de las criaturas oceánicas más extrañas: los gusanos Osedax o "zombis", que no tienen boca, ni dientes, ni aparato digestivo y consumen los esqueletos de cetáceos y peces muertos, y sus primos, los moluscos bivalvos perforadores de madera Xylophaga.

Se basaban en una idea simple: los Osedax deben ser abundantes en una región que tiene poblaciones de ballenas relativamente grandes, pero los Xylophaga deben ser escasos debido a que no ha habido árboles en la Antártida por millones de años.

Y efectivamente, esto es lo que observaron.

Después de 14 meses bajo el agua, los huesos estaban cubiertos de gusanos zombis, incluyendo a dos especies nuevas, pero la madera estaba intacta.

Estos resultados refuerzan la idea de que la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), que circula alrededor del continente blanco, actúa como una barrera para los Xylophaga e impide que sus larvas lleguen a la región desde otras cuencas marinas.

El trabajo de los científicos también ofrece nueva información para la historia evolutiva de los Osedax al comparar todas estas especies que se alimentan de hueso con otros grupos taxonómicos.

Según se señala en el estudio, los gusanos zombis se relacionan con un clado (conjunto de especies emparentadas) de diminutas criaturas que habitan en los sedimentos del lecho marino y que utilizan una bacteria especializada para consumir químicos en entornos con poco oxígeno.
En busca del bergantín perdido

Se cree que el Endurance está a 3 kilómetros de profundidad en el Mar de Weddell y no son pocos los que quieren tratar de localizarlo.

David Mearns, de la compañía británica Blue Water Recoveries, está organizando uno de esos planes. Según él, el nuevo estudio da fundamento a la idea de que los restos del barco pueden estar en buen estado.

"Grandes trozos de hielo perforaron la popa y atravesaron los lados del barco bajo el nivel del agua y causaron su naufragio", explica Mearns.

"El daño era tan grande que no pudo ser reparado, a Shackleton no le quedó otra alternativa que abandonar la embarcación y acampar en el hielo. Y aunque el Endurance puede estar destrozado, yo espero encontrar su casco intacto."

"Debe haber sufrido un impacto adicional al chocar con el fondo marino, pero yo no creo que haya sido demasiado."

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