Crianza de cabras lecheras mueve economía de Pescadería‏


EN PESCADERÍA, (República Dominicana): La crianza de cabras lecheras se ha convertido en una vía de escape, una tabla de salvación para once familias de este distrito municipal  de la provincia de Barahona, una zona enclavada en el sur dominicano, donde la pobreza acompaña permanentemente a una parte importante de los que residen allí.

Hace tres años una joven del sector Corea se acercó sin temores a una fundación de Barahona y le manifestó la intención de un grupo de mujeres de incursionar en un proyecto con chivos. “La respuesta llegó y llegó reforzada”, según contó a elCaribe un ejecutivo de esa institución, y Yalenny López, tesorera de la Asociación de Productoras de Leche La Cabrita, que regentea el proyecto con respaldo de otras entidades, locales e internacionales.


Lo que comenzó como una mera idea o intención, es ya una finca compuesta por 60 cabras, tres padrotes y una pequeña, pero exitosa fábrica de queso y yogur que usa la leche de esos animales. Es el resultado del trabajo de un grupo de mujeres y hombres que se han involucrado en la actividad y un esquema diseñado entre todos.

El más barato de los padrotes de cabra cuesta unos US$1,000 y cada hembra cuesta unos US$600. Son importados. En principio, la zona donde está la finca, todo era monte, la Fundación Central Barahona ayudó a desmontar eso a través de equipos y maquinarias, explica el director ejecutivo de esa organización, Rafael Nazario. Para ir “armando” la finca se compró un solar y luego otros. Con asesoría de varias instituciones las mujeres comenzaron a trabajar.

 Se inició con la idea de que algunos ejemplares criollos que existían podían ser mejorados con sangre pura, pero el proceso era muy largo y ese tipo de animal se enfermaba más, no crecía y generaba poca leche. Es ahí cuando se decidió ir eliminándolos para introducir otros lecheros, como las cabras alpinas y saanen. La cabra alpina es muy lechera y de tamaño medio. Rústica, se adapta tanto en estabulación (establo), como en pastoreo o a la vida en montaña. La saanen puede considerarse la raza caprina lechera por excelencia. Su explotación está muy orientada hacia rebaños relativamente numerosos y que poseen ordeñadora mecánica.

Forraje, queso y terreno

La finca abarca 14 tareas, pero para que el proyecto marche en mejores ruedas necesitaría contar con 50, calculan algunos de los involucrados en la actividad. En la finca se hacen pacas de alimento o forraje para alimentar el ganado y que éstos no bajen el rendimiento por falta de sustento, pero igual necesitan un terreno mayor.

Antes hubo un forraje para vacuno en la finca que no reunía los nutrientes necesarios para producción de leche. Por eso, con la asesoría del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) se cambió a uno con alto contenido protéico y energético, que es lo que requieren las cabras en el proceso productivo. Se cambió el pasto que había por morera, una planta con un contenido en proteína cercano al 28%. Se hace una mezcla con leucaena (llamada también granolino) y con botón de oro o titones, entre otras variedades. Así los resultados son más positivos.

El ganado está apenas en un 30% de producción, pues sólo entre 13 y 15 cabras están dando leche, dependiendo de la producción. Cada una de las cabras está produciendo entre uno y 1.5 litros de leche en promedio. Sin embargo, hay algunas que aportan hasta 2.5 litros.

Cuando se dio el cambio de las razas caprinas hubo dificultades porque la asesoría que tenía el proyecto, de parte de una institución que ya no está, no fue la mejor. “Nos asesoraban quizás erróneamente porque aquí no había cultura de crianza de cabra lechera”, dijo Nazario.

Luego del acercamiento con el IICA y  de una financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional llegó la asesoría técnica para alimentación, producción, mantenimiento del establo y elaboración de queso y yogur. “Yo aspiro a echar  mi familia hacia adelante con este proyecto”, dice Yalenny López, a nombre de las demás mujeres de La Cabrita, mientras supervisa que en la fábrica de queso y yogur todo marche bien.

“El queso que se produce con la leche de las cabras del proyecto de Pescadería se oferta en distintos puntos de Barahona y en hoteles, clínicas y en algunos bancos. “La gente sabe que está disfrutando un queso de calidad y bien elaborado”, sostiene López, disipando cualquier duda que pueda surgir sobre el sabor y calidad del queso caprino que ella conoce.

Quizás esa calidad de la leche que refiere la emprendedora mujer, es precisamente lo que hace cotizar el litro a razón de RD$150 en el mercado. El precio de la  libra del queso de esa especie suele superar también la de otros tipos de leche.

“Nos asesoramos bien para que todo marche a la medida”, apunta López.

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