CUANDO MURIÓ MI MADRE LETRAS DEL ALMA
Autor: Luis Hernán Matos Mejía, M.A.
El 21 de Febrero del año dos mil trece (2013), en eso de las 12:30 P.M., murió mi madre, el ser más sagrado que hombre pueda tener. La enfermedad que le dio fin, fue un tumor en el páncreas, el cual le bloqueaba el apetito y no le dejaba comer, aunque el tumor era benigno al no comer se convirtió en maligno.
Doña Eduviges Mejía Jiménez, procreó con mi padre, señor Luis Emilio Matos de la Cruz, 9 hijos, y son: Águeda Matos, Andrea Luisa Matos, Mercedes Virginia Matos, Mercedes Minerva Matos, Frank Luis Matos, Ramón Antonio Matos, Ana Lucia Matos, Abraham Matos y Luis Hernán Matos, los cuales en la actualidad viven.
En 48 años que tengo, nunca había tenido la experiencia sobre lo que es tener una perdida tan grande, pues mi padre falleció cuando tenía apenas un (1) año, en el mil novecientos sesenta y cinco (1965), osea, no tenía la mas mínima conciencia, tampoco había tenido la experiencia sobre la muerte de nadie en mi familia. Puedo asegurar que mi familia ha sido sana y dichosa en ese sentido; por lo que doy agracias al eterno constantemente.
En la actualidad soy parte de una familia con alrededor de ciento quince (115) miembros, contando hermanos, nietos y bisnietos; todos descendientes directos de mi madre.
A veces quisiera devolver el tiempo, pero no puedo, quisiera añoñar a mi madre y estar con ella dándole muchos besos. ¡Cuan grande! ¡Cuan grande! es tener una perdida así. Todas las palabras del mundo no son suficientes para expresar lo profundo de esta perdida; creo que se ha transformado todo en mi interior.
Cuando recuerdo como mi querida madre soportó como una machaza los embates de ese terrible tumor, aguantando de lado, resistiendo con la fuerza vital que la caracterizó, hasta que cuando se sintió vencida, se volteó boca arriba y llamó a todos sus hijos. Recuerdo que el 19 de Febrero en horas de la tarde, llegué a la casa de Lucia mi hermana, con quien vivía y le dije: Mamá, soy yo tu hijo Hernán, entonces abrió los ojos, se sonrió y sacó un beso de lo mas profundo, usando todas las fuerzas que le quedaba, y así, mi santa madre, me dió el último adiós, así se despidió de mi. Trate de decirle, ¡madre tú siempre has sido fuerte!, pero ella ya no respondía, sus sentidos estaban ausentes y su mente distante.
Al morir mi padre, mi madre quedó en la más asombrosa miseria, en el sentido de que no le dejó, ni pensión, ni casa, nada en absoluto; pero sí le dejó nueve (9) hijos, de los cuales yo soy el último. Supuestamente en estos momentos debería ser un delincuente, pero gracias a Dios por la capacidad de trabajo y la visión que tenía mi santa madre, al morir mi padre tomó el mando y demostró ser una campeona, nunca nos faltó el sustento y como si fuera poco, todas sus hijas se casaron con velo y corona como dicen y construyó una casa, y a sus hijos varones les inculcó el amor a los estudios, el respeto, el amor al trabajo y la importancia de la unión familiar, osea, que el conocimiento intuitivo de mi madre, salvó la sociedad dominicana de un gran fracaso.
Versos a mi madre
I
El viento hace danzar las palmeras,
mientras la higuera se deshoja y seca,
escribiendo estos versos a mi madre,
con ansias de conmigo tenerla.
II
Que linda es mi madre que linda,
que bello su canto de la higuera,
cuan agradable es tener su compañía,
y cuan triste es tener que perderla.
III
Ante su voz eterna y canto infinito,
la higuera se estremece de emoción,
con nostalgia canta el ruin señor,
la canción más triste del orfeón.
IV
El año 2013 te llevó con él ,
el mes de febrero fue testigo,
desconsolados están tus hijos,
lágrimas brotan por doquier.
V
Naciste el 26 de octubre de 1926,
moriste el 21 de febrero del 2013,
hijos, nietos y biznietos se estremecen,
acongojados y tristes permanecen.
VI
Dejaste el planeta para ir a otro mundo,
hermoso y de eterna primavera lo se.
de prados verdes y de mansas aguas,
de cielo limpio, cotorras y aves canoras.
VII
La higuera fue tu canción favorita,
para mi será las mas linda y hermosa,
pues la llevo en el alma como una rosa,
del jardín que perfuma mis recuerdos.
VIII
Te fuiste en la estación más maravillosa,
radiante y sonriente cual ángel de luz,
los pájaros y las flores cantan a ti,
En el patio de tu hija Lucia, tu flor de Lis.
IX
¿Porque te fuiste madre querida? ¿Porque me dejaste tan solo?
¿Quien te vino a buscar? Dios sabe cuanto te adoro,
necesito verte, hablarte y tocarte con mis sentidos,
no soporto el mundo sin hablar y reír contigo.
X
Mi corazón siente el vacio de tu ausencia,
mi voz traspasa la frontera del silencio,
mis manos tocan y palpan la otra dimensión ,
en busca de mi madre, dedazo de mi corazón.