La presa de Monte Grande‏



Por: R. Osiris de León

Desde el año 1991, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos decidió construir sobre el río Yaque del Sur una presa que sirviera de contraembalse a las presas de Sabana Yegua y Sabaneta, ya que ambas presas, utilizadas para hidrogeneración eléctrica y para alimentar canales de riego, carecen de un contraembalse, lo que motiva que las aguas turbinadas en las respectivas casas de máquinas, los desagües de fondo y los vertidos excedentes, principalmente en días de muchísimas lluvias por tormentas y huracanes, inunden los pueblos de la cuenca baja y luego se pierdan en el mar Caribe.

El primer sitio elegido topográficamente para el emplazamiento de la presa de Monte Grande estaba aguas arriba de la comunidad de Quita Coraza, pero nuestros primeros estudios geológicos sugirieron descartar el sitio por estar ubicado justo encima de un sinclinal donde las gravas y arenas, no cementadas, de la unidad Arroyo Seco, producirían muy altos niveles de filtraciones de las aguas del embalse, erosiones regresivas, tubificaciones peligrosas, e inestabilidad de las laderas vecinas, y de la misma presa, lo que hacía técnicamente inviable la construcción de la obra en ese lugar.


La exploración geológica adicional continuó aguas arriba, y después de estudiar toda la geología de la franja comprendida entre Quita Coraza y la Boca de los Güiros, recomendamos el sitio de Monte Grande,  donde hay más estabilidad de laderas, menos permeabilidad y suficiente volumen de almacenamiento de agua.

La presa de Monte Grande debió estar lista para el año 1996, pero razones presupuestarias retrasaron los estudios complementarios y los diseños finales, mucho más allá de lo prudente, hasta que las inundaciones de Tamayo, Vicente Noble, Uvilla, Canoa, Jaquimeyes, El Peñón, Palo Alto, Pescadería, Habanero, etc., fruto del desagüe espontáneo del embalse de Sabaneta, al llenarse durante el paso del huracán Georges, en septiembre de 1998, demostraron que realmente el contraembalse en Monte Grande es muy necesario y así el tema fue retomado, aunque a paso lento y con pocos fondos.

El 20 de julio de 2009, el Estado dominicano suscribió un contrato con el consorcio Andrade Gutiérrez-Servinca, por valor de US$354 millones, de los cuales US$264 millones corresponden a la nueva presa de Monte Grande; mientras los restantes US$90 millones corresponden a la rehabilitación de la presa de Sabana Yegua, rehabilitación que incluye el recrecimiento del muro para aumentar la capacidad de almacenamiento, la reconstrucción del vertedero de excedencias del estribo derecho, la construcción de un nuevo vertedero de excedencias en el estribo izquierdo y el cambio de las viejas compuertas de los desagües de fondo, y hasta ahora prácticamente todos los gastos se han ido hacia Sabana Yegua, dejando a Monte Grande sólo en estudios geológicos, geofísicos, geotécnicos, sondeos, pruebas de permeabilidad, topografía y ajustes de diseños, pero sin arranque de la presa.

Los senadores de las cinco provincias del Suroeste se han quejado de la falta de interés del Gobierno en la ejecución de esta presa, al extremo que la empresa constructora debió paralizar todos los trabajos y despedir a todo el personal nacional y extranjero hasta que el Gobierno saldara una deuda de US$80 millones acumulada en los últimos 12 meses, deuda que el Gobierno ha comenzado a saldar al entregar US$60 millones, aunque casi el 95% de ese dinero corresponde a los gastos de Sabana Yegua. 

La presa de Monte Grande es una obra prioritaria y fundamental para el almacenamiento de agua para acueductos y riego, así como para el control de inundaciones, y postergarla más es hacerle un gran daño al olvidado Suroeste.
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