EN LA MUERTE DE LUCIANO LONDOÑO - Nota de Nelson Sica
Por Jaime Jaramillo Panesso
/Fuente: El Oriental/
El Dr. Nelson Sica nos habla de la muerte de don Luciano Londoño López, poco depués de la de Ricardo Ostuni, doble duelo de la comunidad tanguera toda, golpeada por la ausencia de dos grandes.
Te moriste sin tomarte el último whisky.
No alcanzaste a medir tu ausencia
en los girones de melancolía
que exhaló el viejo bandoneón.
Y ese despectivo giro que hiciste
para sancionar al disco hablador
del desengaño.
Nunca corriste detrás de un balón
ni montaste en la bicicleta inmóvil
del repartidor de cartas anónimas
donde decían que eras abogado
de un Gardel ahogado en tintas ológrafas .
Moscas debieron posarse en tus dedos artríticos
para firmar partidas de nacimiento
y escrituras de hipotecas
en tiempos de vacancia judicial.
Vos Luciano, el del agrio comentario
con lenguaje notarial
En tu pequeña república de barrio
con el ansia de ver por sus calles
tus viejos amigos y el café tinto
en las arrugadas manos de una mesera
que cantaba un tango y susurraba una cuenta
que dejaste de pagar
cuando eras estudiante de leyes.
Y todavía te cabía en el pecho
un domingo entero para escuchar
a Pichuco, tu padre natural de tu naturaleza
partida en dos por los amigos de las teclas
adustas del teclado de tu computador.
Te moriste sin tomarte el último whisky
que quizás hubiera cargado tus pulmones
de una milonga celestial.
/Fuente: El Oriental/
El Dr. Nelson Sica nos habla de la muerte de don Luciano Londoño López, poco depués de la de Ricardo Ostuni, doble duelo de la comunidad tanguera toda, golpeada por la ausencia de dos grandes.
Te moriste sin tomarte el último whisky.
No alcanzaste a medir tu ausencia
en los girones de melancolía
que exhaló el viejo bandoneón.
Y ese despectivo giro que hiciste
para sancionar al disco hablador
del desengaño.
Nunca corriste detrás de un balón
ni montaste en la bicicleta inmóvil
del repartidor de cartas anónimas
donde decían que eras abogado
de un Gardel ahogado en tintas ológrafas .
Moscas debieron posarse en tus dedos artríticos
para firmar partidas de nacimiento
y escrituras de hipotecas
en tiempos de vacancia judicial.
Vos Luciano, el del agrio comentario
con lenguaje notarial
En tu pequeña república de barrio
con el ansia de ver por sus calles
tus viejos amigos y el café tinto
en las arrugadas manos de una mesera
que cantaba un tango y susurraba una cuenta
que dejaste de pagar
cuando eras estudiante de leyes.
Y todavía te cabía en el pecho
un domingo entero para escuchar
a Pichuco, tu padre natural de tu naturaleza
partida en dos por los amigos de las teclas
adustas del teclado de tu computador.
Te moriste sin tomarte el último whisky
que quizás hubiera cargado tus pulmones
de una milonga celestial.