DOMINGO ESPECIAL‏

 Estupidez e ignorancia

Por David Ramírez

Al físico alemán de origen judío, Albert Einstein, se le atribuye una frase célebre y es que en la vida, tal como la conocemos, existen dos cosas infinitas; el universo y la estupidez humana. Se han escrito muchos libros y ensayos sobre la estupidez humana, uno de los trabajos más divulgados es “Las leyes fundamentales de la estupidez humana”,  escrito por el historiador y economista Carlo M. Cipolla.

Este intelectual, de origen italiano, nos dice en su libro que la primera Ley fundamental de la estupidez humana es que siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación, la tercera ley es que existen persona estúpidas que sólo causan pérdidas a otra persona o grupo de personas.  Para Cipolla, los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.


Pero cuando la estupidez se junta con la ignorancia, las cosas se ponen peor, porque a falta de información, nadie puede mantener a raya a los estúpidos. Por eso a los políticos, que son en su mayoría estúpidos,  les encanta la ignorancia. Se nutren de ella porque un pueblo ignorante, sin cultura, es un pueblo oprimido, fácil de manipular y gobernar.

Para el político estúpido, las falsas promesas y el afán por retener el poder es lo importante, llegan hasta el extremo de lo inimaginable.  No podemos disimular cuando los políticos del patio nos mienten, por eso revisemos casos donde la estupidez y la ignorancia cuando se juntan tienen un potencial dañino.

El caso de la Cañada de Papoy, donde en plena campaña electoral el gobierno de esa corporación llamada Partido de la Liberación Dominicana, asfaltó todas las calles de ese paupérrimo barrio a sabiendas de que el mismo estaba construido sobre el rio Tunino. Cuando asfaltaron la cabeza y cuenca del rio Tunino, nadie dijo nada, nadie alertó a la opinión pública de que lo que estaba haciendo el gobierno era una barbaridad, algo sin sentido que tendría consecuencias funestas para los mismos moradores de ese barrio.

Lo mismo ocurrió con la Ciudad Universitaria, el proceso de construcción duró siete años y fue entregada al pueblo con muchos vicios de construcción, pero lo peor de todo fue que los ingenieros nunca sospecharon que la obra estaba siendo construida sobre el cauce del rio arroyito. Nadie los alertó de la situación, ni siquiera los políticos estúpidos del Ayuntamiento Municipal.

Ya la vimos las consecuncias, estudiantes quitándose los zapatos para poder ingresar al centro educativo. Pero resultó sorprendente la forma pasiva y resignada como reaccionó nuestra población cuando se denunció que era una obra llena de vicios en su construcción. Eso solamente ocurre cuando la ignorancia mantiene a un pueblo ciego.

 El caso de la presa de Monte Grande, donde supuestamente el INDRHI había adelantado RD$ 40 millones para dar inicio de la obra, al final resultó que fue una mentira, que fue solo un abono a deuda contraídas por la rehabilitación y ampliación de la presa de Sabana Yegua.

Leyendo los diarios y blog digitales de la provincia, me llamo la atención que a muchos articulistas les indignó lo sucedido, pero olvidaron que Monte Grande ha sido desde su inicio una falsa. Acaso no recuerdan  la pantomima de Leonel Fernández dando el primer picazo para dejar iniciada una obra que no tenía presupuesto, ni estudio de suelo, ni plano, en fin nada.

Monte Grande fue un vil engaño bien vendido donde aquel día un político estúpido llamó a los barahoneros a declarar al faraón mentiroso  que nos gobernaba como el  “Redentor de Barahona”. Entonces, ¿Por qué se sorprenden  ahora de que todo fue un engaño? ¿Por qué callaron y no denunciaron aquel día  la fechoría de un gobernante y sus paniaguados contra un pueblo mal informado deseoso de una presa?

Por ultimo, el caso del Parque Turístico María Montes, ¿Por qué callan ante el vil engaño de que fueron victima los moradores de Villa Central con la dichosa pared? Los políticos estúpidos convencieron a los habitantes de Villa Central que es mejor para ellos y los turistas que admiren una pared pintada de garabatos que el paisaje del puerto, el Cayo y las aguas azules del mar Caribe.

Gracias a la ignorancia del pueblo barahonero es que los políticos estúpidos del patio han hecho del engaño su verdadero pasatiempo, porque esto les permite mantener privilegios que no posee el resto de la población.

(Trabajo publicado íntegro como lo envió su autor)

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