Cosas buenas que agradan para escribir
Por: CÉSAR MEDINA
La libertad de opinar todos los días, decir, comentar—y hasta “meter a veces la cuchara” donde no se debe--, deja satisfacciones que difícilmente se logren cotidianamente en el ejercicio de cualquier otra actividad.
Porque uno ejercita la mente, recrea los tiempos, los momentos, cada cosa, cada caso, habla de política, de deporte, de economía, critica, reconoce… Pero hay que tener conciencia de que cada opinión agrada a un oído y desagrada al otro.
La libertad de opinar todos los días, decir, comentar—y hasta “meter a veces la cuchara” donde no se debe--, deja satisfacciones que difícilmente se logren cotidianamente en el ejercicio de cualquier otra actividad.
Porque uno ejercita la mente, recrea los tiempos, los momentos, cada cosa, cada caso, habla de política, de deporte, de economía, critica, reconoce… Pero hay que tener conciencia de que cada opinión agrada a un oído y desagrada al otro.
Y en estos tiempos de avances tecnológicos, usualmente ambos oídos suelen hablar y expresarse, regularmente el que se siente agraviado. Y se agencia cualquier forma para hacerlo, regularmente mediante el anonimato digital. Que es lo único penoso y lamentable.
Porque el anonimato propicia y encubre el irrespeto, la mentira, la falacia, el engaño, la ira, el rencor, la envidia…
El nieto de Trujillo
En estos días me referí al exceso de un nieto del dictador Trujillo, el hijo de Angelita, que ha llegado al extremo de pretender convertir en victimarios a las víctimas de algunas de las barbaridades del régimen tiránico del abuelo.
Por todas las vías imaginables he recibido reacciones de todo tipo… Me quedo con las agradables, que han sido mucho más, casi todas opiniones juiciosas de gente de todos los niveles sociales, económicos, políticos.
Porque, reitero, el nieto de Trujillo tiene derechos consagrados en la Constitución y las leyes para opinar sobre cualquier tema. Y aquí insisto en que la ley mordaza del 62 que prohíbe la práctica trujillista es un anacronismo, una antigualla.
Pero nada ni nadie lo acredita para proferir acusaciones perversas contra los héroes y mártires de la dictadura. Y menos contra los dos sobrevivientes del ajusticiamiento del tirano .
Las hijas de Don Luis
Sobre ese tema las tres hijas del héroe nacional Luis Amiama Tió me remitieron la siguiente carta: “Le escribimos en calidad de hijas, y con satisfacción lo hacemos, para manifestarle nuestro agradecimiento por sus expresiones aparecidas en su columna “Fuera de Cámara” del miércoles 17 del corriente, publicadas en el Listín Diario, en particular las citadas sobre nuestro inolvidable padre Luis Amíama Tió.
“Él es nuestra honra y en una época en que muchas cosas parecen al revés, es muy enaltecedor para nuestros descendientes -hijas, nietos(as) y bisnietas(os)- las palabras vertidas por usted, como experimentado periodista, cuando cita: “….mientras participó en la política, Don Luis Amíama Tió se comportó a la altura de su condición de patriota y aún dentro de los errores que como humano pudo haber cometido en aquellos convulsos años del post trujillismo, su dignidad y el amor a su país estuvo por encima de cualquier interés espurio”.
“Así lo aprendimos de su vida, cuando en múltiples ocasiones vivimos momentos muy fraternos-- entre partidarios blancos, morados, rojos, verdes y otros-- compartiendo racionalmente en nuestro hogar, todos como líderes civilizados.
“Rogamos al Altísimo le conserve a usted el don del conocimiento y sabiduría para que pueda, en calidad de periodista y embajador, seguir orientando oportunamente a dominicanos y ciudadanos del mundo por caminos de verdad, bondad y vida. Así lo ha hecho usted en el pasado y aspiramos que continúe en el porvenir.
“De nuevo ¡Gracias del alma! en nombre de toda nuestra familia Amíama.
Haciendo votos por su ventura personal y familiar.
“Aprovechamos la ocasión para expresarle nuestro sentimientos de consideración personal. Le saludamos, muy atentamente, Ana María Amíama Diná, Altagracia Amíama Diná, María del Pilar Amíama Diná.
Lobarnechea1@hotmail.com
Ttrabajo publicadp íntegrpo como lo envió Agustín Perozo, con autorización de César Medina
