La escuela de Medicina en Barahona es posible‏


Por R. A. López Ynoa

Miembros del Patronato en reunión de trabajo

Los miembros del Patronato de la Universidad Autónoma de  Santo Domingo con sede en la ciudad de Barahona están esta vez inmersos en una tarea que para muchos resulta improbable y para otros, imposible en las actuales circunstancias.

Ya para 1969 se enfrascaron en otra tarea que para la época también resultaba ser una utopía e  irrealizable: la instalación del Centro Universitario Regional del Suroeste, CURSO, dependencia de la universidad estatal dominicana.
Hoy a 44 años de aquella epopeya cultural-educativa, el Patronato del CURSO está empeñado en lograr la creación de una escuela que ellos desde ya denominan como “Escuela de Medicina Barahonera-caribeña” con sede en esta ciudad. Otro sueño, otra utopía.

 Sobre esta iniciativa propia del legendario y mítico Hércules,  hay diversas reacciones que van desde el desdén hasta calificarla de absurda, y yo me atrevo a decir que ni una cosa ni la otra porque una escuela de medicina en Barahona es viable, es posible, sólo que hay que estar dispuesto a sortear las dificultades naturales y aquellas que se crearán para entorpecer su creación.

David Vólquez mientras toma apuntes


La idea que aún germina en las discusiones del patronato, hoy ampliado con sectores progresistas de la región, es la de una escuela de Medicina que satisfaga la demanda de formación profesional en esta área del conocimiento humano de toda la región sur del país y de países aledaños a Barahona de los que tradicionalmente hemos recibido estudiantes interesados en cursar los estudios de Hipócrates, pero que ante la inexistencia de los mismos se deciden por otras ramas del saber humano.

Voces que hoy desfavorecen esta iniciativa levantan como justificación el hecho de las condiciones sociales, culturales y económicas de la zona. Igual que las voces de aquella vez.

Sin embargo, a pesar de  los obstáculos que se tienen que vencer, la idea de una escuela de Medicina en la zona es viable, y los es, primero por necesidad, y segundo porque es una de las aspiraciones de formación superior que siempre ha estado anidada en el alma de los suroestanos.

David Vólquez, uno de los propulsores de la iniciativa, ha dicho que “de lograrse esta escuela de medicina en Barahona se instalarían nuevos centros hospitalarios, laboratorios donde nuestros coterráneos y de otros países estudiarían en mejores condiciones la medicina y una cascada de especialidades que beneficiarían a toda la región, previniendo muertes que suceden en el tránsito hacia la capital”.

La viabilidad de la Escuela de Medicina de Barahona

El Rector Magnífico de la Universidad Autónoma de  Santo Domingo, Maestro Mateo Aquino Febrillet, en una visita reciente a esta ciudad les comunicó a los miembros del Patronato su simpatía por el proyecto y les aseguró la formación de un equipo conjunto UASD-Patronato que trabajaría en la configuración e implementación del proyecto.

Por otra parte, la Embajada de Cuba en el país sólo está esperando conocer en detalle el proyecto para concretizar  “la negociación de un contrato de servicios por la asistencia técnica” que el hermano país está dispuesto aportar en aras de la creación de la Escuela de Medicina en Barahona.

Todos conocemos que el Estado Cubano fundó en 1999 la Escuela de Medicina Latinoamericana (ELAM) en la que estudiantes de esta región han estudiado, y continúan estudiando, con becas pese a las limitaciones de su gobierno.

De igual manera, ya se tiene contacto con dirigentes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América quienes en primera intención han mostrado su disposición de cooperar con el proyecto.

Ya en el aspecto local se prevé la articulación institucional y operativa de la red de Salud-hospitalaria y de otras entidades públicas y privadas de la región suroeste del país, incluyendo a la de Peravia, entiéndase Baní y San José de Ocoa, la que posibilitará la posesión de los recursos humanos, académicos,  tecnológicos y de infraestructuras, necesarios para el desarrollo de una escuela con fisionomía propia y  para la certificación de la carrera de la que egresarán los futuros médicos con estándares de competencias internacionales.

Decíamos más arriba que éste es “otro sueño, otra utopía”, pero el mundo está lleno de realizaciones que en sus inicios sólo fueron sueños, sólo fueron utopías.
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