Mil 200 toneladas de caña incendiadas, “un acto criminal”
POR: ALEJANDRO SANTANA
No tiene otra calificación, razonable, pero la pregunta obligada es, ¿a quién beneficia esa acción?. No creo que haya beneficiado, porque toda empresa por explotadora que sea, deja algún beneficio a sus obreros y a la comunidad donde está instalada.
La industria del azúcar, junto a la del café, fue durante muchos años nuestra fuente económica, fue nuestra espina dorsal en la economía del pueblo dominicano.
Fue así en el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo, lo siguió siendo en los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer, durante el del PRD, y en los primeros años del gobierno del PLD, a tal punto que el CEA soportó también una nomina morada.
A la industria azucarera, le hicieron daño los partidos políticos nuestros, todo el que gobernó coloco a los “compañeritos”, en las nominas de los ingenios del Estado a tal punto que se tuvo que recurrir a la privatización.
Recuerdo que ya en el proceso de privatización, Oscar Santiago Batista, a la sazón director del CEA, dijo que esta era necesaria para la sobre vivencia de los ingenios, fundamentando sus consideraciones a que los partidos del sistema que les había tocado gobernar colocaron como “botellas a sus adeptos, incluyendo al suyo, el PLD.
Muchos dicen que esa privatización ha sido traumática, pero en honor a la verdad, si este no hubiera sido uno de los privatizados, estuviera cerrado y sus maquinarias vendidas como chatarras a metaleros.
La historia dice que sus primeros arrendatarios fracasaron, se marcharon, se les devolvió su dinero y surgieron otros arrendatarios los hoy Consorcio Azucarero Central, que durante todos estos años lo han mantenido produciendo.
Estas personas del CAC, han tenido la habilidad o los conocimientos de mantenerlo produciendo, han mantenido motorizada la economía en la región con sus pagos cada quince días.
Hay quienes dicen que no pagan lo que debieran pagar, desconozco que dice la ley en ese sentido, mantienen una empleomanía activa, la que les rinde una labor, no tienen las numerosas botellas de antaño.
Pero frecuentemente reciben ataques de “personeros”, son saboteadas sus fincas con la quema de su materia prima, de forma inconsciente se levantan comunitarios en las zonas donde tienen presencia reclamando cosas que no son de la competencia de la empresa.
Y no son de su competencia, resolver problemas de viviendas, de luz, hasta de agua, de escuela, de dispensarios médicos, aunque en muchos casos ha hecho contribuciones significativas a estos.
Sería bueno que se entienda que estos inversionistas, pagan sus impuestos al Estado, que existe una ley que obliga al Estado a invertir parte de esos beneficios en esos lugares para mejorar las condiciones de vida de esos lugareños.
No obstante eso, las gente del CAC hace aportes significativos, tienen escuela en algunos bateyes, escuela para capacitar a obreros y comunitarios, empresas para producir, peses, leche, queso y hasta yogur.
Es decir que aunque se parta del hecho de que no “pagan lo justo”, como dicen algunos, están contribuyendo en esa zona a la sobre vivencia de muchos.
Partiendo también del hecho de que no son los mejores, pero tan poco los peores, la pregunta obligada, seria, ?quién atiza, las protestas contra ellos, las malas e interesadas notas discordantes, y quién manda a quemar sus caña¿.
Pero más aún que beneficio creen sacar los que realizan esos actos criminales, que aunque perjudique a la empresa, los mayores perjudicados son los obreros, pues con las pérdidas recibirán menor ganancia a la hora de otorgar los bonos a finales de zafra.
Sería bueno que los residentes en las zonas donde se cultivan la caña para el azúcar, reflexionaran, y entendieran que la quema de estas es un acto criminal que también los perjudica a ellos.
Que en la medida en que los inversionistas dejan de recibir beneficio su situación empeorara en esas zonas, y sería bueno que cada comunitario se convierta en guardián de esa materia prima.
Porque en la medida en que a una empresa le va bien a sus obreros les va bien y a los residentes de esas comunidades les irá también bien porque la economía se motoriza cada vez que se realizan los pagos a obreros.
Asumamos la experiencia de los obreros de zona franca, que se quejaban por los salarios, pero donde esta ha tenido que cerrar, han sido centenares de obreros y obreras que han ido a la calle y sus capacidades económicas se ha agrietado sustancialmente.
Las normas del buen vivir, indican que cuando usted no está conforme con algo, debe protestar, pero su protesta no debe efectuarse al punto de que afecte a otros, las propiedades privadas no deben destruirse y no debemos jugar al caos.
Pues en este caso el jueguito de la quema de caña de manera intencional, solo nos afecta a nosotros los que vivimos en esta región donde el CAC, motoriza nuestra economía con sus pagos cada quince días y la quema de la caña solo es un acto criminal que las autoridades deben investigar.
/Fuente: Ecos del Sur/