Tiene 15 años e hizo un gran hallazgo científico‏

 
Neil Ibata, hijo de un astrofísico de Estrasburgo, publicó en la revista Nature una explicación sobre su descubrimiento relacionado con las galaxias enanas de Andrómeda

Un estudiante quinceañero descubrió que las galaxias enanas cercanas a Andrómeda se mueven rotando alrededor de la gran espiral en un mismo plano.

Neil Ibata aplicó lo aprendido sobre vectores en su instituto usando un programa informático ideado por él y acaba de hacer su primera publicación contando su hallazgo en la prestigiosa revista científica Nature, apareciendo en su portada, según una nota que publica Le Figaro.

"Supongo que no se tiene todos los días la oportunidad de publicar en Nature", declaró el joven al diario Le Figaro. Ibata contó que hizo un curso sobre el lenguaje informático Python y que su padre le propuso aplicar el programa "para visualizar los datos sobre la galaxia Andrómeda que había reunido durante años con su equipo".

Entre 2008 y 2011, los telescopios Canadá-Francia-Hawai y el estadounidense Keck tomaron millones de datos e imágenes de Andrómeda y de sus galaxias vecinas, pero el quinceañero fue el primero en apreciar que la mayoría de esas pequeñas galaxias parecía rotar de forma sistemática. "Al principio no entendí bien las implicaciones que eso podía tener", declaró a la revista.

En tal sentido, su progenitor explicó a la publicación que esas galaxias enanas están reunidas en un disco muy plano de más de un millón de años luz de diámetro que gira lentamente alrededor de sí mismo. "Desde hace algunos años los astrónomos piensan que las galaxias cercanas a grandes estructuras con Andrómeda o la Vía Láctea no están repartidas de forma aleatoria. Yo mismo no estaba convencido porque eso suponía poner en cuestión las teorías existentes sobre la materia negra y la formación de las galaxias. Y esperaba que nuestras observaciones iban a permitir demostrar que las predicciones eran erróneas".

No obstante, la agudeza visual del joven aportó la prueba irrefutable de que la intuición era cierta y Nature publicó el hallazgo en su portada. 

Fuente: Le Figaro
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