ESTADO-NACION O SUBIDO EN EL PALO.
La supervivencia y la construcción de obras
de todo tipo son inherentes a la humanidad A.C. y D.C. (Antes y Después de
Cristo). Hace algunos años era inconcebible la llegada del hombre a la luna y
el mundo globalizado en que vivimos. De generación en generación se observan
cosas nuevas.
No hay nada escrito porque el mundo, al igual que la mente humana, es evolutivo y cambiante.
No hay estática sino dinámica. Los hechos simplemente suceden y el tiempo pasa para concluir con lo que se conoce como realidad, dentro de la cual el ser humano es el principal protagonista.
Los hechos y realidades son historia o ciencia, lo demás es fábula o lógica interpretación.
No hay nada escrito porque el mundo, al igual que la mente humana, es evolutivo y cambiante.
No hay estática sino dinámica. Los hechos simplemente suceden y el tiempo pasa para concluir con lo que se conoce como realidad, dentro de la cual el ser humano es el principal protagonista.
Los hechos y realidades son historia o ciencia, lo demás es fábula o lógica interpretación.
Aunque el Almirante descubre América en 1492,
para este análisis que esperamos sea constructivo, nos remontaremos al 1930
(438 años después del Descubrimiento y 62 antes del V Centenario), cuando
Rafael Leonidas Trujillo Molina toma el poder en Santo Domingo. Cabe
preguntarse qué tipo de país era la República Dominicana en 1930 de
acuerdo al desarrollo alcanzado 438 años después del descubriniento de
América. En los 31 años de la Era de Trujillo (1930-1961), y para dar
inicio a este ejercicio que denomino "República Dominicana:
Estado-Nación", hubo una obra física de gobierno que hay que cuantificar y
clasificar de igual manera que en los gobiernos que sucedieron al de Trujillo
hasta el 2012. Se trata de la aplicación de la metodología de la
investigación partiendo del inventario de obras de infraestructura o
físicas construidas hasta el 2012, es decir, 520 años después del
descubrimiento. Pero más que nada se trata de 82 años (1930-2012) “que hay que
pesar”, o de una forma de hacer historia “con la mano en la masa” paralela a
otros parámetros inherentes a su objetividad con la finalidad de definir el rol
de la República Dominicana como Estado-Nación con fuerte identidad cultural y
fuerte integración socio-política. Aunque parezca raro, la identidad y
fortaleza de un país está en relación directa con su destino. Para mayor
información: "El crepúsculo del Estado-Nación"
(www.unesco.org/most/francais.htm), donde se interpretan las funciones claves
del Estado-nación, visto en sus dimensiones económicas como sociales como
promotor del desarrollo, el regulador de la actividad económica y el mediador
de los conflictos sociales.
El periodista y escritor Juan Romero
Deláncer, en su libro "Desembarco de la Gloria" (Pág.29), dice: "Hasta el ascenso de Trujillo en 1930, la nación dominicana
había recorrido como República ochenta y seis años repartidos entre invasiones,
una anexión a España, la epopeya de la guerra restauradora y una cadena de
contiendas civiles que culminarían con la primera de las dos intervenciones
militares norteamericanas en el pais en lo que va de siglo" (se refiere al
Siglo 20). Podríamos decir que en 82 años como República (1930-2012), el país
ha experimentado una dictadura, gobiernos provisionales, una intervención
militar norteamericana, tres partidos políticos mayoritarios, endeudamiento
externo, varios acuerdos con el FMI, invasión pacífica de haitianos, déficit
fiscal, enriquecimiento ilícito e impunidad. Por eso la importancia del
inventario físico.
Estamos hablando de un país bautizado con el
nombre de República en 1844. De un país donde solo la Constitución define al
Estado al que hoy dia hay que reconocerle la prohibición de un tercer mandato
consecutivo de cuatro años, pero con el salvoconducto al candidato
reelecionista de seguir "subido en el palo" en un nuevo proceso
electoral. Esto quiere decir que el país subsiste como República, no como
Estado-Nación, independientemente de su condición de país "con recio
espíritu hispánico, homenajeado por un Melendez y Pelayo", al que
alude el Lic. Manuel A. Peña Batlle, en su carta de fecha 6 de noviembre de
1945 dirigida al Dr. Jorge Mañac, Ministro de Relaciones Exteriores, Habana,
Cuba. Pero aquí no se trata de la impotencia ante "el continuo avance de
factores sociales absolutamente negativos de nuestra razón de ser española y
católica", como dice Peña Batlle en su carta al Ministro, sino mas bien de
la "impotencia ante el continuo avance de factores sociales absolutamente
negativos" que perturban el rol de Estado-Nación de la República
Dominicana.
Como parece ser la norma, cada gobierno
o parcela política alaba su obra física, dentro o fuera del poder o
durante la época de elecciones. Alabar, enumerar o potenciar la obra
física de una dictadura suena como una mala palabra, pero no en democracia. Si
son obras de gobierno, cuál es la diferencia? Es que unas valen más que otras?.
Si le buscamos la respuesta a esta pregunta hay mucha tela por donde cortar y
hasta se le podría encontrar la quinta pata al gato. De manera paralela el tema
político, sea en democracia o dictadura, es delicado y complejo, donde la
demagogia, el clientelismo, o una combinación de la política con la
justicia, "ponen la historia contra la pared”. Dentro de este
contexto, y teniendo la democracia como prerrogativa, la familia Trujillo bien
podría involucrarse por el tema que ahora se plantea, no tanto por razones
familiares sino por su parentesco y contribución con la historia y la
democracia. Para que no haya dudas, nos estamos refiriendo a
aquellas obras de infraestructura o físicas del régimen de 31 años que de
igual manera se construyeron y construyen en democracia. En una ocasión
Juan Bosch dijo: "Trujillo fue un mal gobernante pero supo gobernar".
Esto puede interpretarse de mil maneras, lo que no puede mal
interpretarse es el valor material-histórico del inventario físico de
la Era de Trujillo.
Pero al final, sea dentro o fuera de los
gobiernos pasados, presentes o futuros, o durante los períodos
electorales, las parcelas políticas cacarean sus obras físicas.
En muchos casos se oyen expresiones como: "algo nunca visto en la historia
del país", para exaltar y diferenciar las realizaciones
materiales entre un gobierno y otro con la finalidad de atraer
simpatizantes. Puede ser que el que real o supuestamente dice o hace más,
dependiendo de la intensidad del grito o cantidad de obras (u otros
medios), no le haga un bien a la democracia y al rol del país como
Estado-Nación. El cacareo más bien es una “conquista” de la democracia o
dictadura o de la parcela política "que se sube en el palo", no hay
ninguna diferencia, pues como dice el refrán: "en todas partes se cuecen
habas". Esta es solo una de las razones por las cuales este
análisis abarca un período de 82 años (1930-2012) para, entre otras
conclusiones, determinar el grado de desarrollo económico y social
alcanzado por la República Dominicana en relación con su "patrimonio
físico" y su contribución con el rol de Estado-Nación. Esta
metodología de la investigación aplica a los sucesivos períodos de gobierno a
partir del 2012 para minimizar frases como: “el gobierno anterior nada hizo
por resolver los graves problemas del país” (lo que no conduce a
nada) y otra fraseología propia de la demagogia y el clientelismo
político, para contribuir con la madurez de la democracia y el quehacer
político del país como Estado-Nación.
Es
aquí donde la historia tiene que hacer un paréntesis para reconstruir los
hechos. El aspecto político del día a día es asunto de la democracia, de su
fortaleza o debilidad, no de una historia que hasta ahora solo se ha limitado a
registrar los hechos partiendo del descubrimiento de América. Sin embargo, la
historia puede ayudar al fortalecimiento de la democracia con la evaluación de
la República Dominicana como Estado-Nación para determinar qué tan fuerte o
débil son las instituciones y su infraestructura física para seguir adelante.
De lo contrario siempre veremos más de lo mismo hasta que se imponga el devenir
de cualquier acontecimiento. No estamos hablando de amenazas contra la democracia
sino de su fortalecimiento, pero nadie puede controlar los imprevistos que
como Estado-Nación tienen efectos menos traumáticos o desvastadores en
aras de la convivencia pacífica. Sin embargo una cosa hay que decir: el
cacareo de obras de gobierno hay que desligarlo de la Cosa Pública. La
corrupción y el enriquecimiento ilícito no tienen ninguna diferencia en la
dictadura o democracia por lo que son contados los gobiernos dominicanos que
han liberado una delicada materia llamada Cosa Pública. Hemos planteado
la continuidad de la República Dominicana como Estado-Nación pués como
República la democracia se ha limitado a realizar elecciones cada cuatro años
permitiendo a cualquier parcela política "subirse en el palo". Puede
decirse que la República Dominicana como país "aguanta todo". Pero no
soy el dueño de la verdad o versión que me permite la lógica interpretación,
sino la historia.
Por Luis Eduardo Díaz Franjul
eduardofranjul@yahoo.comPor Luis Eduardo Díaz Franjul