TRAS LAS REJAS‏

Por Cándida Figuereo, Periodista
 
Estamos todos tras las rejas, salvo aquellos que por razones extremadamente precarias se ven imposibilitados de costear lo que cuesta estar encerrados en su propio hogar.

Es que para quedar prisionero en la casa o apartamiento hay que pagar por lo menos 10 sueldos mínimos para poner hierros rústicos en puertas y ventanas, ya que por ambos lugares entra cualquier intruso para hacer de las suyas.

Peor aún, los propios hierros no son garantía de estar libre de que penetren  a su sagrada vivienda porque los “gatos”, salvando el propósito, tienen más habilidad  que el afamado Macgyver, deshacedor de entuertos en la serie de televisión con este nombre.

 Richard Dean Anderson, quien interpreta a MacGyver, es un antiguo agente de las Fuerzas Especiales estadounidenses y ahora trabaja para una agencia privada que se dedica a hacer el bien y a defender la justicia. Probablemente, no pocas desearían estar bajo su protección.

 Los hierros son una simple forma de hacer un poco más difícil el acceso a los intrusos que viven acechando, y si la casa está sola puede encontrarla vacía.

Tampoco hay seguridad si usted camina por las calles o va en auto. Por doquier un atrevido le sale al paso para despojarle de prendas, cartera o mochila. Mientras, las madres temen por sus hijos.

Cunde el pánico, al extremo de que cuando alguien se le acerca se piensa si será de los buenos o de los malos. Si anda en motor, ni se diga.. En fin, no importa el color de piel o ropaje, ya no se cree en nadie.

¿Qué hacer? Toca a las autoridades revertir esa situación aplicando la ley pura y simple, al margen de rango y relaciones. Se precisa recobrar la confianza.

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