ELLAS Y EL CHE


Por: Martín Guevara
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Yo he optado por abrazar el lema de “lo que importa es el procedimiento no el objetivo” invirtiendo el orden de los factores y alterando el producto de su conocido negativo que reza que “el fin justifica los medios”.

Si alguien persigue el mismo objetivo final que yo pero con métodos que no apruebo, lo más probable es que termine por desaprobar también sus fines.  Y viceversa.

Por eso tengo mis recaudos, mis pruritos, mis inconvenientes con todo lo que significó la Izquierda, pero importante recalcar que exclusivamente con la que llegó y se eternizó en el poder, a través de la famosa premisa de: “ahora me toca a mí”.


Ningún “club” me parece tan bueno como para garantizar mi inscripción incondicional, simpatizo con los comunistas españoles, los norteamericanos o los literarios, aquellos que adscribieron más a la  disidencia, a la divergencia, al enfrentamiento a lo establecido, que a los obsecuentes que solo adhirieron a esta denominación para hallar beneficios en el poder. Estos proceden de igual forma que la derecha cuando sostiene el sartén por el mango, para sostenerse recurren a la represión, la confusión,  la mentira, a las atrofias a que conducen el amor incondicional al trono y la corona. A la estrella y el laurel.


(Laureles dorados y estrella roja Be bop)

Son  los métodos los que me sitúan en favor,  opuesto o indiferente a un determinado plan, y no el fin o la ideología declarada, y veo que Cuba sucumbió a esa tan desgraciada costumbre hispánica del “Caudillismo”, que nos dejó Iberia metida hasta los huesos, esa necesidad de paternalismo, esa tendencia a confiar todo al poder a quien los maneje con mano suficientemente hábil y recia.

No soy feminista, pero sí un soñador de la igualdad de posibilidades para todas las personas sin distinción de ninguna clase, y no fue la excepción de la regla el rasgo marcadamente machista de las Revoluciones y de los reclamos y logros de los revolucionarios , en tanto que en general las sociedades están construidas desde la masculinidad incluso más que desde el machismo. Desde el simple diagrama de una casa, hasta los barrios, los edificios, los objetos, etc., concebidos desde un concepto fálico, en lo estético y en la esencia.
(Ernesto con su primera esposa Hilda y su hija Hildita)

Me gustaría apuntar que el comandante de la Revolución cubana Ernesto Guevara, si bien podría considerarse machista bajo un prisma más o menos sofisticado de hoy ya que por ejemplo usaba en sus convocatoritas la exhortación a la virilidad, a la hombría, no es menos cierto que en el universo de los hechos, se conducía de manera muy distinta a la percepción general hacia la mujer en su tiempo, habida cuenta que en su casa tuvo la oportunidad de ver como su madre fue una mujer  militante, rebelde, culta, montaba a caballo y nadaba mejor que l mayoría de los hombres, fumaba, usaba el pelo corto a lo garzón, era precisa en tiro al blanco con armas largas y cortas, y lo más importante que vio el comandante Ernesto desde chiquito, fue que su madre era con diferencia, tan o más temeraria que su padre, aun cuando este era todo un aventurero. También tenía dos hermanas arquitectas y portadoras de un carácter, determinación e independencia fuera de lo común. Claro que en la práctica, tanto en esa casa como en las de alrededor, las decisiones finales seguían siendo cosas de hombres.

(Ernesto Guevara con su madre Celia de la Serna)

Creo que en este terreno como en varios otros él era de la convicción que cualquier grado de práctica convenía más con creces que el mejor de los proselitismos. Así lo atestigua la realidad, las mujeres que tuvo Ernesto como parejas siempre fueron mujeres de carácter fuerte, inteligentes, tendientes a la independencia, compañeras en un sentido integral, de diferentes estilos pero con un rasgo común, que  no le sirvieron de ayudantes sino que le aportaron.

Ya fuese desde su inseparable amiga Tita Infante con quien compartía los aprendizajes de filosofía y literatura, Carmen “ Chichina” Ferreyra quien era cualquier cosa menos una mujer sumisa, su primera esposa, compañera de lucha y su maestra en militancia así madre de primera hija, Hilda Gadea,  su primera compañera en la Sierra Maestra la campesina Zoila Rodríguez, de un gran valor y que le aportó conocimientos de la medicina popular, su segunda esposa y madre de cuatro hijos Aleida March, mujer de gran valor procedente de la lucha clandestina contra el régimen de Batista,  así como la valerosa Tamara Bunke, conocida como Tania la Guerrillera, quien cayera en combate en Bolivia, por quien Ernesto sintiera una gran admiración. Ninguna de ellas destacadas como cocineras ni como cosedoras de calcetines.

(El Che con Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre)

El uso del poder de la cúpula cubana después de más de cincuenta años, ha sepultado lapidariamente toda intención inicial de reformas de los reflejos retrógrados de la sociedad que le precedía.

Por esto quería hoy compartir mi sensación, de que el sitio más propicio para la metamorfosis de la sociedad, el contorno más adecuado para toda revolución evolutiva, se reduce a uno mismo y su entorno. Si no podemos educar ni modificar nuestros más primitivos impulsos en ese reducido pero ineludible ámbito ¿ Qué experiencia y autoridad moral se supone nos asistiría en su aplicación a gran escala?
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